Ayer 9 de julio la monja de clausura de la orden franciscana, la cordobesa conocida como Hermana Agustina cumplió cien años. Con este motivo hoy se ha presentado en el Hotel NH Amistad el libro '100 años de un alma ardiente', un repaso a su vida escrito por su sobrina-nieta, Anna Oromi.
Para acercarse a un público amplio, la autora ha investigado no sólo acerca de la vida de su centenaria familiar, sino que ha "indagado en el budismo y otras religiones para poder llegar a la esencia". Tras una sesión de arte-terapia, la Hermana Agustina elaboró tres ilustraciones que a la biógrafa le parecieron las más inspiradoras y que forman parte importante de la narración. "Entramos también en el análisis psicológico de una vida altamente ritualizada y sobre cómo ella con su fe transforma el pensamiento de la clausura a la libertad, o sobre la manera en la que conecta con Dios".
Oromi conoció realmente a su tía abuela con 97 años, por lo que el libro contó con un proceso largo hasta que los temas concretos se fueron aclarando: "Me centré mucho en la relación y descubrí que era mi nueva abuela, y me centré mucho en ella y en compartir, no tanto en relatar, y tras un año de conversaciones ya empezaban a repetirse historias". Oromi creyó que "su propio juicio le impediría contarlo a su manera", por lo que se ha basado en metáforas en algunos momentos acompañadas de ilustraciones propias. "Cuando empecé a entrevistarla dejaba que ella me contara, no sabía qué preguntarle porque sentía miedo de que se sintiera comprometida a responderme al ser yo de su familia".
Finalmente de ese encuentro sui generis fluye la narración de la vida de la Hermana Agustina, que nació en 1921 y entró en la Casa Madre de Jesús Nazareno de Córdoba en 1934. ¿Cómo es narrar la vida de una monja de clausura? "Ella ha viajado bastante, aunque no escogía a dónde ni con quién tenía que trabajar, así que de los tres votos de la orden franciscana -castidad, pobreza y obediencia- el más difícil para ella fue la obediencia".
Oromi indica que finalmente se ha permitido contarlo todo a su manera: "me he permitido explicar que ella es un ave, igual que el Ave María, igual que el Espíritu Santo o que la paloma de la paz". De esta forma, mediante giros simbólicos, la autora ha conseguido transmitir lo esencial de la vida de una monja de clausura cristiana pero de forma que interese a cualquier tipo de lector.
