Opinión

El plato nuestro de cada día

Tal vez porque últimamente están tan de moda los programas gastronómicos, sea la razón por la que, nuestros representantes políticos, la mayoría de los medios de comunicación y los tertulianos de toda índole, se han sumado a ese carro para servirnos a todos, al unísono, el mismo plato un día tras otro. Y ese plato principal no es otro que 'El Procés'. Un plato, hemos de reconocer, contundente y que no deja indiferente a nadie. Pero que, como toda buena dieta aconseja, adolece de la variedad de alimentos que nuestro cuerpo necesita.

Hace ya demasiado tiempo que no paran de servirnos 'El Procés' como único plato (en el desayuno, almuerzo y cena), sin que parezca importarles que la ciudadanía necesita otros muchos nutrientes, incluso de mayor valor energético, para poder sobrevivir de manera mínimamente saludable. Y así, otros platos como el Empleo, La Sanidad, Las Pensiones, etc., parecen haber desaparecido de repente de ese menú que solo ofrece plato único.

Ya apenas se oyen comensales hablando, en las sobremesas, de las manifestaciones de la fiscalía del Caso Gurtel, sobre la demostrada existencia de la Caja B del Partido Popular, con sus correspondientes sobres y su praxis fraudulenta de financiarse, por poner un ejemplo. Y es que hay a quien parece interesarle servir 'El Procés' cargado de grasas para que produzca tal sensación de sentirse lleno, que lleguemos a olvidarnos del resto de platos.  De esta manera, platos principales que solían servirse en el Congreso, en los medios de comunicación o las tertulias, como La Precariedad Laboral, La Creciente Desigualdad, Los Desahucios o La Corrupción, hoy apenas son la frugal guarnición con que se acompaña 'El Procés'.

Que eres un parado de larga duración y se te acabó la prestación por desempleo, que llevas casi un año en lista de espera para operarte, que ni trabajando más de ocho horas sales del umbral de la pobreza, que te recortan las becas de estudios, que el cambio climático está detrás de esos apocalípticos incendios que llegan a quemar hasta tu propia casa, o de las últimas sequías que están convirtiendo los pantanos en charcos… NO PASA NADA. Así deben pensar la inmensa mayoría de nuestros políticos, de nuestros medios de comunicación y de nuestros tertulianos, al no considerar hoy día todos estos asuntos como “platos de buen gusto”; limitándose a servirlos, en todo caso, a los postres, para quien aún le quede hueco tras la empachosa ingesta de su omnipresente 'Procés'.

Un plato que se no está repitiendo a todos en todos los rincones de España. Y como muestra, aquí, en mi Córdoba natal, sin ir más lejos, hace tiempo que se viene denunciando las malas prácticas y los 'malos humos' que tenemos que soportar de la vetusta cementera instalada en la propia ciudad. Denuncias que se han dirigido con insistencia a la Junta de Andalucía. Y cuál es su respuesta…. pues, para no ser menos que los demás, parece decirnos con su indiferencia que ahora no toca poner ese plato sobre la mesa, porque les resulta más rentable el servicio de catering que le ofrece Puigdemont y Rajoy para servirnos, como no, su insustituible 'Procés'.

Yo hace tiempo que he empezado a tener ardores de estómago. Y esos ardores, lo puedo asegurar, no se deben al cambio climático.