Opinión

La vida, y con ella, los Derechos de l@s human@s

El dinero, los yates... el capital y demás adornos están en las mismas manos qué estaban antes del 14/3/20, o sea, antes de la pandemia Covid-19. Por favor, por respeto a la humanidad y a la madre tierra preserven la vida, especialmente de quienes aún con pandemias tienen que seguir trabajando en el ambulatorio del pueblo o los grandes hospitales de las ciudades, quienes trabajan en las llamadas necesidades primarias tienen que ir a la gasolinera, conducir el autobús, reponer y cobrar los productos en supermercados.

Tienen que seguir asistiendo a sus puestos de trabajo para cuidar a personas mayores, dependientes, inmigrantes, mujeres, niñas y niños víctimas de violencia, generalmente propinada por el individuo con el que convivían. Tienen que ir a sus puestos de trabajo las personas que barren las calles y cientos de miles más, que acuden a su trabajo porque no les queda otra opción, porque su ética les impide no salvar vidas.

Más que justificado está que este país, y sin que me apuren, el mundo entero necesita que paremos. Hemos llegado al límite de la destrucción de la madre tierra y con ella de la desaparición de la vida humana, animal y demás. Convendrán que la sociedad en su conjunto y a nivel global conoce muy bien quienes pierden la vida en el tajo o el andamio, en la fábrica o en el campo, quienes no pueden disfrutar de asumir el gasto de luz en invierno o verano, el gasto de agua, de alquiler, de sanidad, educación o vivienda si no es pública, quienes no pueden vivir vacaciones, teatro, libros, música u otros ocios que, demostrado está, que son imprescindibles para la salud y el desarrollo de las personas.

Bien, pues si a todo lo anterior le sumamos las pandemias, desastres naturales o cualquier otra circunstancia ajena la voluntad del pueblo, las crisis económicas, quienes las padecen son quienes no las provocan con gestión alguna. La responsabilidad del hacer en la Política tiene que asumir su obligación con la ciudadanía, dignificar la vida humana y la preservación de la naturaleza, por tanto, se deben extinguir los trabajos temporales, contratos basura, salarios de pobreza. Se deben mantener los puestos de trabajo necesarios con y sin pandemias.

Se debe proveer de plazas suficientes y dignas a los hospitales, de epis y cubrir todas las necesidades demás para que sea la última vez que se pierden miles de vidas por no tener espacio, material ni personal que atienda las consecuencias que se derivan de pandemias u otros desastres, y ni tan siquiera poder estar para despedir a sus seres querid@s. Se debería evitar el dolor y las experiencias difíciles de superar, si es que es posible superarlas. 

Todo lo expresado en estas líneas se conseguirá si ponemos los medios necesarios hasta cambiar el modo de vida que nos ha llevado en el siglo XXI a la Covid-19. Ese cambio del que habla la sensatez en estos tiempo, no me cabe duda que tiene que ser gestionado por los Gobiernos, y como no, por la propia ciudadanía, de lo contrario nadie se atreverá a predecir qué vida les espera a nuestras nietas y nietos.