Opinión

Guerra sin cuartel a las pseudoterapias

Desde esta columna he intentado dejar claro que las pseudoterapias o las pseudociencias (aunque de ciencias tienen poco) son un peligro para cualquier persona que sufra una enfermedad importante. Las enfermedades no importantes, que se curan poco a poco y con poca intervención, dan igual, pero las que causan sufrimiento a largo plazo o pueden acabar con nuestra vida deben ser tomadas en serio; muy en serio. Por eso creo necesario dejar claro que hay que tener cuidado con cualquiera que se aproveche del sufrimiento de las personas sin ofrecerle una terapia útil, la llame como la llame.

Por una vez el Gobierno ha tomado cartas en este importante asunto y ha desarrollado una campaña para informar a los ciudadanos del problema que estas prácticas disfrazada de ciencia suponen para la salud. Desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social conjuntamente con el de Ciencia, Innovación y Universidades han lanzado una campaña en la que han advierten a los ciudadanos del peligro de las pseudoterapias.

En un primer listado han relacionado un total de 73 diferentes pseudoterapias que no tienen ninguna evidencia científica de su efecto sobre la salud en ningún caso. En la campaña, llamada 'Comprueba', los ministerios avisan a la población de que estas terapias no tienen ninguna evidencia científica que avale su efecto sobre la salud y que someterse a ellas puede ser peligroso si se tiene una enfermedad grave ya que no les producirán ningún efecto curativo. Dentro de estas terapias encontramos procedimientos tan extraños como aquellos que quieren establecer una relación entre las dolencias y los padecimientos en la niñez o en la familia, los relacionados con el aura y con las energías biológicas que no se han encontrado nunca, las lecturas de fenómenos relacionados con los ojos o con técnicas ancestrales de tribus perdidas, los usos diferentes de piedras esotéricas, el efecto de los números o el uso de diferentes efluvios corporales o limpiezas de cañerías del cuerpo introduciendo agua u otros líquidos. Otras terapias se encuentran en evaluación y formarán parte de futuras campañas. Ente ellas encontramos la acupuntura, la abrazoterapia, la aromaterapia, la kinesiología o la famosa homeopatía. Digamos que estas otras terapias necesitan de un poco más de trabajo para actuar contra ellas.

En su campaña, los Ministerios han elaborado un spot publicitario donde una chica llega a una tienda para reparar su móvil y el dependiente intenta hacerlo con pases mágicos con las manos o con unas gotas de una botellita. El anuncio llama la atención sobre el hecho de que si no estás dispuesto a jugarte el arreglo de tu móvil con cualquiera, ¿por qué lo haces con tu salud? Curiosamente ese spot en youtube tiene ahora mismo un total de 2,6 mil 'likes' y un total de 12 mil 'dislikes' (o, lo que es lo mismo, pulgares hacia arriba y pulgares hacia abajo respectivamente). Me llamó la atención porque había recibido comunicaciones por Facebook de que asociaciones como la AEMN y otras habían actuado contra el spot haciendo una llamada a sus partidarios y clientes para que demostraran su repulsa ante tamaña afrenta publicitaria. Por los resultados, veo que esa llamada ha surtido efecto ya que los votos en contra superan a los votos a favor 6 a 1, pero eso no oculta el hecho de que las terapias de este listado no sirven para nada, aparte de producir pingües beneficios a quienes las practican. Con eso se entiende que actúen contra esa publicidad.

Pero lo más llamativo del caso es que hayan salido en defensa de las pseudoterapias personas tan mediáticas como Miguel Bosé, que ha llegado a acusar al Gobierno y a su presidente de haberse vendido al lobby farmacéutico. Llama mucho la atención que un personaje tan popular y mediático no se pare a pensar en el mensaje del spot y de su opinión en twitter de una manera tan facilona. Supongo que el cantante hace uso de estas terapias y está muy contento con su eficiencia, aunque dudo mucho que la haya comprobado.

Es preocupante ver cómo la ciudadanía sale en defensa de algo inútil, absurdo y peligroso de una manera tan simple sin pararse a pensar en las consecuencias de sus actos. Si defendemos métodos inútiles para la curación de las enfermedades, incluidas las mortales, estamos volviendo a épocas pasadas en las que las personas se morían por infecciones actualmente curables o por dolencias olvidadas. Llama la atención que en el momento histórico de la humanidad más efectivo contra la enfermedad, aparezcan movimientos contra aquellas terapias, procedimientos y procesos más soportados por la evidencia científica y haya personas mediáticas o no que defiendan como una muestra de libertad que se pueda optar por terapias inútiles o carentes de ninguna prueba de su eficiencia. Llama la atención que se critique a un Gobierno por proteger la salud de sus ciudadanos y los avise de aquellos procedimientos que los pueden poner en riesgo o que simplemente les desplumarán el bolsillo con algo inútil. ¿Harían lo mismo si el Gobierno hiciese una campaña publicitaria contra quienes quieren quedarse con nuestro dinero sin ofrecer nada útil a cambio? Básicamente es lo mismo.