Opinión

El juego en los tiempos del Cambio Climático

Cada día (y cada noche) hace más calor. Comienza antes a apretar la canícula, se acaba después y ya no hablamos sólo de las mediciones y esos artículos que tan cuidadosamente nos informan de records pulverizados, medias y anomalías. Esas son temperaturas, datos. No, hablamos de calor, el que se siente y se sufre. Y que hace cada vez más calor lo notamos todo el mundo. Y es fruto del Cambio Climático producido por el ser humano, aunque Trump crea que es un invento chino, lo que prueba únicamente su nivel intelectual y ético.

Es necesario hacer un esfuerzo enorme por frenar en lo posible el calentamiento global, pero ya no lo podemos evitar, ya está aquí. Y por eso, también es imprescindible tomar medidas para adaptarnos, para que vivir en estas nuevas condiciones -que seguirán empeorando y batiendo tristes records- sea lo más soportable posible. Y no hablamos de grandes inversiones, de infraestructuras multimillonarias, como las que tanto gustan a las grandes constructoras.  Hablamos de ir actuando en cada rincón, en cada calle, en plazas y colegios, con actuaciones puntuales que nos permitan seguir usando esos espacios de mayo a octubre, la nueva duración del verano.

Es de imaginar que la mayoría, por no decir la totalidad, de quienes lean este articulo hace lustros y décadas que no juegan en columpios, toboganes y demás instalaciones infantiles, aunque es muy posible que vayan de vez en cuando acompañando a niños o niñas, ya sean madres, padres o abuelos y abuelas. En ese caso sabrán que a partir de estas fechas, esos parques no pueden usarse hasta muy avanzada la tarde porque suelen carecer, en muchos casos, de sombras y condiciones para su uso con seguridad.

Existen en nuestra ciudad verdaderos secarrales lúdicos, como en la trasera del más famoso gimnasio de Córdoba, en el Vial Norte, donde ni una mísera sombra o punto de agua hace posible la vida, no digamos la vida humana. Tenemos un magnífico barco pirata junto al río que ya no se puede usar a partir de las 12 de la mañana porque los materiales de que está hecho queman al tacto. Así no es posible jugar en la calle.

Necesitamos sombra y agua en nuestros parques infantiles. Antes que nada, sombra vegetal, la más fresca y con más efectos positivos. Pero si no, cubrimientos que permitan usar los columpios todo el tiempo, fuentes que refresquen a pequeños y mayores, juegos de agua.... Centenares de personas han respaldado la petición que hace apenas unos días se abrió en Change.org para reclamar algo tan sencillo como sombra y agua para poder jugar. Esta petición puede y debe extenderse al conjunto de espacios de la ciudad de Córdoba donde los niños y niñas viven y juegan. ¿Cuántos colegios hay cuyo patio de recreo no es más que una torta de cemento inclemente? No sería difícil convertir una parte de esos espacios en zonas umbrías, pequeños bosquetes de sombra y frescor que serían también zonas de aprendizaje y conocimiento.

Cubrir zonas de juegos es fácil, ya está inventado, son muchas las ciudades de nuestro país que ya lo hacen. Sólo hace falta querer, porque la inversión requerida es reducida y al proteger las instalaciones se reducen los costes de mantenimiento.

Adaptarnos al Cambio Climático es inevitable. Tenemos que generar espacios más amables, más frescos. Una ciudad que es cómoda y amable para los más pequeños y vulnerables lo es para todo el mundo, incluido quien nos visita para conocernos.

Una ciudad donde se puede jugar es una ciudad mejor.

Si quieres, puedes firmar la petición aquí:

https://www.change.org/p/se%C3%B1ora-alcadesa-de-c%C3%B3rdoba-hay-que-dotar-de-sombra-a-los-parques-infantiles-de-c%C3%B3rdoba