Opinión

Una nueva cumbre del clima. ¿Y para qué?

Glasgow ha sido testigo de una nueva cumbre del clima por la que se han paseado mandatarios, conferenciantes, representantes, activistas, voluntariosos, pesimistas, etc. De todo, la verdad, pero, ¿para qué? Sinceramente, en mi modesta opinión, para nada, para hablar de lo mismo de lo que se ha hablado en las 25 cumbres restantes y para no llegar a ningún sitio.

Nos podemos preguntar que, entonces, para qué tanto teatro sobre el clima si, al final, lo que se acuerde no sirve para nada. Y eso mismo me pregunto yo. Como reza el dicho popular, 'del dicho al hecho va mucho trecho'. No hay más que mirar para las cumbres del clima para entender qué sabio es el refranero. ¡Cómo acierta una y otra vez!

Repasemos un poco lo hecho hasta ahora. Va a ser fácil, no es que se haya hecho mucho.

Por lo pronto, lo más importante es que ya parece que todos estamos de acuerdo que el calentamiento global y el cambio climático ya están ocurriendo. No crean, ha sido difícil ya que hay muchos representantes a los que les ha costado verlo, pero ya parece que lo ven. Otra cosa es que sepan hacer algo o quieran hacerlo, cosa que dudo. 

Por otro lado, se hizo algo pero que no sirve para nada a no ser que sea para subir el precio de la luz. Ese algo es abrir un mercado de CO2. Nunca lo he entendido y perdónenme la franqueza. Vale, ponemos un precio a las emisiones de CO2 y así el que más emite, más paga. Los que quieren emitir más de lo que les permite su cupo van y pagan a otros países por sus emisiones para así seguir emitiendo. Así que básicamente, en lugar de bajar las emisiones, lo que hacemos es seguir emitiendo lo mismo pero pagándonos entre nosotros. ¿Le ven ustedes alguna lógica? Yo, por lo pronto no; nada. 

Lo lógico habría sido llegan a un consenso y buscar alternativas que frenasen la emisión de CO2 por la quema de combustibles fósiles como el carbón o el gas natural. Por ejemplo, invertir más en renovables, buscar formas de almacenamiento de energía, investigar en más aprovechamiento del viento, el sol o las mareas. Básicamente, optimizar la energía planetaria. En España se tomó una medida, poner un impuesto al Sol que fastidió el desarrollo de las renovables. Un aplauso, por favor. 

Así que lo que sería lógico no se hace, se sigue quemando carbón y gas natural para producir electricidad. Pero ahora, si usamos gas natural para producir electricidad, debemos pagar el combustible (que sube y sube) y además, el canon por el CO2 que se emite (que también sube y que se repercute a las otras fuentes de electricidad no contaminantes, ¿alguien lo entiende?). Así que una medida para bajar las emisiones de CO2 se ha convertido en un mercado (mercadeo mejor dicho) en el que pagamos más por la electricidad y emitimos básicamente lo mismo. 

A todo ello hay que sumar las iniciativas para que el CO2 se puede almacenar de alguna forma. Obviamente la primera de las opciones es plantar árboles. Queda muy guay eso de salir con el plantón, la pala inmaculada y con la fecha del evento grabada en su mango y un kilito de mantillo para plantar el arbolito en un lugar repleto de fotógrafos y prensa y así salir como ejemplo de lo que hay que hacer. Lo siento, no funciona así. 

Si, como se ha hecho otras veces, nos ponemos como locos a plantar arbolitos que sirvan de sumidero de CO2 pensando que cuanto más crezcan más CO2 incorporarán, estaremos cometiendo el mismo error que en replantaciones pasadas en las que los bosques se llenaron de especies de crecimiento rápido que son bombas de fuego cuando hay incendios. Si a todo ello sumamos que los bosques los tenemos abandonados y que los incendios de Rusia, Australia, EEUU, Portugal o nuestros son cada vez más agresivos debido a la temperatura, la sequedad y los vientos, tenemos un coctel estupendo para que se libere aún más CO2 al ambiente. Es peor el remedio que la enfermedad. Así que eso de plantar a lo loco, no. Hay que pensarlo mejor. 

Por lo pronto hay que pensar en no destrozar lo que aún queda. Y eso, mucho me temo, choca con intereses económicos muy grandes. Además, hay que reducir la emisión de CO2 con la quema de combustibles fósiles. Y eso choca también con los intereses económicos y con las necesidades de energía de todos los países y sus ciudadanos. Si queremos tener energía eléctrica para los millones de coches no contaminantes que queremos usar para eliminar los de combustión hay que pensar en producir muchos más megawatios que ahora. Y eso pasa por buscar fuentes de energía estables y no contaminantes que sean capaces de generar electricidad en esos días en los que las renovables no pueden. Sí, estoy hablando de la energía nuclear. Algunos países ya se han dado cuenta, lo que dudo es que en España vayamos a tener un debate sosegado, científico y racional sobre esto. Lo dudo. Mucho. 

Así que termino como empecé. ¿Para qué 26 cumbres del clima? ¿Para qué tanto alboroto y tanto bla, bla, bla si al final nadie va a analizar el problema seriamente? Sinceramente, yo creo que ya no hay vuelta atrás. Hace tiempo ya dije que ya no podemos domar el clima. Ha adquirido vida propia. Sigue los designios de fuerzas físicas que ni siquiera entendemos. Así que lo que debemos hacer es intentar no estropearlo más, estudiar bien su evolución y adelantarnos a los problemas. Y van a ser muchos y no veo voluntad por ponerse manos a la obra.