Opinión

A veces las comparaciones son odiosas, pero son necesarias

Hace relativamente pocos días asistí en una conferencia ofrecida por el profesor doctor Carlos Hiriart, de la universidad de Michoana de San Nicolas de Hidalgo (México), y el profesor doctor Rogelio Martínez, de la universidad de Guadalajara (México), en la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Córdoba (UCO). El primero, sobre la visita papal a su ciudad de origen y (Morelia) y el segundo, en conferencia titulada 'Economía y sustentabilidad', sobre la sostenibilidad de los recursos turísticos en la economía. Aprendí varios aspectos que no dejan de ser experiencias sufridas en otros lugares unidas al propio sentido común y que finalmente permiten enriquecer la opinión y la visión sobre la gestión del  turismo.

En primer lugar, no es necesario gastar recursos en publicidad y promoción para actos o monumentos que ya de por sí mismos son mundialmente conocidos. A nadie se le ocurriría gastar dinero en publicidad para la Torre Effiel en Francia o invertir en promocionar la visita a la Estatua de la Libertad en Estados Unidos de América. A este respecto, seguramente en Córdoba estamos invirtiendo en promocionar patrimonio material o inmaterial que realmente no es necesario ya promocionar. Probablemente lo adecuado sea mejorarlo, que es otra acción diferente a promocionarlo, y lo que hace es renovar la experiencia de la visita y, a ser posible, incrementarla.

En segundo lugar, no hay que confundir una acción cultural con una acción turística. Es más habitual de lo que parece confundir ambos términos, y se confunden cuando no se tiene claro el objetivo final. Es cierto que el binomio Cultura y Turismo deben ir juntos, pero no siempre tiene que suceder así ni es una obligación. En Córdoba, dado el rico patrimonio cultural, es usual confundir ambos términos.

La Mezquita-Catedral se configura actualmente en Córdoba como el mayor monumento visitado en Córdoba rozando los 2 millones de visitas en 2017 y con visos de un nuevo crecimiento este año 2018. Lejos queda, en número de visitas, el resto de monumentos de la oferta turística. La mejora y ampliación en la propia oferta de la Mezquita-Catedral como son la visita nocturna 'Alma de Córdoba', hace ya algunos años, y la puesta en valor de la Torre Campanario este año pasado 2017, no han hecho sino mejorar y ampliar este recurso turístico. Es un ejemplo de una gestión responsable y sostenible del propio bien, pero con el objetivo claro del crecimiento.

Si existe un patrimonio material como la Mezquita-Catedral que está demostrando que se puede crecer en cantidad de turistas y en calidad ofrecida, es necesario plantearse qué ocurre con el resto de la oferta patrimonial tanto material como inmaterial. Por este motivo, como opinión personal, es necesario un ordenamiento de la oferta para acometer y delegar una gestión con responsabilidad e indicando qué objetivo queremos. El Objetivo común debe ser coordinado por las administraciones públicas dado que la propiedad y gestión actualmente recae sobre ellos. A veces las comparaciones son odiosas, pero otras son necesarias.