Opinión

La milagrosa curación de Spiriman y las pseudoterapias

Quienes hemos pasado por el agresivo tratamiento de quimioterapia sabemos muy bien que la curación de un cáncer no depende de milagros sino de que el cocktail de venenos que te introducen por las venas y, en algunos casos, la radiación con la que te han bombardeado, acaben con todas y cada una de las células cancerosas que se han dispersado por el cuerpo. Los oncólogos estudian detenidamente el tipo de cáncer y determinan el mejor de los procedimientos, el tipo de combinación de fármacos, las pautas de seguimiento, la radiación necesaria y dónde hay que aplicarla. A lo largo de los últimos años el tratamiento contra el cáncer ha evolucionado enormemente y, junto con el diagnóstico precoz, el sistema sanitario ha conseguido reducir enormemente la mortalidad. 

El médico granadino Jesús Candel, conocido como Spiriman, anunció a principios de agosto pasado que sufría un cáncer de pulmón con metástasis en otros órganos y en el hueso. El archiconocido y beligerante médico de las redes sociales, que se hizo muy popular por la lucha contra la decisión del Gobierno Andaluz de Susana Díaz de fusionar la gestión de hospitales, anunció en las redes que padecía “un cáncer muy agresivo y extendido a diferentes partes” de su cuerpo. Si bien, sus primeros comentarios sobre su enfermedad apoyaban la vía de la investigación y de la prevención con su beligerante lenguaje habitual, poco después esta lucha dependiente de la evidencia científica que salvaba vidas comenzó a torcerse.  

En octubre, el buen doctor vio como su cuenta de twitter se vería bloqueada al lanzar una opinión en la que decía que “el que se quiere curar del cáncer se cura y el que no, se muere”. Siguió diciendo que "La actitud es la aliada de la evidencia científica de tratamientos muy duros. Repito: el que quiere consigue lo que quiere. Es mi forma de pensar. El que no quiere no lo consigue". No seré yo el que no defienda que una actitud positiva contra cualquier enfermedad y, encima tan grave, no sea positivo, más bien todo lo contrario, pero todos entenderán que el mediático doctor estuvo bastante desafortunado en su opinión que dejaba en manos de la voluntad del enfermo de cáncer su propia curación. 

Los enfermos de cáncer aprendemos a afrontar las repercusiones inmediatas del tratamiento. Todos sabemos lo que ocurre en los dos o tres días posteriores a que por tus venas se hayan introducido sustancias cuya función es la de matar células que se replican rápidamente. Nauseas, vómitos, malestar general, debilidad aparecen más o menos a los dos días después de salir de la sala de tratamiento y sin faltar a la cita; ciclo tras ciclo. La primera vez pagas la novatada y, aunque con gran voluntad y positivismo quise salir a la calle a dar un paseo, tras vomitar en tres árboles en poco más de trescientos metros, entendí que la cosa no funcionaba siendo voluntarioso. Por eso agradezco que el doctor que llevó mi caso acertara con unas pastillas que, al menos, redujeron los vómitos, aunque la imposibilidad de comer y las nauseas se quedaron. Entenderán que me muestre ciertamente indignado por las palabras de alguien que, siendo doctor y además, enfermo, acuse a quienes mueren de cáncer de no querer su curación. No, Sr. Candel, la medicina y la biología no funcionan con voluntarismo y meditación trascendental para ordenar a tu cuerpo que haga lo que uno quiere. 

Hace unos días un recuperado, musculoso y ágil, y según el, ya curado Spiriman apareció de nuevo. Debe ser cosa de edad o de naturaleza ya que mientras que muchos como yo apenas éramos capaces de subir dos pisos sin pararnos en el rellano para tomar aire tras los tratamientos, el buen doctor aparece bastante bien subiendo hasta el monumento a la Virgen de las Nieves en Sierra Nevada, a unos 2700 metros de altitud. Con muy buen aspecto, Spiriman sube a dar las gracias y a rezar a la Virgen a la vez que vuelve a insistir en su curación gracias a su voluntad de curarse.

Algunos conocemos bastante sobre células cancerosas y tratamientos contra el cáncer. Una de las cosas que sabemos es que una metástasis en los huesos no es nada fácil de curar y requiere de un seguimiento importante. La otra es que tras la primera ronda de sesiones de quimioterapia viene una serie de revisiones periódicas que suelen durar, con suerte, unos cinco años. Por tanto, lo de curarse milagrosamente aún está por ver ya que supongo que al buen doctor le esperan cinco años o así de revisiones cada seis meses aproximadamente. Algunos sabemos muy bien lo que se nos pasa por la cabeza durante esos días que pasan entre la determinación de señal tumoral por PET y la visita al oncólogo para conocer los resultados. No, Sr. Candel, no se precipite, la Virgen aún no ha terminado su milagro, le esperan unos años de revisiones.

Me preocupa la banalización del cáncer o de cualquier enfermedad mostrada por médicos más o menos mediáticos. Durante la pandemia han aparecido muchos médicos, demasiados diría yo, negando la pandemia, atacando a las vacunas, incluso desde posiciones como la de jefe de servicio en un hospital público.  La práctica de la medicina pasó de las convicciones más o menos personales que aún existían en el siglo XIX a una práctica basada en el conocimiento biológico, en las pruebas y evidencias, en la aplicación del método científico. Todo ello nos ha llevado al momento de la historia de la humanidad en el que mejor medicina se practica, pero parece que algunos no se han enterado aún.

Por todo ello quiero terminar esta columna aplaudiendo la iniciativa ya comentada previamente en esta columna que el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, a través de la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud,  está desarrollando para demostrar, con evidencias científicas, la eficacia o no de múltiples terapias que podríamos considerar como pseudoterapias, con nula o negativa efectividad sobre nada. En su último informe, los estudios llevados adelante con seriedad científica han demostrado que la Sanación espiritual activa, la Magnoterapia estática, el Masaje Tailandés o la Dieta macrobióticano presentan evidencias de ser más curativas que el efecto placebo y su utilización como métodos de sanación es inútil o incluso perjudicial. El trabajo de esta red acaba de comenzar pero va a proporcionar conocimiento científico para aprobar o descartar terapias que muchos intentan ofrecer como sanadoras, pero que no pasan más allá de cualquier método de autosugestión que mejore la forma en la que nos enfrentamos a las enfermedades. 

Spiriman puede confiar su salud a su voluntad particular o a la Virgen de su ciudad o a lo que quiera, pero siendo médico debería tener mucho cuidado con la forma en la que comunica sus creencias y más aún cuidarse mucho de decirle a la gente que su curación depende de ellos mismos. El optimismo hace que el cáncer se afronte con más fuerza y energía y eso ayuda, pero nunca olvidemos que estamos luchando contra células que se replican descontroladamente y que invadirán todos aquellos órganos que puedan sin voluntariedad ni creencias, simplemente utilizando mecanismos biológicos. Para atacarlas y ganar la batalla necesitamos ciencia y de la buena. 

#Yomevacuno.