Opinión

Las sociedades científicas se plantan frente a la pseudociencia

Hace unos días la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) junto con la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) celebraron en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense en Madrid una Jornada dedicada a denunciar el daño que las pseudociencias y pseudoterapias están causando a los ciudadanos. La Jornada, titulada Pseudociencias y pseudoterapias. Una verdad igualmente incómoda, pemitió que el director de FACME y cinco ponentes de las diferentes ramas del conocimiento representadas por las sociedades científicas asociadas a COSCE mostráramos las mentiras en las que se basan las pseudociencias y las terapias sin base e incluso peligrosas que emanan de estas mentiras. 

No se engañen, los científicos no nos sentimos amenazados por las pseudoterapias ya que sabemos qué es lo que funciona y lo que no funciona en el tratamiento de las enfermedades, como dejó claro el presidente de FACME en la rueda de prensa previa a las Jornadas: "Los amenazados son los ciudadanos". Son las personas que acuden a estos sanadores que les ofrecen terapias sin base científica alguna, en el mejor de los casos inútiles y en el peor de los casos peligrosas, las que están amenazadas. 

Resumiendo las jornadas podemos concluir que las pseudociencias se disfrazan de ciencia para parecer aquello que no son. Consideramos que es excesivo llamarlas pseudociencias ya que se incluye la palabra ciencia con el significado que implica aunque cualquiera de estos estudios o prácticas difícilmente soportaría el más básico de los mecanismos aplicables al método científico. Por poner un ejemplo ilustrativo, hace poco seguí un debate sobre la homeopatía en una televisión autonómica en el que una doctora defensora de dicha pseudoterapia llegó a afirmar que a la homeopatía no se le puede aplicar el método científico ya que sus mecanismos están en un plano diferente. Ahí es nada. Con ese pensamiento está claro que no podemos pedir estudios científicos correctos ya que, al parecer, esta terapia tan conocida entra dentro del mundo de la mística y la magia más que de la ciencia. 

Mi participación se centró en el cáncer y las pseudoterapias intentando contrastar lo que funciona con lo que no funciona ni va a funcionar nunca. Podría haber utilizado otros temas como los movimientos antivacunas y cómo nos ponen en peligro a todos los demás  o las tonterías sobre dietas y nutrición y su efecto en la población. La nutrición vuelve a ser tratada en el nuevo libro de J.M. Mulet titulado ¿Qué es comer sano?, y que desde aquí recomiendo junto con sus otros libros sobre transgénicos o sobre pseudoterapias. Como el cáncer es un tema que ya he tratado antes en esta columna, no voy a incidir de nuevo en lo ya tratado sobre los alimentos alcalinos,  los tratamientos inútiles o lo que funciona verdaderamente y la importancia de la prevención. Pero sí que quiero incidir en algunos aspectos importantes que afloraron mientras preparaba la ponencia. 

Podríamos decir que la medicina de nuestro tiempo es relativamente nueva ya que ha ido evolucionando a partir del conocimiento de los procesos celulares y moleculares que están detrás de las enfermedades. Pero ese conocimiento es muy reciente. Así, cuando conocemos qué es la diabetes, porqué se produce y qué mecanismos funcionan mal en cada uno de sus tipos, se pueden diseñar procedimientos y terapias basadas en las evidencias científicas para poder tratar de la mejor manera posible a las personas que la padecen. En la mayoría de las enfermedades crónicas, los tratamientos no curan ya que la disfunción se debe a mecanismos moleculares muy complejos que no se solucionan con una pastilla pero sí que se pueden utilizar terapias que disminuyan el daño y enlentezcan el progreso de la enfermedad. Sin embargo, en el caso del cáncer, las enfermedades infecciosas bacterianas o víricas y traumáticas sí que se ha desarrollado toda una batería de procedimientos y tratamientos que acaban con la enfermedad. Y eso es así porque la medicina actual se basa en el conocimiento, en las evidencias científicas, en las pruebas validadas, en los ensayos clínicos, en el seguimiento de las terapias y los procedimientos y gracias a ello ha evolucionado enormemente permitiendo alcanzar la época con la mayor esperanza de vida de la historia humana. 

