Opinión

¿Estamos preparados para un futuro complicado?

La historia de la humanidad es un compendio de invasiones, guerras, enfrentamientos, masacres, saqueos, violaciones, etc, etc… Miren los libros de texto, solo están llenos de campañas militares. Vanagloriamos a valientes hombres de guerra que defendieron o atacaron a otros. L’Arc du Triomphe en París rememora las gestas de Napoleón enfrentándose a todos los pueblos de Europa, incluyendo España, por poner un solo ejemplo. Whitehall en Londres rememora la gestas de aguerridos soldados en guerras pretéritas. De hecho, todos los países tienen sus monumentos al soldado desconocido. Soldados muertos en guerras contra otros soldados muertos de otros países que tienen sus propios monumentos para recordarles. 

Sin embargo, hace tiempo que nos encontramos en una guerra que no creo que podamos ganar y para la que no estamos tomando medidas. Esa guerra la hemos causado nosotros, con nuestra actividad frenética y sin control, y no estamos tomando medidas para soportar lo que nos viene encima. Y el enemigo es duro e inmisericorde. 

Economía frente a sentido común. 

Hace unos días me llamó la atención una palabra: Ecocreyente. La escuché en una emisora de radio conservadora de cobertura nacional y se usaba como crítica a quienes creemos que hay que tomar medidas contra el cambio climático y lo que se nos viene encima. Algunos consideran que la economía está por encima del clima. No se enteran de que el clima puede hacer tambalearse y derribar a la economía en muy poco tiempo. 

Una sequía larga, como la que ya estamos sufriendo. Una serie de DANAs devastadoras como las que podemos sufrir especialmente en el Levante español. Unas estaciones desajustadas, como lo que está ocurriendo desde hace años. Y una guerra imprevista, una pandemia no entendida y otras muchas cosas que pueden ir ocurriendo en los próximos años hacen que la economía de la que tanto dependemos se venga abajo en cuestión de semanas. 

Mi sensación es que estamos más pendientes de la bolsa y de los mercados internacionales que de lo que está convirtiendo todo este constructo humano en una auténtica balsa de arenas movedizas. Si confiamos todo nuestro futuro a la estabilidad de unos mercados cuyos pies de barro se encuentran sobre un campo de minas, estamos perdiendo un tiempo precioso para tomar medidas. 

Somos muchos miles de millones de humanos que dependen de una estabilidad de la que depende toda la sociedad y que puede perderse en cuestión de días. Ahí tenemos el ejemplo de Ucrania por la decisión de su asesino agresor, Putin, con poca capacidad racional. Millones de vidas que han pasado de una estabilidad más o menos razonable a tener que luchar por su vida o huir por el deseo de un asesino irracional. Nada que no haya ocurrido antes, pero parece que no aprendemos. 

Esta guerra absurda está haciendo tambalearse a medio mundo y veremos si no lo hace con el mundo entero. ¿Absurdo? Sí. ¿Entendible? No. ¿Humano? Por supuesto que sí. Historia repetida una y otra vez. 

Al planeta la humanidad le trae sin cuidado 

Hace unos días participé en unas charlas interesantes sobre el Apocalipsis. Científicos de diversas ramas y humanistas de otras presentamos diversos aspectos de la concepción de Apocalipsis. Y fue muy interesante. 

Desde el punto de vista científico quedó muy claro que a La Tierra le da igual lo que hagamos. Nuestros 200.000 años como especie y los que nos precedieron antes son menos que un suspiro en la historia evolutiva del planeta. Podemos llenar la Tierra de explosiones nucleares y en poco menos de unas decenas de miles de años sólo quedarán como residuos en una capa de sedimento mostrando nuestra estupidez que emergerá millones de años después para estudio de las especies venideras. 

Hasta el 90% de las especies que habitaban el planeta desaparecieron varias veces en un momento dado de la historia de la Tierra dando paso a otras especies que volvieron a colonizar de nuevo todo lo colonizable. De ahí venimos y no deberíamos pensar que somos el culmen de todo y tras nosotros sólo queda el caos. No somos tan importantes, así que menos soberbia, por favor. 

