ALTO GUADALQUIVIR

Un arriero promueve el 'EquiOleoturismo' a lomos de mulos en el Parque Natural Cardeña-Montoro

Con cuatro rutas: La del meandro del Guadalquivir, la del arroyo Martín Gonzalo, la de Las Gamosas y la del Pago de las Monjas
Miguel Ángel García encabeza el recorrido, a lomos de mulos, de una de las rutas por el Parque Natural de Cardeña-Montoro
photo_camera Miguel Ángel García encabeza el recorrido, a lomos de mulos, de una de las rutas por el Parque Natural de Cardeña-Montoro

Miguel Ángel García, arriero por tradición y trabajador en una almazara de Montoro, en el Alto Guadalquivir, llevaba tiempo pensando que el oleoturismo, que atraía a muchos visitantes a su almazara, bien podía tener una nueva vertiente turística, ligada, no solo al mundo del olivar, sino también a una profesión, la de arriero, ya en declive y muy vinculada históricamente al olivar de montaña de su entorno, y así surgió un proyecto, llamado 'EquiOleoturismo', con el que ha creado cuatro rutas turísticas para recorrer, a lomos de mulos, los olivares y otros agrestes parajes del Parque Natural de Cardeña-Montoro.

En declaraciones a Europa Press, el promotor de esta iniciativa, que lleva funcionando un mes, ha explicado que cuenta para llevarla a la práctica con un socio, Antonio Lara, otro arriero de Montoro, aunque éste a tiempo completo y que, junto al propio Miguel Ángel García, llevan años trabajando con los mulos para el acarreo de piezas abatidas en las monterías en plena sierra, y para el transporte de las aceitunas recolectadas del modo tradicional y con mucho esfuerzo en olivares de montaña, de imposible acceso para vehículos y maquinaria de recolección.

Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos
Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos

También llevan sus mulos a recónditos alcornocales de la sierra para la saca del corcho, pues el empleo de estos animales es, en muchos casos, la única forma posible para transportar los paños de corcho, siendo también imprescindibles estos equinos para acceder a olivares de montaña, no solo para la recolección de la aceituna y su transporte, sino para muchas otras labores y cuidados que, a lo largo del año, precisan los olivos y en los que Miguel Ángel García tiene experiencia.

Precisamente, esa experiencia es la que, junto a su socio, ha puesto ahora al servicio de este nuevo producto turístico, que ofrece múltiples opciones, pues las distintas rutas diseñadas, que permiten conocer en detalle el oficio de arriero y las labores del campo, pueden incluir o no un aperitivo o una merienda en plena sierra, en función de si se hace por la mañana o por la tarde, o también un almuerzo, y una cata de aceites, con visita a una almazara incluida, donde se explica cómo es todo el proceso que lleva a la obtención del aceite.

Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos
Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos

Se trata de una completa inmersión en la cultura del olivar y en la labor de los arrieros, a lomos de mulos y en plena naturaleza, lo que implica subir a zonas escarpadas de sierra o atravesar "barrancos con los animales cargados", mostrando previamente a los participantes en la ruta cómo se cargan y sujetan sacos llenos de aceitunas, que, según el lugar y la época del año, pueden contener también leña o paja, y enseñándoles, "antes de salir del cortijo, cómo aparejar los mulos y para qué es cada parte del aparejo".

Es decir, se vive la experiencia de un arriero auténtico, y también lo que conlleva el trabajo en un olivar de montaña, pues, en función de la época del año, se muestra en qué consisten las distintas labores a desarrollar, y todo ello lo viven en primera persona los jinetes, que pueden ser consumados o noveles, niños o mayores, ya que, según ha subrayado Miguel Ángel García, "los mulos son muy buenos" y hacen que montarlos resulte fácil y divertido, con la guía y acompañamiento de profesionales, como es el caso.

Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos
Partipantes en la actividad de EquiOleoturimos

Todo ello es posible en el marco de cuatro rutas, la del meandro del Guadalquivir, del arroyo Martín Gonzalo, la de Las Gamosas y la del Pago de las Monjas, que tienen su punto culminante en la visita "al molino, donde les explicamos" todo el proceso que lleva a obtener el aceite, y tras ello y habiendo visto antes todo el trabajo que tiene el olivar, a quienes disfrutan de esta experiencia "ya no les parece nada caro el aceite" de oliva virgen extra, "y la gente queda muy contenta con todas las rutas", según ha concluido Miguel Ángel García.