Opinión

Cambiar la hora sí, modificar la franja horaria no

Hoy volveremos a cambiar la hora de nuestros relojes. Esta vez será retrasarlos, es decir, tendremos una hora más de sueño y todo lo que ocurría el sábado a una hora, ocurrirá el domingo una hora antes. Ahora mismo recuerdo a mi abuela materna que se pasaba el día diciendo son las dos que son las tres, especialmente a la hora de comer. Como con casi todo lo que ocurre en estos convulsos tiempos, el cambio horario está en discusión y hay propuestas para cambiarlo. No obstante, yo abogo por dejar todo tal y como está e intentaré en esta columna ofrecer un razonamiento para sustentar mi opinión.

El día en el que escribo esta columna el sol saldrá a las 8:38 y se pondrá a las 19:19. Pero con el cambio horario del sábado, el día 30, domingo, pasaremos a que salga el sol a las 7:43 y se ponga a las 18:14, es decir, todo una hora antes. Habremos perdido una hora por la tarde pero la habremos ganado por la mañana y amanecerá más temprano. Si no hiciéramos eso lo que ocurriría es que el día más corto del año, 21 de diciembre, amanecería a las 9:35 y la tarde caería a las 18:52, es decir, ganaríamos una hora por la tarde pero habría que llevar a los niños al colegio de noche. ¿Se imaginan? El 25 de marzo del próximo año volveremos a cambiar la hora. Pasaremos de un amanecer a las 7:10 de la mañana a un amanecer a las 8.08 al día siguiente, a cambio ganaremos una hora de sol por la tarde. Pero si no lo hiciésemos así, el día más largo del año, el 21 de junio, el sol saldría a las 5:44 y se pondría a las 20:48 en lugar de una hora después como ocurrirá con el cambio horario. ¿Quieren ustedes tener el amanecer antes de las seis de la mañana? He vivido en países donde el amanecer era a las 5 de la mañana, y, sinceramente, nuestros ojos tienden a abrirse cuando el sol despunta, y a esas horas no conviene mucho.

Si no se han liado mucho comprenderán que el cambio horario nos conviene porque en invierno adelanta la salida del sol para que lo haga alrededor de las 8:30 horas de la mañana como mucho mientras que en verano la retrasa para que no lo haga antes de las seis de la mañana. A cambio, perdemos una hora de sol por la tarde en invierno, pero ganamos una hora en verano. Teniendo en cuenta el clima, yo considero que nos viene mucho mejor.

Pero corremos tiempos en los que todo está en revisión y ahora, ciertos grupos, algunos comentaristas en medios e incluso partidos políticos quieren hacer una revisión del cambio horario llegando incluso a sugerir que cambiemos de franja horaria y pasemos a cumplir “la que nos corresponde” del meridiano de Greenwich. Lo que vendría a suponer, que todo ocurriría una hora antes. Por poner solo los ejemplos más extremos, en el día más corto del año el sol saldría a las 7:35 pero se pondría a las 17:14. ¿Se imaginan tener la noche encima a las cinco de la tarde? Yo sí, lo he pasado, y no se lo recomiendo. Y respecto al día más largo del año la cosa sería bastante interesante. De pasarnos a la franja horaria de Londres como se sugiere, el 21 de junio amanecería a las 5:44 y se pondría a las 20:48. No sé ustedes, pero yo prefiero que amanezca algo después, sobre las siete menos algo de la mañana y tener una hora más de luz por la tarde.

He puesto encima de la mesa lo que ocurriría si no seguimos el cambio horario y si seguimos la propuesta de pasarnos a la franja horaria de Londres como algunos sugieren. Creo que habría que estudiarlo detenidamente antes de dar un paso. Pero como vivimos tiempos convulsos, los políticos se han lanzado a la piscina, en mi opinión sin meditar mucho, para cambiar nuestra forma de vivir. PSOE, Ciudadanos y recientemente el parlamento catalán han propuesto pasarnos a la hora de Londres. Los resultados serían los que he indicado. Todo ocurriría de la misma forma pero una hora antes. Ganaríamos, a todos los efectos, una hora de luz, pero por la mañana y la perderíamos por la tarde. En un reciente artículo publicado en El País, se sugería que había que hacer eso para que España tuviera horarios más sensatos, más acordes con nuestro ritmo circadiano, dicen. Incluso existe una asociación, la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) que aboga por sincronizar nuestros horarios y mejorar nuestra forma de vida volviendo al horario de Londres. Me llama la atención esa manía de mejorar una forma de vida que es considerada como una de las mejores y más sanas del mundo, pero así está la cosa.

