ARTE

Javier Bassecourt: el pintor de las luces de Córdoba

Seguramente lo hayan visto en las calles de la ciudad, desde hace dos años en la zona de las Tendillas. Córdoba tuvo al pintor de la musa morena hace décadas. Ahora tiene al de sus cielos
Javier Bassecourt
photo_camera Javier Bassecourt

Lleva dos años pintando en torno a la Plaza de las Tendillas, antes hizo lo propio con las Iglesias Fernandinas y pasó dos años debajo de un limonero en el Patio de los Naranjos. Hace décadas Córdoba tuvo en Julio Romero al pintor de la musa morena, ahora tiene en Javier Bassecourt al artista que refleja su luz. O sería mejor hablar de luces.

Con formación en la facultad de Bellas Artes de Sevilla pero con vinculación otras escuelas, sobre todo madrileñas, el cordobés Javier Bassecourt pinta siempre en la calle. "La calle aporta todo, si hace frío le puedes sacar el partido a que haga frío, y sobre todo conoces a gente, vives el momento y el cambio de luces". Por eso antes dijimos luces y no luz: "En este cuadro el cielo ha cambiado varias veces porque ha estado nublado varios días y ahora hay un cielo espectacular". Bassecourt estira la últiam 'a' y la 'erre' de espectacular de puro asombro ante lo que se encuentra y casi ninguno reparamos. 

Javier Bassecourt 3

Siempre utiliza la técnica de óleo sobre tabla. Medio en broma medio en serio nos cuenta que esta elección se debe a una decisión económica pero no exactamente por motivos de dinero: "a veces me enfado y le pego castañazos". Y puestos a pegar castañazos (ocasionales) el lienzo es más caro y más difícil de arreglar. ¿Por qué esos enfados? Vuelve a ser la calle, pero su otra cara: "Hay cosas que se te escapan, pero es también lo bonito de estar aquí, en la calle todo es móvil".

Y he aquí la movilidad: "Este cuadro es de luz de la una y media, pero mira, ahí en la torre el reflejo, eso voy a intentar añadirlo". Bassecourt llega a tener hasta tres cuadros distintos por días con diferentes perspectivas: uno de mañana, otro de medio día y otro de tarde-noche. "Nadie ve los cielos, nadie ve las luces, a veces hay quién me dice es más bonito que en la realidad... no es más bonito, es sólo que yo lo observo y la gente no suele mirarlo". 

Para el artista la Plaza de las Tendillas "es como un reloj solar donde van entrando las luces". Y va hasta el detalle: "En agosto la luz entra por Gondomar y es maravillosa, ahora por la tarde entra por la calle Málaga, pero por la mañana desde Claudio Marcelo". Todo ello lo expresa con más que notable entusiasmo, se diría que con pasión por la pintura y por la propia ciudad. "La gente que pasa me da fuerzas, me ayuda...alguno hasta me ha dado un euro aunque no pido dinero", bromea. "Otros me pitan para pasar con los coches porque me quedo mirando el cuadro y no me doy ni cuenta de que están ahí".

Javier Bassecourt 2

Con respecto a los arreglos vean el cuadro de las fotos. Pues bien, el pintor cordobés nos explica que anteriormente fue un cuadro de la Mezquita. Debajo de las Tendillas se podría encontrar otro cuadro ahora completamente oculto al ojo humano gracias al oficio, la pericia y la técnica. Queda ahí la anterior obra como un peculiar "resto arqueológico", curiosamente en las pinturas que reflejan a una ciudad repleto de ellos. 

En los cuadros Bassecourt apunta cosas que debe de enmendar. Y así en este en concreto se puede leer en algunos puntos expresiones como "sucio", "me sabe a poco" o un sencillo "no". Una vez corregido lo que las notas señalan pasan a quedar desapercibidas. Como la mencionada Mezquita oculta.

Todos estos cuadros de las Tendillas, en concreto una selección de 30, están destinados a una exposición en la sala Cajasol que se inaugura el 7 de mayo. Se trata de una monografía de los cambios de la luz y las estaciones en las Tendillas. O de nuevo habría que hablar de luces. 

Ahora mismo el pintor está disfrutando de las Tendillas. Pero ya tiene al menos dos próximos objetivos: "He visto una higuera en la Ribera y una parra en un patio espectaculares". Dos nuevos juegos de infinitas luces y cielos le esperan y a nosotros como espectadores de su obra.