Opinión

Lo de la meritocracia, lo del esfuerzo

De entre todas las creencias irracionales de la actualidad, una de las más extendidas, de las más intensas, es la del esfuerzo y el mérito como motor de éxito. Y sin embargo, sea para justificar el comportamiento de unos pocos y pocas, sea para convencer a los y las demás de que se queden quietas y sigan picando piedra, seguirá siendo de las más pregonadas por el poder económico y sus brazos políticos y mediáticos y de las más dignas de estudio y examen.

La cultura del esfuerzo y el mérito es una mitología más de nuestro tiempo. Queremos creer para vivir con ilusión, que este sistema no se merece demolerlo de arriba a abajo y empezar a construir otro mejor que nos haga más felices a todas y todos.

Si hacemos un símil a lo religioso, tenemos tres partes. La primera es la existencia del cielo prometido como recompensa de todos esos devotos y devotas que cumplen las normas y preceptos de la divinidad. Posteriormente existe el código, aquellas cosas que debes hacer para conseguir el éxito, siguiendo los preceptos de la divinidad o de su pandilla de planfeteros e intermediarios varios y, finalmente, existe la geografía, los santos, los ejemplos, todos y todas aquellas y aquellos que siguiendo las reglas de comportamiento consiguieron llegar a lo más alto, que lograron el éxito y están ahí para indicarnos y orientarnos de cómo la "meritocracia" tiene su derivación en la "cultura del esfuerzo".

Nos cuentan que el valor de las cosas es lo que cuesta conseguirlas, que si todo es gratis no tiene valor, que todo tiene que tener un precio, nos lo inyectan en vena, fácil, regalado, gratis, conceptos que van contra la cultura del esfuerzo y de la meritocracia y éste es el meollo de la cuestión, la palabra gratis, con tintes negativos y que les sirve de palanca argumental para cundir entre los y las que nos esforzamos poco, la necesidad de privatizar, porque no puede ser gratis, todo lo indispensable, la educación, la sanidad, los servicios, etc.

Eso sí, éste control, desde lo privado, lo harán los y las del esfuerzo, las y los meritocraticos. De tal forma, que pienso que poco importa el mérito y el esfuerzo, más bien importa el adoctrinamiento masivo de las personas en general, para justificar determinadas políticas que como cara visible facilitarán a quien con cara oculta ostenta el Poder Económico, justificando su poder no a través de la meritocracia, si no a través de la 'plutocracia', el gobierno de los ricos e influyentes.

Hace algún tiempo, en redes sociales, vi una explicación en 30 mensajes. En los primeros 29 alguien explicaba que tras varias inversiones y gastos había generado un déficit a su empresa de 200.000 euros. Nos ofreció la solución en el mensaje 30: Le dije a mi padre que para irme de casa me diese 1.200.000 euros y así gane mi primer millón. Este pajarillo es un youtuber que se ha ido de España para no pagar impuestos. Un clarisimo ejemplo de cultura del esfuerzo y meritocracia.

La igualdad biológica no es posible, pero tampoco lo es la igualdad social, no es posible la igualdad de poder político, no hay sociedad sin jerarquía, tampoco la de la autoridad, no es creíble un ejército en el que todos sean generales, se demuestra que la naturaleza es jerárquica, engendra a todos los hombres desiguales, no tratemos de explotar la envidia y el resentimiento para asentar la dictadura de lo igual...

Todas estas lindezas las escribió el hijo de un juez (con las togas hemos topado), gallego él, que miró para otro lado y trabajó en la desaparición de pruebas en el caso 'Redondela', corrupción en el corazón de la dictadura, en el corazón de El Pardo, haciendo desaparecer al más estilo martillazo a los discos duros en los ordenadores de la calle Génova de Madrid.

Todos sus hijos aprobaron a la primera la oposición más difícil que hay en este país, la de registrador de la propiedad. Uno de sus hijos y que escribió de puño y letra las lindezas descritas anteriormente, es Mariano Rajoy, y digo Mariano Rajoy porque a M punto Rajoy todavía los meritocráticos jueces y practicantes del esfuerzo no han sido capaces de encontrar.
Estarán conmigo en el convencimiento de todos los hijos del Juez, todos ellos han de ser muy meritocráticos y defensores del esfuerzo.

Lo que nos pasa es que le tenemos envidia a los y las que son mejores, y pedimos cosas que son totalmente desproporcionadas como la justicia social, igualdad para todas y todos, pero lo pedimos porque no soportamos que quien se ha esforzado, que quien tiene un mérito, triunfe. Si salimos desde un mismo punto, con quien corre con un Ferrari, con su motor trucado, con buenos mecánicos y nosotras y nosotros corremos con un utilitario, pues sí no llegamos a la meta, a los objetivos, igual que el del Ferrari, pues es que no nos hemos esforzado, no estamos en posición de mérito, somos vagas y vagos!!!

Vosotras y vosotros, gentes de lo común, ya sabéis el camino, ¿os creéis que sois igual que nosotros?, si lo fueseis seríais oligarquía, élite, estaríais en la Corte de la peste borbónica, haciendo negocios a lo grande, a través de esa cultura del esfuerzo y del mérito, pero no os esforzáis lo suficiente, vuestro abuelo no ganó la Guerra Civil, no os atreváis a ser como nosotros y nosotras.

Posdata: Los y las de la Cultura del esfuerzo y la meritocracia, gente de bien. Vosotras y vosotros, vagos y vagas.