Opinión

Muerte silenciosa

Las bomberas y bomberos forestales son un colectivo que por su actividad se debe situar en actuaciones que comportan, en muchos casos, situaciones de riesgo extremo; además de minimizar daños por la pérdida de bienes materiales y naturales, que implican no sólo la permanencia de nuestros bosques, sino incluso la salud y en ocasiones, la vida de las personas y animales ante emergencias provocadas por los incendios forestales.

No hay medio natural al que no se tengan que enfrentar, comportando escenarios difíciles en los que planificar con tiempo sus estrategias y actuaciones, por lo que se exponen a situaciones de riesgo poco controladas. Es en esos momentos cuando se han de poner en marcha todos los mecanismos de prevención para realizar con éxito su trabajo, su formación, sus equipos colectivos y sus EPIs.

¿Es lo que se hace?

No puede haber falta de medios y de conocimientos y, por supuesto, quienes realizan este trabajo no pueden carecer de medios, o que éstos sean precarios que no garanticen su seguridad cuando la misma es clave y garantía para la realización de un buen trabajo. 

Cuando las bomberas y bomberos forestales terminan sus intervenciones también debe continuar la necesaria planificación de la prevención de su salud. No todo el riesgo acaba cuando se extingue un incendio forestal del cual se desconocen los vertidos que se han volatizado por la propia combustión del monte. Los líquidos o gases que impregnan sus ropas y equipos de trabajo con distintas partículas, pueden ser cancerígenos. 

En los incendios forestales se generan productos de combustión axfisiantes, irritantes, tóxicos, carcinogenos y mutagenos. Hay multitud de evidencia científica de que el  daño para la salud de estas personas trabajadoras es enorme, pero recientemente, desde la secretaria de salud laboral de CCOO de Madrid, se ha elaborado un informe/guía que muestra con total crudeza la exposición peligrosísima para la salud de las bomberas y bomberos forestales, aunque no sólo de ellas, también de sus familiares y entorno más cercano. 

Es necesario y urgente establecer un método de organización del trabajo configurado para actuar y prevenir respecto de la exposición a sustancias tóxicas y cancerígenas que se base en los diferentes informes y trabajos realizados en Europa y otros países. 

En general, los contaminantes se encuentran en la combustión de los montes a los que acuden  las bomberas y bomberos forestales y donde quedan impregnadas en sus equipos, trajes de fuego, EPIs, vehículos, etc, trasladándolos posteriormente a los centros de trabajo, a sus pueblos y ciudades y lo que aún es más grave, a sus familias. Lavadoras en casa repletas de ropa familiar donde los contaminantes actúan a sus anchas. 

En estos párrafos lo que pretendo es dar a conocer la importancia del riesgo existente y sensibilizar a las bomberas y bomberos forestales sobre el problema de conocer realmente el problema del cáncer en su profesión, también al resto de la población andaluza y de este país para que tome conciencia sobre el problema, principalmente a los empleadores y a las administraciones públicas en general. Debemos exigir un compromiso claro, sin titubeos, en cuanto a la protección de la salud de las personas que participan en las tareas de extinción de los incendios forestales, estableciendo una vigilancia de la salud adecuada, más allá incluso de la jubilación. 

Recientemente hemos conocido desde el Gobierno de Coalición, una hoja de ruta con los sindicatos para llevar a las Cortes el Anteproyecto de Ley del Estatuto Básico de los bomberos y bomberas forestales que debe ser un proyecto ambicioso en el que se establezcan 'coeficientes reductores' a través del reconocimiento de las enfermedades profesionales adheridas a la propia actividad y que anticipé algunos años la jubilación efectiva de este colectivo. 

Como sociedad no nos podemos permitir que se nos muera en labores de extinción, un trabajador nada menos que con 62 años, en primera línea. Basta ya de aplausos por el trabajo realizado, ya ocurrió con nuestras sanitarias en lo más duro de la pandemia; después si te he visto, no me acuerdo. Lo que necesitan las y los profesionales es que se reconozcan sus derechos, su esfuerzo, su salud, y la de las suyas y suyos, en 'LAS LEYES', lo demás son milongas.