El mayor argumento para basar su propuesta son nuestros ritmos circadianos, es decir, las modificaciones que nuestro cuerpo sufre durante el día según la radiación y las actividades diarias. Decía el presidente de esta asociación que “deberíamos a hacer lo mismo que hace 80 años: comer a la una y cenar a las ocho, como en el resto de Europa”. Aunque, a priori puede parecerles bien, permítanme decirles que en mi opinión esto no tiene sentido. Primero porque se olvida que el resto de Europa, o está más al este por lo que amanece antes, o más al norte, por lo que tiene variaciones de luz solar más amplias en verano o estrechas en invierno, que condicionan su forma de vida. Y tampoco tiene sentido por una simple razón, si con el cambio a la hora de Londres, amanece una hora más temprano y anochece una hora más temprano, el pasar a almorzar una hora más temprano y a cenar una hora más temprano, ¿cambia algo? Todo ocurriría una hora más temprano por lo que, realmente, nada cambiaría. Simplemente por un hecho biológico básico: nuestros ritmos circadianos no tienen nada que ver con la hora del telediario o del despertador; tienen que ver con la hora a la que sale y se pone el sol. Y eso, va a ir cambiando pongamos la hora que pongamos. Así que amanecer a las 8 y comer a las 2 es igual que amanecer a las 7 y comer a la 1. Es una simple cuestión de horas transcurridas tras el amanecer. Es un razonamiento simple, pero en las tablas horarias esgrimidas sobre ciclos circadianos parece como si a una hora determinada comenzara a ocurrir todo en nuestro cuerpo independientemente de cuando salga el sol o del calor que haga. Y eso, no es así porque somos seres biológicos que se van adaptando a las condiciones cambiantes del medio.

Otro argumento es la conciliación familiar. Abogan por tener más horas para la familia con el cambio horario a la hora de Londres. Así, a las 5 de la tarde tendríamos tiempo libre para la familia. Pero, ¿de qué nos serviría si en invierno el sol se pone a esa hora? ¿Y de qué nos serviría que en verano amaneciese a las seis de la mañana y tuviésemos una hora menos de sol por la tarde? ¿En qué ayudará eso a la conciliación familiar? Incluso se me ocurriría que, de mantener el horario de televisión tal y como está, ni siquiera podríamos llegar al final de la serie de las 10 ya que estaríamos muertos de sueño al ponerse el sol una hora antes.

Lo curioso de estos tiempos es que parece que nadie está conforme con nada y menos con la hora del día. El pasado 24 de Octubre, otro parlamento, en este caso el de Baleares, presentó una moción para mantener el horario de verano. Es decir, todo lo contrario a lo que propone el parlamento catalán. A los políticos baleares les conviene más que el sol salga más tarde pero que se mantenga más tiempo durante la tarde porque así hay más horas de sol para el tiempo de ocio. Esta propuesta usa el mismo argumento que la propuesta de cambiar al horario de Londres a pesar de ir totalmente en dirección contraria; el de mantener “un horario racional, lógico y natural”. Está claro que nunca llueve a gusto de todos.

Con estas líneas que espero no hayan sido largas, ofrezco mis argumentos manteniendo el dicho popular: “virgencita que me dejen como estoy”; y seguir como estamos. Si no se toca nada, el sol saldrá poco antes de que suene nuestro despertador, los niños irán al cole ya amanecido y tendremos unas razonables horas de sol por la tarde durante todo el año. Si lo cambiamos, o nos amanecerá muy temprano o nos anochecerá también temprano con lo que tendremos que modificar nuestra forma de ser y de vivir. Y, volviendo a mi argumento anterior, si tenemos una forma de vivir de las más sanas del mundo, ¿por qué puñetas tenemos que cambiar? Ustedes mismos.