Según el climatólogo Inocencio Font Tullo, el siglo XVI fue especialmente duro en España, hasta el punto de que en los años 1503, 1506, 1572, 1573 y 1590 el río Ebro, el más caudaloso de la Península se heló a la altura de Tortosa (incluso volvió a repetirse el fenómeno en 1891; ahí al lado como quien dice), según se indica en el maravilloso blog Estrellas y Borrascas, de Vicente Aupí.
La imagen de un río helado es difícil fuera de los países del Norte. Para eso, como mínimo hay que llegar a los -15 grados, por lo que resulta realmente complicado que eso ocurra en el valle del Guadalquivir. Pero no hay que llegar tampoco a esos extremos. El siglo XVI está claro que fue especialmente frío y los inviernos, muy duros. Tanto que en 1522, tal día como hoy, mientras Elcano regresaba ya de la expedición que dio la primera vuelta al mundo por mar, se produjo una tragedia que afectó a la capital cordobesa, ya que la ola polar se llevó por delante a tres infantes, según indica la web de Cordobapedia, que dejaron de existir en la Plaza de La Corredera. Se dice que antaño era el espacio del Circo Romano de Corduva, donde espectáculos de muerte eran comunes y fue precisamente en el siglo citado cuando se habló de que aquella enorme explanada de extramuros cobrara forma de rectángulo para seguir celebrándose festejos y otros eventos de ocio para cordobeses y cordobesas.
Cuatro años después de la helada tragedia Carlos I de España y V de Alemania concedió la celebración semanal de un mercado en ese espacio, donde también se llegaron a celebrar autos de fe de la Santa Inquisición en 1625, 1627 y 1655.
Fue el pasado siglo XX el que más eventos acapara en materia de efemérides cordobesas. Así, en 1838 visitan la capital notables musulmanes de Ifni, por entonces provincia española y de donde salieron batallones de sabores para combatir en la Guerra Civi, y el Sahara. También en 1944 visita la ciudad el embajador de Portugal y ya en 1958 llega a Córdoba el director general de Enseñanza Primaria.
