Opinión

A vueltas con el colesterol

Hace unos días algunos medios de comunicación se hicieron eco de una noticia sobre el colesterol y su importancia para el funcionamiento del cerebro publicada por un grupo de investigación español. El grupo del Dr. Dotti en el Centro Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid demostró que el colesterol era esencial para mantener la memoria en un estudio desarrollado en ratones (http://www.cell.com/cell-reports/abstract/S2211-1247(16)31092-0). Recopilando la información científica disponible sobre el asunto me di cuenta que los estudios científicos realizados hasta el momento no aclaraban si controlar el colesterol era bueno o era malo para nuestro cerebro. Y no porque los estudios no estuvieran bien realizados sino por la complejidad de entender cómo una molécula puede afectar a las diferentes funciones que el cerebro realiza.

Teniendo en cuenta la mala prensa que tiene el colesterol entre los muchos de nosotros que tenemos que controlar sus niveles casi constantemente, es de entender que este tipo de noticias provoquen a los ciudadanos la sensación de que científicos y médicos actúan a veces como el péndulo y unas veces dicen unas cosas y otras la contraria. Y, como científico, entiendo esa forma de pensar, especialmente teniendo en cuenta los vaivenes que se han ido produciendo en cuestiones relacionadas con la nutrición donde un día algo es malo y al día siguiente ya no lo es, o peor aún, pasa a ser bueno. Permítanme intentar aclarar un poco este asunto.

El colesterol tiene mala fama ya que la mayoría de nosotros vamos a acabar teniendo altos los niveles de colesterol en la sangre y eso no es bueno. No paramos de recibir mensajes sobre que hay que controlar los niveles de colesterol, que a partir de cierto número hay que cuidarse, que tomando tal o cual cosa de conocidas marcas comerciales se “ayuda” a bajar el colesterol, etc, etc, etc. Pero, ¿de verdad entendemos el porqué de esos mensajes? Nuestro cuerpo está continuamente moviendo sustancias de un órgano para otro. Nuestro hígado es el principal órgano que controla este tránsito y especialmente en el caso de los compuestos grasos como los triglicéridos o el colesterol, donde actúa como el principal centro controlador. Para ello, el hígado toma las grasas que hemos comido, las guarda, las modifica y las empaqueta para mandarlas a otros lugares como el músculo, el tejido adiposo, el corazón o donde sea necesario. Esas grasas van empaquetadas en partículas ricas en colesterol, esencialmente las famosas HDL (colesterol bueno) y LDL (colesterol malo), y algunas otras. La forma de hablar popular ha asociado las palabras bueno o malo al colesterol según la partícula de la que hablemos pero realmente, el colesterol es el mismo en ambas. Lo que ocurre es que las partículas LDL se oxidan más fácilmente que las HDL y esa oxidación hace que se acumulen en zonas dañadas de las arterias creando un tapón o, mejor dicho, haciendo que el tubo de la arteria sea cada vez más estrecho. Si el tapón crece mucho, cierra la arteria y provoca un ictus o un infarto. Por esa causa hay que controlar el colesterol en la sangre.

Pero el colesterol es también una molécula esencial para que todo funcione bien en nuestro organismo. Las células de nuestro cuerpo fabrican su propio colesterol y lo utilizan para muchas cosas. El colesterol mantiene la membrana que separa las células del exterior en un estado óptimo para que las proteínas que hay en ella funcionen. Es esencial para que las células sepan lo que pasa alrededor y cómo deben responder. Además, el colesterol es la molécula a partir de la cual se fabrican las hormonas sexuales tanto femeninas como masculinas además de otras hormonas que controlan el metabolismo. Es, por tanto, esencial para que haya comunicación entre los diferentes órganos de nuestro cuerpo y esa comunicación sea adecuada. Y, por poner un caso más, también es la molécula a partir de la cual se fabrica la vitamina D en nuestro cuerpo. La vitamina D es fundamental para que el hueso se mantenga y su falta provoca la osteoporosis. Con estos ejemplos queda claro que el colesterol es muy importante para nuestra vida. Pero su excesiva presencia en la sangre puede provocar infartos.

Para evitar que el colesterol sea un problema para el corazón esencialmente se prescriben unos fármacos llamados estatinas. Hay muchos tipos y con diferentes características pero todos hacen lo mismo, bloquean la fabricación de colesterol en el cuerpo. Y ahí es donde aparece el primer problema. Hay órganos como el cerebro o el músculo que necesitan que se mantenga la producción de colesterol y si se bloquea pueden acabar funcionando mal. Además, como esos órganos no recogen fácilmente el colesterol del plasma, el uso continuado de las estatinas los podría acabar dañando.

Por eso el estudio con el que comencé este artículo es importante, en este nuevo estudio se intenta aclarar si bloqueando la fabricación de colesterol estamos arreglando un problema, el infarto, pero agravando otro, problemas musculares o cerebrales. Y este estudio demuestra que el cerebro necesita mantener la fabricación de colesterol para mantener su capacidad de memorizar; algo muy relacionado con los problemas de memoria de las personas mayores que, por otro lado, son las que más consumen estatinas. Por ello, este estudio recomienda que se utilicen compuestos de este tipo que no puedan afectar al cerebro y, por tanto, evitar afectar a este órgano a la vez que previenen la posibilidad de sufrir un infarto.

Pero también podemos hacer algo más para mejorar nuestro colesterol y evitar mayores problemas. Y es algo fácil y nada costoso: aumentar la actividad física. Hace unos años, nosotros demostramos que las personas mayores que mantenían una mayor actividad física sufrían una menor oxidación del colesterol en la sangre con lo que se prevenía la posibilidad de tener problemas cardiacos. Además, comprobamos que a más sedentarismo, mayor oxidación del colesterol. Nuestros estudios ya demostraron que, a pesar de tener algo más alto el colesterol, las personas que mantenían una actividad física alta tenían menos riesgo de sufrir un infarto. Si sumamos nuestros estudios a los cientos de otros estudios que demuestran los efectos positivos del ejercicio físico, podemos asegurar que una vida activa acompañada de una dieta equilibrada y rica en verduras y frutas y una alta actividad social son las recetas más efectivas y más baratas para evitar los problemas del colesterol y mejorar nuestras capacidades físicas especialmente a esas edades en las que comienzan a disminuir.