Opinión

Todos sabemos de 'los asquerosos'

El pasado 15 de enero se presentó la obra teatral en el Gran Teatro de Córdoba

'Los asquerosos'

Se apagaron los focos y el público levantó al vuelo un aplauso agradecido por el espectáculo ante un teatro lleno. La adaptación teatral de 'Los asquerosos', protagonizada por Miguel Rellán y Secun de la Rosa, nos muestra una obra llena de críticas a los comportamientos de la sociedad superficial y a una situación política que va desde la España Vaciada hasta los abusos policiales; un espejo social individual y colectivo sobre nuestros comportamientos hiperconsumistas y el vacío político que le hace el sistema a los precarios como Manuel, que en su caso no sólo no le importa al sistema, sino que tampoco le importa a nadie, a excepción de a su tío.

La obra relata la historia de Manuel (Secun), un joven precario que se ve obligado a huir tras apuñalar a un antidisturbios en el portal de su casa. Con la ayuda de su tío (Miguel), que se perfilará durante la obra como figura paterna, trazará un plan propio de quien ha tragado las repetitivas temporadas de toda una serie policíaca. Manuel intentará sobrevivir en un pueblo abandonado llamado Zarzahuriel, un refugio hasta saber la transcendencia de los hechos o la prescripción del delito. Total, a nadie le importa un pueblo abandonado perdido lejos de la urbe. Spoiler, pasan cosas. La historia de Santiago Lorenzo no produce indiferencias.

Hace unos meses que leí el libro, y al saber de la presentación de la obra en Córdoba no dudé, lanzado por el buen regustillo que me dejó el relato. Me surgían las dudas de siempre ante cualquier adaptación, nada especial ni ajeno a cualquier aficionado a la lectura, el cine o el teatro. No creo que las adaptaciones deban cumplir las expectativas del disfrutado de una buena novela. Me considero de esa minoría que evita esperar nada, comparar, o que entiende que a dos formatos distintos no puedes pedirle una caricatura exacta.

En este caso, la obra teatral presenta un resultado muy conseguido para quien quedó entregado al libro. Los diálogos y la consecución del relato son fieles a la novela, un acierto conseguido por los guionistas Jordi Galcerán y Jaume Buixó. Es evidente que no puedes esperar que la obra teatral cumpla todos los detalles y escenografías propias de la imaginación de un lector, sobre todo cuando Santiago Lorenzo hace un ejercicio descriptivo que roza la fotografía.

Resuelve de forma hábil y llena de sátira la escasez de diálogos en el libro que está narrado desde la perspectiva de su tío. Durante la actuación la continua risa del Gran Teatro cordobés era la mejor de las bandas sonoras, acompañada casi siempre de un melódico sonido de situación muy bajito, que sólo se silenciaba en las reflexiones más profundas de los personajes.

Otro de los éxitos de la propia obra es la no necesitad de leer el libro para entender el fondo de la obra: Conocer a 'los asquerosos' que todos conocemos en esta sociedad. Desde el jefe que te explota, el policía que abusa de su posición de poder, los caseros o inmobiliarias que especulan con la vivienda o las adineradas 'mochufas' familias que creen poder adueñarse de la paz y la propiedad del ajeno. El retrato se impone mientras la aventura de Manuel se embulle en un camino de soledad, felicidad y auto-conocimiento.

Tanto el libro como el teatro son una oportunidad de ponernos un espejo social en el que reírnos de nosotros mismos, reflexionar sobre nuestra concepción de lo rural, la realidad de las necesidades creadas por nosotros mismos, la relación con la soledad y los problemas sociales que nos habitan. Vayan, asistan, rían, y no sean 'mochufas'.