Opinión

El peligro de la ignorancia de los famosos en una pandemia

Desde que hace casi un año el mundo comprendió que no hay fronteras que puedan frenar a una microscópica partícula vírica capaz de infectar las células de nuestro epitelio respiratorio, nuestras vidas se han visto volteadas como si estuviésemos en un terremoto de altísimo grado. Aunque epidemiólogos y científicos ya habían previsto escenarios parecidos, y posiblemente organismos como la OMS habrían preparado procedimientos y estrategias frente a algo parecido, está claro que la sociedad no estaba preparada para para algo así. O, al menos, no toda la sociedad, ya que la mayoría creo que sí estaba preparada para hacer lo que se tiene que hacer, pero otros no son capaces de entender la situación.

Desde esta columna he intentado informar sobre la evolución de la pandemia, explicar que nos estaba ocurriendo y esclarecer las dudas sobre las terapias y las vacunas. Sin embargo, todo esfuerzo es insignificante si basta la comparecencia de un famoso en un video de Youtube o en un acto público, soltando toda una sarta de falsedades y de exabruptos conspiranoicos, para que muchas personas acaben desinformadas y desnortadas. 

La actriz Victoria Abril recibió el pasado 25 de febrero el premio Feroz de Honor 2021 a su dilatada carrera como actriz. Y en un acto de soberbia, arrogancia, falta de respeto aprovechó su comparecencia pública sin mascarilla para hacer gala de su negacionismo, su conspiranoia y su total ignorancia sobre lo que es una pandemia y sus repercusiones. 

Que personas con relevancia pública como Abril, Bosé, Bumbury o presidentes de países como Bolsonaro o Trump suelten públicamente opiniones que van en contra de cualquier estrategia epidemiológica, pone en peligro la vida de todos. La mayoría de la gente no entiende muy bien lo que está ocurriendo, no sabe lo que es un virus, cómo infecta o se dispersa, por qué es importante el aislamiento y el confinamiento, y opiniones de personas públicas y dirigentes políticos con miles de seguidores son valiosas pero también desastrosas si se unen a las teorías de la conspiración, al negacionismo y a los movimientos antivacunas. Precisamente esto es lo que ha ocurrido con la señora Abril. 

La falta de respeto con la que Victoria Abril acudió a la rueda de prensa, repito, sin mascarilla, y la arrogancia con la que soltó su opinión pese a que no era el tema sobre el que se le preguntaba, demuestra la enorme soberbia del ignorante. Palabras como plandemia o coronacirco ilustraron su mensaje negacionista, conspiranoico y contra toda capacidad de análisis de la situación. Su afirmación de que había más mortandad tras la vacunación que antes, además de ser una falsedad enormemente peligrosa, demuestra una enorme incapacidad para entender la situación. No, señora Abril, la tercera ola en todo el mundo comenzó alrededor de primeros de enero, la vacunación apenas ha conseguido un porcentaje significativo desde que comenzó justo en ese momento y, además, la mortandad ha comenzado a bajar desde hace unas semanas. Por tanto, su afirmación es totalmente falsa y engaña a los que la escuchan. Así ella y los demás famosos y poderosos deberían tener mucho más cuidado con lo que dicen con semejante aura de superioridad moral porque está muriendo mucha gente en todo el mundo y necesitamos de los mejores tratamientos y ciencia que podamos ofrecer. 

Victoria Abril nos invitó a informarnos en fuentes científicas. El problema está en que todas estas personas populares se nutren de la información que ellos consideran científica de ciertos "científicos y médicos" que llenan las redes sociales con falsedades, medias verdades y terapias inútiles Una sarta de iluminados con la falsa superioridad de creerse más listos que nadie por ir contra el "sistema". En ese universo conspiranoico encontramos al grupo de "Médicos por la verdad", a blogueros con ínfulas de visionarios de la realidad, a populares "biólogos" de la naturaleza, a vendedores de pócimas y mejunjes inútiles o tóxicos y a los charlatanes de siempre, todos ellos coreados por fanáticos seguidores sin capacidad de análisis. Nada peor para informarse. Yo les recomendaría los medios habituales que utilizamos los científicos como son las publicaciones, pero muchos creen que hasta esos miles de revistas revisadas por científicos de todo el mundo forman parte de la conspiración mundial. Es una conspiración en la que participamos millones de científicos y médicos de todo el mundo. ¡Casi ná!

Lo bueno de todo esto es que los millones de sanitarios y científicos de todo el mundo están consiguiendo luchar contra el virus de la manera más efectiva posible y pronto podremos volver a la normalidad a la que estábamos acostumbrados. Las vacunas, conseguidas con el trabajo de miles de personas, evaluadas sobre decenas de miles de voluntarios que se ofrecieron para ello, revisadas por otros miles de científicos y por las agencias del medicamento de medio mundo, van a conseguir que volvamos a vivir como lo hacíamos hace tan solo un año. Y no será muy tarde. 

En Israel, donde la vacunación va a una velocidad considerable ya han realizado estudios de efectividad y han llegado a la conclusión de que más del 90% de las personas vacunadas están protegidas frente al virus. Igualmente, en España, los primeros estudios demuestran que en las residencias, los mayores se infectan mucho menos y la mortandad ha bajado enormemente.  Lo mismo se está comprobando en UK. Y en todos estos países los datos son públicos, para que todo el mundo tenga acceso a ellos y los analice. 

La vacunación demuestra, de nuevo, su enorme efectividad. Igual que ya lo está demostrando la vacuna contra el papiloma en países como Australia, uno de los primeros países en implantar una vacunación general, pese a lo que denuncian, sin fundamento ni datos, como siempre, conocidos antivacunas de nuestro país

Pese a tanto antivacunas con seguidores en las redes y fuera de ellas y a famosos seguidores de estos grupos, la ciencia y el sentido común vuelven a ser la base de la solución frente a una enfermedad infecciosa. Como ya ocurrió con la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la peste, el cólera y otras muchas enfermedades infecciosas. Debe ser que como ya no vemos morir a niños por sarampión, paperas o viruela o con malformaciones por la poliomielitis, debe ser que han desaparecido porque sí. Ya saben, ojos que no ven, corazón que no siente. Y si el corazón no siente, no vemos el peligro que hay tras los microorganismos que causan estas enfermedades.

Tal vez lo que necesitemos es un movimiento contrario. Un grupo de famosos de diferentes ámbitos que salgan a los medios con el simple eslogan de 'YO ME VACUNO'. Así, al menos podríamos dar una nueva referencia a muchas personas y tranquilizarlas. Un joven Elvis Presley ofreció su imagen en 1956 para apoyar la vacunación contra la poliomielitis. No creo que sea contraproducente ahora. Llenemos las redes con el hastag #yomevacunopara dejar claro que con esto no se juega. 

#Yomevacuno.