Lo primero que debemos hacer es bajar nuestros humos de ser superior y entender de una vez por todas que por encima de nosotros hay todo un conjunto de factores que nos puede hacer la supervivencia muy, pero que muy complicada. Así que o nos ponemos las pilas pronto o lo vamos a pasar muy, pero que muy mal. Ya es hora de demostrar que somos racionales. Eso es lo que hay. 

Recetas para un futuro posible

¿Hay recetas para afrontar el futuro climático extremo que se nos viene encima? Sí. Tal vez no sean las más aceptables por ahora, pero sí las hay y aún, creo, estamos a tiempo. 

La primera es asegurar la disponibilidad de energía. Sí, la energía, ésa que ahora está tan cara por culpa de muchos factores que han encontrado en la guerra una forma muy interesante para ganar más dinero más rápidamente.

O nos dejamos de tonterías o tendremos problemas con las fuentes de energía. Y de la energía dependen los cimientos de nuestra sociedad. Necesitamos asegurar que todos tenemos acceso a la energía de una forma segura y fiable. Si eso supone usar energías como la nuclear, que es de las más fiables y duraderas, pues tendremos que aceptarlo. Eso sí, siempre y cuando no convirtamos las centrales energéticas en objetivos militares. ¡Que ya hay que ser bruto! Para cualquier cosa necesitamos energía, así que ya estamos tardando en encontrar alternativas viables, factibles y seguras para conseguirla. 

Pasar del estado actual al estado ideal de un día para otro no es factible. Eso me parece que lo entiende cualquier hijo de vecino. Así que mientras se investiga para mejorar la generación de energía, tendremos que tirar de lo que podemos e ir ajustándolo conforme avancemos en la eficiencia. De otra forma, nos despeñaremos sin remisión. 

La segunda es asegurar el suministro de alimentos para todos. El cambio climático va a suponer cambios en cultivos y fauna que van a afectar a la estabilidad de cultivos y ganadería. Por tanto debemos dejar de ser miopes a la hora de afrontar el futuro, ya que se necesita buscar la mayor efectividad afectando lo menos posible al medio ambiente. Dejémonos de milongas y busquemos la mayor eficacia con el menor gasto energético posible

Un estudio reciente indica que estamos a punto de pasar un punto de inflexión en el bosque amazónico de manera que más pronto que tarde el Amazonas puede acabar siendo un terreno deforestado y yermo. Los efectos sobre el clima de este hecho son imprevisibles, igual que son imprevisibles los efectos de la descongelación del Ártico y del Antártico. Si no comenzamos a prevenir estos efectos nos vamos a encontrar con grandes problemas en cultivos, fenómenos climáticos devastadores, hambrunas, emigraciones masivas, etc, etc… Todo aquello que no queremos en nuestra vida. ¿Entienden?

Y esto puede que no sea lo peor 

¿Creen que la pandemia de Covid ha sido dura? Pues prepárense para lo que viene.

Muchos virus y patógenos no vienen por el aire, sino mediante insectos. Enfermedades como la fiebre del Nilo, el Dengue, el Chikunguya, el Zika, etc…, son transmitidas por mosquitos a los seres humanos. Además, la malaria también es transmitida por otros mosquitos. 

Hace unos años ya se previó que la malaria y otras enfermedades podrían convertirse en comunes en la cuenca del Mediterráneo. El aumento de temperaturas haría que los mosquitos acabasen siendo endémicos en la cuenca y con ellos los virus y patógenos que portan. 

El virus del Nilo ya produjo muertes en las marismas cercanas a Sevilla no hace muchos años y hace poco un caso de malaria en Algeciras ya activó las alarmasEn Canadá ya están estudiando algunos casos de enfermedades transmitidas por insectos agravadas por el cambio climático. ¿Creemos que podemos poner freno a este tipo de enfermedades? Muy crédulos somos. Para eso hay que comenzar a hacer cosas que no se están haciendo y puede que ya estemos llegando tarde. 

Así que entre guerras y cegueras, bienvenidos a la ancestral normalidad humana.