Opinión

Terapia de grupo

Me parece que la Ley de Libertad Sexual, más conocida como Ley del 'Solo Sí es Sí', era  totalmente necesaria, era un clamor desde los feminismos, pero también desde la sociedad en su conjunto y más desde el punto de inflexión que supuso la redacción de la sentencia conocida como 'contra la manada' y cómo reaccionó el conjunto de las mujeres, y dijeron que no podía ser, que había que regular la cuestión del consentimiento en las relaciones sexuales y que no se entendiera que el consentimiento en las relaciones sexuales estaba prestado por defecto, sino al contrario, que si no se presta el consentimiento con nitidez, es que se está diciendo que ¡no!, en contra de esa cultura de la violación en la que es típico decir: "Las mujeres dicen que no, pero en realidad es que sí".

Aparte de ese clamor, es que como país estamos obligados a cumplir con las disposiciones de Tratados Internacionales que hemos suscrito y que nos vinculan y obligan, como el Convenio de Estambul, que es el convenio que el Consejo Europeo dispone sobre Prevención y Lucha contra las Violencias a las Mujeres, que en su artículo 36.2 dice que el consentimiento en el contexto de la violencia sexual, incluida la violación, debe prestarse de las condiciones circundantes, es decir, el consentimiento debe prestarse sí o sí.

Siendo esto así, en primer lugar era totalmente necesario considerar que cuando se no presta el consentimiento, todos los ataques contra la integridad sexual, contra los cuerpos de las mujeres, son agresiones sexuales, de mayor o menor gravedad y que deja atrás ese concepto ridículo de 'abusos sexuales'. Por tanto, era de justicia y de reconocimiento de gravedad el establecer la unificación de los dos tipos, agresión y abuso, en uno sólo: agresión, así como la graduación de las penas punitivas.

En segundo término el punitivismo y, en ese sentido, esta reforma parte de otra premisa, entendiendo que la sanción penal, de forma unilateral, no es el camino para acabar con la violencia sexual hacia las mujeres. ¡Ojo!, esto es muy distinto a decir que la Ministra de Igualdad Irene Montero, poco menos que quiere sacar de la cárcel a los violadores, ese tipo de afirmaciones que se pueden hacer desde la malísima intención, desde la ignorancia más absoluta o desde posiciones populistas de ultra-derecha o de derecha radical, que hacen circular ese bulo de la excarcelación masiva de depredadores sexuales a través de las redes sociales y de medios de comunicación generalistas y de masas que todas y todos conocemos.

Finalmente decir que la ley refiere tanto en su exposición de motivos como en sus más de sesenta artículos que lo que pretende es combatir la violencia de género, la violencia sexual de género, que afecta específicamente a las mujeres, pero también a las niñas y niños, con propuestas al margen o antes del Derecho Penal, por razones de justicia y de eficacia. Los sistemas punitivistas no consiguen rebajar los índices de criminalidad, los delitos se combaten antes del Derecho Penal, pues en este momento, el daño irreversible ya estaría consumado.

Esta lacra, este terrorismo  machista se combate con educación y con la creación de una cultura de respeto a los Derechos Humanos de las mujeres, estudiando cual es la raíz estructural de la violencia sexual, acciones para prevenirla e identificarla, medidas para impulsar la formación en el ámbito educativo, sanitario, judicial y, reconociendo también la violencia sexual sobre las niñas y los niños. Todo eso hace esta Ley.

PD: Leerse la Ley, en familia, como 'terapia de grupo'.