Opinión

La mala

Cada día tenía menos luz propia porque la invertía en alguien que me apagaba.

Sí, tú.

Todavía hay noches que me pregunto: ¿cómo pude perderme? Porque perderte a ti era lo de menos y lo más necesario, te lo juro. No sabes cómo me dolía no encontrarme cuando me miraba al espejo, no sentirme querida por alguien que me dejé la piel y hacerle ver a un ciego que el amor no era ego, sino saltar juntos. 

Dolía, sí, en pasado. Y no sabes cómo me alegro.

Jamás olvidaré cuando, después de todo lo que aguanté por ti, por mí, por nosotros, fui la mala de tu historia. Pasé meses dándole de comer a tu ego porque me hiciste sentir que todo lo que soporté me lo merecía, hasta que me di cuenta de que lo único que no merecía eras tú.

Nunca fuiste tú y jamás lo serás, porque nadie se merece tan poco.

Porque la mala no era yo.

Porque la mala te quiso más que tú a ti mismo.

Porque la mala perdió su tiempo contigo esperando que invirtieras el tuyo en ella.

Porque la mala te daba la mano antes de que cayeras. 

Porque la mala quitaba piedras de tu mochila para cargarlas ella, mientras tú me llenabas la mía a escondidas. 

Porque la mala, cuando todo acabó, pudo encima soportar serlo cuando eso siempre te perteneció a ti. 

Porque la mala aguantó todas esas veces que te ponías hasta el culo de excesos y encima creía que sería la última vez. 

Porque la mala, además de cargar con tus fallos, también cargó con tu culpa.

Porque la mala te dio su corazón para que pudieras vivir caliente porque tú no tenías, y salvarte del frío. 

Porque la mala aguantó faltas de respeto y humillaciones por tú no saber qué es tener un mínimo de educación y valores. Mucho menos querer. 

Porque la mala soportó ser la tóxica y loca que veía cosas donde no las había y, al final, siempre las hubo. 

Porque la mala se murió de sed en una relación en la que le estaban robando el agua. Y la libertad. 

Porque la mala te curó las heridas mientras tú no parabas de apuñalarme por la espalda.

Porque la mala fui yo.

Porque la mala, seguramente, fuiste tú también.

No sabes cómo sonrío cuando me paran por la calle y de la nada me sueltan en la cara con aires de superioridad creyendo saberlo todo de mí “bueno, según él, tú fuiste la mala de la relación”. 

Yo fui la mala, sí, pero jamás seré la que tuvo que autoconvercerse de que no perdí a la persona que jamás volveré a encontrar en mi puta vida.

Siento que tú sí, como ves, los buenos también pierden.

Porque lo fuiste, ¿no?

SONIA VERA SANTIAGO

Instagram: @soniiavera