Opinión

Artículo Periodístico 3.985º: 'Curarse escribiendo o pintando o...'

Idea y concepto antiguo, la terapia de la poética y las artes, la catarsis que ya no los planteó Aristóteles, pero que la frase de que "me curo escribiendo" es de F. Umbral.

¿Nos curamos escribiendo o pintando o dibujando o haciendo música o... los seres humanos...? ¿Y, los que no realizan, esas actividades, sean en mayor calidad o en menor, cómo se van curando...? ¿Quizá, siendo receptores de músicas, artes, pinturas, literaturas... quizás hablando con unos y con otros...? ¿Nos curamos haciendo y fabricando y construyendo columnas de palabras periodísticas, imágenes y conceptos e ideas, y, nos curamos leyendo trozos de artículos periodísticos...? ¿La palabra, que lleva en sí, ideas, imágenes, percepciones, relatos, nos va curando de males, nos preparan a sortear males de y en el futuro...?

A veces pienso que una columna periodística, es una evolución, no demasiado grande, de cómo cuatro vecinas comentan las cosas últimas del pueblo, a veces, pienso que es la evolución, natural y de milenios, de cuando los prehistóricos al borde de la gruta, mientas asaban la carne cazada, contaban historias. A veces, pienso que eso es lo que hacemos, comentamos cosas, y, ofrecemos algún dato y algún argumento...

Los artículos periodísticos cada vez, con menos texto y menos palabras, por tanto, cada vez con menos ideas y menos imágenes y menos percepciones y menos argumentos, eso es lo que ofrecen, argumentos y datos sobre uno o mil temas. Cada mañana o día, surgen de la preñez de la Península Ibérica, miles de columnas nuevas, en cientos de periódicos papel/digitales, de una enorme diferencia de audiencia, presencia, ideología, territorio, lengua...

Pero todos, todos comentan, todas las columnas comentan cualquier tema o cualquier cosa o cualquier realidad o cualquier pregunta o cualquier temor... España es el país no solo del vino y del turismo de playa, sino de una enorme cosecha de artículos. Cientos de miles se habrán escrito en estos últimos cien años... Que muchos se habrán perdido, muchos duermen, en algún ejemplar, en los estómagos de bibliotecas, ahora en sistemas digitales...

¿Nos curamos escribiendo o dibujando o pintando o haciendo música o recitando poemas o practicando, alguna de las artes, algunos de los saberes, siendo autores o receptores, o ambas cosas a la vez...? ¿Nos curamos los humanos haciendo matemáticas...?

He indicado en algún otro lugar, que no sé, si este afán enorme de redactar palabras poniéndolas en un desfile de líneas y frases, no sé, si para algunos es una pequeña patología o enfermedad o síndrome. De dónde surge esa necesidad tan profunda que una persona, se tira uno o diez o treinta o cincuenta años, redactando textos con palabras, y, que muchas de esas personas, no obtienen oficio, ni beneficio, no vuelven a su bolsillo dineritos o dinares, ni en forma de céntimos. Pero continúan. Quizás de vez en cuando, un pequeño premio, una edición de un librito, que apenas nadie lee.

Al final el que vende tartas y cría tartas y crea tartas, sabe que al cabo de una semana hay que hacer otra, porque ha pasado al estómago de varias personas, porque se ha puesto en estado de deterioro. Pero un poema escrito hace veinticinco siglos, si no se ha destruido está tan vivo, como el que se hace hoy mismo. Existe una enorme competencia de siglos. Las tartas cada día hay que construir una, pero los poemas o las novelas o los relatos permanecen, si se cuidan siglos. Usted que escribe, su texto hoy, tiene que competir con Calderón o Cervantes o Shakespeare o Homero o Joyce o Faulkner o...

No creo que nadie se cure escribiendo o pintando, pero ayuda mucho a medio curarse. Quizás, no podamos curarnos del todo, de las heridas de la vida, de las heridas que nos han hecho, de las heridas que nos hemos hecho, pero quizás, si nos ayuda a sobrellevarlas, y, en parte nos curan y nos curamos. Quizás, sea un artilugio que los humanos se han inventado o descubierto o creado o diseñado para que todo ese pozo inconsciente o semiconsciente que arrastramos, emerja, trozos de hielo que están muy dentro, emerjan flotando un poco. Y, quizás así nos curemos. La famosa catarsis aristotélica o las teorías estéticas o poéticas de Freud y de todos los que han ido pasando por este bosque de vida, en el que somos y en el que estamos...

No sé, porqué y por qué llevo juntando palabras e ideas y datos y argumentos e imágenes y sentidos y significados ya, ya sin exageran cincuenta años. No lo sé. Porque hasta ahora, desde la adolescencia, que empecé a reunir palabras besándose y abrazándose y durmiéndose con ideas, hasta hoy, casi todo han sido fracasos. Y, salvo un premio que me otorgaron en la adolescencia, todo ha sido nada más que salir por la puerta de la plaza de toros, esa del fracaso y de la incomprensión y del silencio...

Ni una oreja, ni cuatro orejas, ni menos un rabo me han dado en todas estas décadas, por los toreos en estas plazas de las letras, solo he coleccionado nada más que silencios alrededor de esta producción, con que no sé si la escritura cura, o, si se ha hecho una cantidad apreciable, crea más heridas, las heridas del silencio y del fracaso y de la pena...