Cultura y espectáculos

Cuando la música se hace una con el público

La Orquesta ofrece un magnífico regalo a la ciudad en La Axerquía con un concierto de película bajo la genial batuta de Inma Shara

Ya le hubiera gustado al Festival de la Guitarra haber tenido un lleno como el de ayer por la noche en el Teatro de La Axerquía para el Concierto de Película que, literalmente, ofreció la Orquesta de Córdoba con motivo de su 25 aniversario a un público que supo arropar a sus músicos y que recibió a cambio un verdadero regalo musical.

Hasta la bandera para contemplar al 'Hada de la batuta', la directora Inma Shara, impecable en su ejecución, amable en sus palabras, apasionada al frente de la Orquesta, sin temor a la responsabilidad de sacar adelante uno de los retos principales de la formación musical que se sabía de antemano que iba a ser muy popular. Sólo la selección del programa ya era llamativo y si bien se echa de menos alguna que otra banda sonora de genios como Danny Elfman o temas épicos que no hubieran sonado fuera de sitio, como hubiera sido el caso de 'Superman', de John Williams, es de esperar que no se hagan de rogar para próximas ediciones, porque un concierto como el de ayer no tiene que esperar a que se celebre aniversario alguno para poder disfrutar de él, sino que debería de ser una cuestión casi anual.

La Orquesta suena de película. Así lo dio a entender Máximo Ortega, encargado de hacer de maestro de ceremonias aportando su pinceladas de humor a una noche excelente en clima y sonido, y así lo hizo saber el público cuando le cantó al final del todo el 'Cumpleaños feliz', tras un delicioso bis con 'Cantando bajo la lluvia' (sin Gene Kelly) y una prolongado aplauso que tuvo que sonar hasta en la Muralla.

'Piratas del Caribe', una impresionante y muy particular versión de 'La Pantera Rosa' (que es de esperar que se haya grabado para la posteridad), 'El Puente sobre el río Kwaï' (que unos pocos se atrevieron a silbar' o 'Los siete magníficos' rompieron la noche con elementos épicos después de una primera parte más romántica en la que brilló con luz propia la versión de 'La vida es bella' o 'Memorias de África', aunque quizá se hizo en exceso larga 'Bailando con lobos', no por cómo la interpretó la Orquesta, sino por la obra en sí.

Como apoteosis final, 'La Guerra de las Galaxias', del maestro Williams, que arrancó sonrisas y provocó que más de uno aguantara las lágrimas de emoción.

Una noche fantástica para la posteridad.