Memoria Histórica

El Proyecto Renée Lafont da casi por seguro que se localizó su cuerpo en el cementerio de la Salud

El ADN de una pariente lejana de la primera mujer periodista muerta en un conflicto bélico, asesinada por los franquistas, podría confirmar definitivamente su identidad para ser repatriada a Francia

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photo_camera El nombre de Renée Lafont aparece en el cementerio de Nuestra Señora de La Salud FOTOS: LAURA MARTÍN

Renée Charlot Amelie Lafont Quest era demasiado 'luminosa' para una época oscura y retrógrada como la que quiso retratar en sus crónicas periodísticas, y por eso acabó en una fosa común del cementerio cordobés de Nuestra Señora de la Salud. Culta, inteligente, seguramente echada para adelante y con carácter, novelista ('La llamada del mar' o 'Los convictos de la sensualidad'), famosa en los años 20 del siglo pasado en su Francia natal, una de las mejores hispanistas de su época, traductora de Blasco Ibáñez y periodista capacitada para hablar hasta cinco idiomas, por señalar algunos elementos que la definían.

"La detuvimos porque llevaba pantalones", reza en los informes oficiales que se han investigado sobre su caso, y acabó fusilada el 1 de septiembre de 1936, con un muro mohoso a sus espaldas de Arroyo del Moro, como les sucedió a otros 2.000 represaliados por el franquismo en ese cementerio, y a otros tantos en el camposanto de San Rafael.

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Había llegado a España como enviada especial de un periódico socialista francés, el 'Populaire' de Léon Blum, y eso tampoco jugaba a su favor, y estaba totalmente rodeada de hombres porque el periodismo también estaba casi relegado al sexo masculino, salvo honrosas excepciones como eran su caso o el de la corresponsal gráfica de guerra Gerda Taro (Robert Capa). Olía a Guerra Mundial y en España se estaba calentando el fuego que abrasaría el mundo con una Guerra Civil donde las dos caras del mundo experimentaban nuevos horrores bélicos que aplicar.

Una historia demasiado golosa para una periodista de raza que acabó sus días en una de las ciudades más bonitas del mundo, pero que por aquel entonces también mostraba un rostro monstruoso deformado por el conflicto bélico.

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Cuando la fusilaron ya tenía alojada en una pierna una bala disparada por un fusil. Y la pregunta que cualquiera se puede hacer al conocer su historia es por qué se asesinó a una corresponsal de guerra, que razones llevaron a detenerla y quiénes acabaron con su vida. Esos interrogantes son los que quiere desvelar el Proyecto Renée Lafont, que surgió hace dos años a raíz de una información sobre su figura en la investigación que realizaba sobre ella el teniente coronel farmacéutico Patricio Hidalgo.

Su figura es doblemente interesante porque esta considerada como la primera mujer periodista asesinada en un conflicto bélico y sencillamente como mujer. Porque, tal y como ha recordado esta tarde en Córdoba el presidente de la Asociación Aremehisa, Rafael Espino, hubo al menos tres franceses más que fueron fusilados en Córdoba (Edmond Padovani Maltusi, de Marsella, Roger Maurice y Léon Truman), así como 36 personas más de distintas nacionalidades que también perdieron la vida en esta ciudad.

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En el Registro Civil  hay 32 mujeres inscritas, entre ellas la propia Renée Lafont, de un total de 1.007 víctimas, es decir el 3,2% de la represión oficial en Córdoba. Pero en los libros de enterramiento del cementerio, sobre un total de 2.307 asesinados hay 106 mujeres.

El nombre de Renée se inscribió en el Registro Civil dos meses más tarde de su asesinato y "no consta registro documental alguno sobre ella en ninguno de los dos grandes cementerios de Córdoba", ha apuntado Espino.

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Según la documentación oficial, fue detenida el 29 de agosto de 1936 por las tropas golpistas de Franco, que tendieron una emboscada al vehículo que le llevaba. Esta cubriendo los combates de Córdoba y los franquicias la llevaron herida ante un 'tribunal' militar que la condenó a muerte por mostrar "simpatías republicanas", ya que le encontraron documentación con la hoz y el martillo y decían que estaba en contacto con Marcel Martinet, que en los años 20  fue uno de los responsables del movimiento literario proletario 'l’Humanité'.

Así, el pasado día 7 de febrero, en los trabajos de exhumación de La Salud apareció y se exhumó, entre las 12.00 y las 13.30 horas, presuntamente su cuerpo. Un hallazgo que tuvo su reflejo en la prensa internacional. Todos los indicios indican que es ella, ya que se trata de la zona de la fosa donde se sospechaba que estaba y además el cuerpo mostraba un impacto de bala Mauser alojada en su fémur derecho y su edad, tenía 58 cuando murió, la delata sobre el resto de cuerpos que son bastante más jóvenes que ella.

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"No tenemos aún la seguridad", ha señalado, por su parte, Jean Ortiz, de la Asociación Caminar, formada por 17 asociaciones, y cuya abuela también fusilada (pero no localizada). Para eso hace falta una última prueba, que es la del ADN. Y eso se va a conseguir gracias a que se ha logrado localizar a una pariente lejana suya, de séptima generación (pariente de la abuela paterna de Renée), Maïtena Biraben, que casualmente es periodista y famosa (trabajó en el Canal + y ahora está en la radio) y que ha mostrado su firme decisión de llegar hasta el fondo de este caso.

Una causa que no será meramente la suya propia, a pesar del revuelo que ha levantado en Francia, donde han surgido voces para que el Gobierno de Emmanuel Macron la extradite y le dé una sepultura digna, a ser posible en el cementerio del Père-Lachaise, donde están enterrados los héroes de Francia, sino que "queremos que su caso abandere a los 4.000 fusilados en Córdoba; queremos que sea la Renée colectiva, la Renée 4.000".

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Todavía no se sabe cuándo se sabrá con certeza si es o no su cuerpo, pero hay una seguridad muy alta (al 90%) y entre tanto, desde la Fundación Garzón, muy involucrada con el caso Lafont, van a rescatar su memoria. Así, según María Real, en la web de la Fundación hay un área dedicada a la Memoria donde se va a incorporar su historia, al tiempo que se llevó su caso a unos cursos de verano en la Universidad de Jaén, donde los alumnos la estudiaron y propusieron medidas de reparación, como exhumar su cuerpo y repatriarlo a su país. "También llevaremos su historia a un ciclo de conferencias que estamos haciendo con el Instituto Cervantes en París", ha añadido.