Opinión

Artículo Periodístico 3.674º: 'Casarse/no casarse y Magda Donato'

No podemos ser hipócritas, somos animales, animales racionales, estamos entre esos dos mundos, entre la animalidad y la racionalidad-espiritualidad.

Nuestra vida, ya lo percibió claramente Platón, pero no olvidemos que Platón surgió hace veinticinco siglos, la escritura, alrededor de hace 40 o 45 siglos, y los primeros imperios, en Oriente Próximo, los diversos imperios Mesopotámicos y del Antiguo Egipto, ya estaban y están desde antes, las pirámides de Egipto ya tienen más de 40 siglos…

Nos fijamos, reiteradamente en las piedras, pero para que surjan murallas, templos, palacios, pirámides y todo lo demás, antes, quizás, durante milenios han tenido que existir asentamientos, empezando por entidades pequeñas y, se van haciendo mayores, van pasando por estadios, posiblemente, vistos desde hoy, aldeas-estados, pueblos-estados, ciudades-Estados, e imperios-Estados… Pues en todos esos proceso, desde el Neolítico, al menos, 10 y 12 últimos milenios.

La vida sigue porque dos personas, hombre y mujer, en un momento, desean tener una vida en común, y, surgen hijos... El casamiento ha sido esencial en todas las sociedades y en todos los tiempos, posiblemente desde la prehistoria. Los antropólogos y los sociólogos con sus estudios sobre el corazón humano, nos indican multitud de facetas, realidades, materializaciones, potencialidades... Pero el casamiento, ha sido de una manera o de otra, es una realidad humana. Incluso ahora, en lo que se denomina 'vivir en pareja'...

La notable escritora, actriz, periodista, columnista, defensora de los silenciados y de las mujeres, Magda Donato, de nombre Carmen Eva Nelken Mansberger (Madrid, 1898, Ciudad de México, 1966), en un artículo, titulado Hay mil maneras de casarse, publicado en 03 de abril de 1917, en El Imparcial, en la página 3. Según mis datos ese número tenía seis páginas, tres hojas.

El casarse ha sido una preocupación y un destino y una vocación y un deseo. Cada época, sociedad, tiempo, cultura tiene sus modos y sus maneras. Leí hace muchos años, que por el Paseo del Prado de Madrid a principios del siglo XX, las chicas, jóvenes, adolescentes, muchas casaderas paseaban de un lado a otro, en grupo, porque era la manera, una de ellas, quizá la más popular, de ser vistas y ver y que las viesen. Y, decía aquella noticia o dato, nunca se me ha olvidado, antes hacia más frío que ahora, fuera de las casas y dentro de las casas, que alguna llegó a recoger y recolectar en su pecho y pulmones una pulmonía, y, alguna falleció, por el frío de aquellas tardes, paseando para ser vistas y ser queridas y ser amadas e, intentar formar una familia. ¡Aquí mi recuerdo y homenaje a todas ellas...!

No somos consciente de todo lo que ha sufrido y se ha alegrado la humanidad, para intentar seguir viviendo y reviviendo y sobreviviendo y metaviviendo. La mujer es el fundamento esencial sobre el que la vida humana ha surgido y se mantiene. La mujer es la esencia de la humanidad. Hasta ahora, durante milenios y siglos, pasando épocas y tiempos y paces y guerras, y revoluciones y contrarrevoluciones, y culturas y religiones, la mujer se ha mantenido como el fundamento de la vida humana. No digo que el hombre o varón no haya hecho nada, que no es cierto, pero sin la mujer el mundo no habría permanecido vivo y existente. Dios creó a la mujer, para que la vida humana siguiese y prosiguiese y se mantuviese y se retuviese y se sostuviese... Es triste, que tantos nombres de calles que existen, no exista una dedicado a la mujer. Solo con este nombre 'calle de la Mujer' –con mayúsculas o minúsculas–. 'Plaza de la Mujer o Avenida de la Mujer...', –dirán algunos, también otra al hombre...–, pues bueno, otra al hombre.

Un siglo después de este artículo de Magda Donato, el problema sigue siendo el mismo, 'mujeres casaderas'. Mujeres que desean tener una pareja estable, que quieren tener un proyecto de vida y de mundo, que quieren tener hijos –al menos, uno–, y, que esperan. Leí, una vez, hace tiempo, todo en mí, ya, casi siempre es hace tiempo, "que existían cientos de miles de mujeres, en Tokio, solteras, que querían casarse, pero que no encontraban la pareja adecuada, y, al mismo tiempo, existían también cientos de miles de hombres solteros".

¿Qué ha sucedido, para que hayamos llegado a esa/esta realidad, en la cual, existen miles de mujeres, decenas de miles, en un territorio o sociedad o Estado, que quieren tener un lugar en el mundo, como mujeres con pareja o casadas o con hijos, y, que no los encuentran... ¡Es que han cambiado tanto las costumbres sociales, morales, las formas de entender el mundo...!

Hay que terminar este artículo, pero diría dos conclusiones: Una, que algún departamento universitario o biblioteca o entidad cultural, publique en virtual los cientos de artículo de Magda Donato, y, que sean fáciles consultarlos –al menos, los que estén sin derechos de propiedad–.

Segundo, que se cree un Plan Nacional de estudio del amor y del matrimonio y de la familia. Porque existen decenas de miles de personas que quieren casarse, que esperan casarse, que desean casarse... Démosles, no sólo el derecho, sino la posibilidad real de que puedan hacerlo. De llevar una vida normal y humilde y modesta, en sus oficios y profesiones y en sus casas y, con sus esposos y con sus hijos... Las parroquias creen grupos de jóvenes que se conozcan entre ellos, y, puedan surgir las flechas de Cupido...

Démosles ese derecho, no sólo a nivel teórico, sino a nivel práctico y real. Toda la ingente cantidad de recursos culturales y de conocimiento que el Estado dispone, utilícenlos también en esto. Todas las ciencias sociales nos aporten ideas.

Sólo es vivir, hay personas que sólo quieren vivir. ¿Es mucho el querer vivir, el querer vivir con una familia y con un hijo? ¿Es mucho pedir a la sociedad?