Todo este avance en la ciencia médica ha permitido que durante los últimos 40 años la supervivencia en muchos de los cánceres más comunes haya aumentado paulatinamente año tras año llegando a superar el 80% en algunos de ellos como próstata, piel o mama. No obstante, es cierto que en otros casos la progresión ha sido bastante lenta como en el caso de los cánceres de páncreas, hígado, pulmón o esófago que son muy agresivos y evolucionan muy rápidamente. Se requiere de más investigación para encontrar marcadores que nos indiquen la presencia de estos cánceres agresivos y para encontrar las terapias más efectivas. El conocimiento científico y su aplicación ha conseguido que casos complejos como un reciente caso de cáncer de mama con metástasis puedan tener remedio gracias a la aplicación de nuevas técnicas basadas en el uso del sistema inmunológico. 

Frente al avance de la medicina basada en la evidencia científica las pseudociencias no ofrecen nada con un mínimo de capacidad como para llamarse terapia. Lo primero que ofrecen es miedo. Este miedo está basado en los factores que nos rodean. Miedo a los compuestos químicos artificiales considerados como tóxicos frente a los naturales pese a que los naturales puedan matarte igualmenteMiedo a los agentes físicos como las ondas electromagnéticas creadas por el hombre frente a las altamente peligrosas procedentes de la naturaleza o miedo frente a las terapias 'oficiales' con reclamos como que la quimioterapia es tóxica, que los efectos secundarios son devastadores o que las compañías farmacológicas, en connivencia con los gobiernos, pretenden mantenernos enfermos para ganar dinero. Y ese miedo lo extienden unas de las terapias más efectivas en la prevención de las enfermedades: las vacunas. Mientras que los estudios científicos ya están demostrando que la vacuna contra el virus del papiloma está resultando positiva reduciendo el número de mujeres afectadas por este virus y, por tanto, reduciendo el riesgo de contraer los cánceres asociados, los grupos antivacunas siguen con su campaña contra ella usando la conspiración como argumento. 

En cualquiera de los blogs, páginas de revistas supuestamente de salud o de información bienintencionada para la defensa de los ciudadanos encontraremos una frase mágica: "Lo que (tu médico, el gobierno, la OMS, la ONU, las compañías farmacéuticas, multinacionales o qué-se-yo) no quiere que sepas". A partir de ahí, ofrecen una lista de fuentes supuestamente científicas pero llenas de blogs que repiten lo que se dice en otros blogs y que, a su vez, repiten lo que se decía en otro blog sobre una publicación científica que demostraba el peligro de algo o las propiedades milagrosas del limón, el bicarbonato, el higo chumbo o cualquier otra cosa que toque. Si buscamos las fuentes originales encontraremos artículos retirados por haberse demostrado un fraude como en el caso de la relación entre las vacunas y el autismo, o artículos de experimentos en animales cuyas conclusiones o no se han corroborado o se ha demostrado que sus resultados no apoyaban aquello que decían. Los científicos necesitamos que otros corroboren los resultados, los pseudocientíficos se agarran con uñas y dientes a un solo artículo para sostener aquello que defienden y no les importa nada que ese artículo sea un fraude o sus resultados nunca más se hayan repetido. 

Por otro lado, parecería que las pseudoterapias fuesen gratuítas y los gurús que las promocionan trabajasen por el bien de la humanidad altruísticamente pero no se nos olvide que ellos también tienen su negocio. Desde quien vende libros sembrados de prevenciones, miedos, terapias absurdas o dietas milagrosas y luego repite conferencias pasando el platillo a quien nos ofrece sus servicios de coaching para solventar los traumas infantiles que causaron el cáncer según ellos o quienes ofrecen todo un abanico de terapias basadas en la meditación, el masaje con piedras o con hierbas, los ungüentos con propiedades místicas, la imposición de manos capaces de levantar el ánimo celular o la famosa homeopatía. No se nos olvide, tras todo esto hay un negocio basado en medias verdades, falsedades completas, terapias inútiles y productos baratos vendidos a precio de oro como las bolitas homeopáticas edulcoradas o los batidos de hierbas detoxificantes o de bonitas flores con propiedades mágicas.