GRAN TEATRO DE CÓRDOBA

Insolación, la “escandalosa” novela de Emilia Pardo Bazán llega en su versión escénica protagonizada por María Adánez

“Escandalosa”, “pornográfica..., como ocurrió con muchas otras de sus obras, con estos y parecidos calificativos acogió la crítica en 1989 Insolación, una novela de Emilia Pardo Bazán que es una historia de amor, pero, sobre todo, una contundente defensa del derecho a elegir de las mujeres y de la capacidad de pensar y decidir por su cuenta

Gran Teatro 1
photo_camera Una escena de la obra Insolación

La adaptación teatral del controvertido texto de la autora coruñesa está recorriendo los escenarios del país con gran éxito y llega mañana sábado al Gran Teatro de Córdoba (21:00 horas). Pedro Víllora ha realizado una brillante y ajustada versión para este montaje, dirigido con sabiduría por Luis Luque.  Encabeza el elenco   María Adánez, que da vida al personaje  de Francisca de Asís Taboada, marquesa viuda de Andrade, gallega como la propia autora y afincada  en  un Madrid de final de siglo donde el conservadurismo y las tradiciones asfixian los deseos y anhelos de una dama todavía joven y atractiva  que decide,  en contra de la moral sexual de su entorno,  ser protagonista de su propia vida.   La marquesa conoce al  gaditano Diego  Pacheco,  -interpretado por José Manuel Poga-  de buena familia, más joven que ella, retrechero y con  fama de conquistador-. Rendida a la pasión, se deja  requebrar por él más allá de lo aceptable en  el ambiente  que la rodea.   Sus  ansias de libertad, el deseo, la llevan no sólo a entregarse sin miedo al placer, sino incluso a capitanear la relación. El tercer  vértice del triángulo que forman los personajes principales recae en Gabriel Pardo -al que da vida Chema León-, hombre culto y reflexivo, que aspira a obtener  en el futuro la mano de la marquesa y, aunque educado y progresista,  sorprendido por la rapidez con la que ésta decide defender un gran cambio en su vida. Completa el reparto Pepa Rus, en su triple papel de  duquesa, criada y ventera.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

Esa  apuesta por la evolución personal y la transformación entera de una manera de vida es uno de los elementos más destacados de Insolación. Para Carmen Bravo Villasante, estudiosa de la obra de la autora gallega, “lo que desconcierta al lector de la época es que en esta novela la Pardo Bazán escribe con una sinceridad tremenda , desde su punto  de vista de mujer, y lo mismo que Rosalía expresó como poeta lo que sintió como mujer, ahora la Pardo expresa como novelista estos sentimientos femeninos que nadie se hubiera atrevido a manifestar”.

En palabras del director, Insolación, con su contundente nombre, “es la enfermedad del sol y es la gran metáfora de la obra y del amor. Diego Pacheco es el sol que se cuela entre las nubes de una mujer gallega. Para mí, esa es la magia y la clave de la función”. Y añade que lo interesante de la obra es que su autora, en lugar de un mensaje segregador entre el norte y el sur, como paradigma de la clase aristocrática y sus estrictas leyes sociales  frente a la España más popular, con una moralidad menos asfixiante, lo que pretende, al contrario, es unificar y hacernos intuir que la separación entre clases en la España del diecinueve empieza poco a poco a transformarse”.

María Adánez, protagonista de esa heroína postromántica que es la marquesa, defiende la importancia de la educación en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, una labor que emprendió en su día de forma rotunda la Pardo Bazán, logrando hacerse un hueco en un mundo de hombres. “Es la única mujer de la historia -destaca- que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos. Seguramente hoy su obra sería más valorada y reconocida si hubiera sido un hombre”.

Adánez recuerda que el gran amor de la escritora, durante más de 20 años, fue Benito Pérez Galdós, “pero tenían amantes consentidos y en esta obra describe una relación con un hombre más joven, algo muy mal visto, que acaba de conocer, y habla sin tapujos del deseo. Si este conflicto lo hubiera protagonizado un hombre no habría conflicto ni obra”, asegura la actriz. Ese hombre que supondría el punto autobiográfico del texto es José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien Pardo Bazán tuvo un affaire en 1988.