Opinión

Cooperativismo, hacia un nuevo pacto verde

El término cooperativismo puede ser entendido tanto en sentido estricto como en sentido amplio. En sentido estricto el término cooperativismo haría únicamente referencia a toda empresa constituida en forma de cooperativa. Y, en sentido amplio, el término cooperativismo haría referencia a toda organización que, constituida o no en forma jurídica de cooperativa, se guie por sus mismos o similares principios.

Así, en su sentido amplio, formarían parte del movimiento cooperativista las organizaciones que actualmente se engloban bajo el término, de mucha menor fuerza y potencial, 'economía social'; a saber: no sólo las cooperativas, sino también las mutualidades, las sociedades laborales, las empresas de inserción, las fundaciones, las asociaciones que lleven a cabo actividad económica, los centros especiales de empleo o las cofradías de pescadores.

Partiendo de esta diferenciación, el nuevo modelo económico opta por el uso del término cooperativismo en sentido amplio, en lugar del término economía social. Es desde aquí donde la economía andaluza y cordobesa  debe buscar alianzas con otros modelos empresariales que, entre sus principios fundacionales y estructurales, no se encuentre el principio de maximización del beneficio. Y es aquí donde nos encontramos el motivo por el cual el Green New Deal (Nuevo Pacto Verde) decrecentista debe impulsar y hacer una alianza explícita con el cooperativismo.

En primer lugar, fomentando la inversión para la transición ecológica del modelo de producción y que ésta sea sostenible con los ecosistemas. Para ello, habría dos vías: por un lado, inversión pública directa por parte del sector público (ej. ayudas directas para la rehabilitación energética de edificios); y por otro, fomento de la inversión privada a través de incentivos (ej. en materia de impuestos).

En segundo lugar, que esa transformación tenga un carácter decrecentista y no crecentista, donde el crecimiento económico no siga siendo el leitmotiv. Pero esto no significa un decrecimiento de todos los sectores de producción, sino un decrecimiento general de la producción. De esta forma, lo que necesitamos es decrecer sustancialmente en todos los sectores marrones, y crecer en todos los sectores verdes (energías renovables, eficiencia energética, rehabilitación energética de edificios, movilidad sostenible, agricultura ecológica, reciclaje de residuos y materiales, etc.).

En tercer lugar, que ese Green New Deal decrecentista tenga como principal aliado, no a las grandes empresas, sino a las cooperativas. Ya que el objetivo principal de la gran empresa capitalista fue, es y seguirá siendo, la maximización del beneficio. Las grandes empresas llevan años haciendo campañas de lavado verde sin poner en marcha reformas sustanciales de su modelo de producción. Y nada nos parece indicar que esto vaya a cambiar. De esta forma, y frente al capitalismo verde, es pues fundamental, para llevar a cabo con éxito un Nuevo Pacto Verde, que cumpla realmente su objetivo de transformación ecológica del modelo productivo, aliarse con otros modelos empresariales que, entre sus principios fundacionales y estructurales, no se encuentre el principio de maximización del beneficio. Y es aquí donde se encuentra el motivo por el cual el Green New Deal decrecentista debería impulsar y hacer una alianza explícita con el cooperativismo.

La transformación ecológica es una urgencia que no puede esperar.  Por ello, es importante hacer un llamamiento a nuestro Gobierno y a la Unión Europea a mantener las partidas previstas para esta transformación ecológica, porque nuestro presente y futuro pasa ineludiblemente por un pacto verde.