Opinión

Burocracia: El cáncer en la ciencia

Como un cáncer la burocracia es un monstruo que se alimenta de papel y de horas de trabajo que no llevan a ningún lado. Lo que antes se hacía con una llamada, un fax o un click en una pantalla de ordenador se convierte en un tedioso sistema de formularios con una infinidad de casillas que rellenar y varias firmas para que, al final, se inviertan unas decenas de euros en comprar algo necesario para hacer un experimento o simplemente para protegerte mientras trabajas con productos químicos o biológicos. Y la cosa va a peor. Tanto que investigar en España se está convirtiendo en un calvario.

Cuando un grupo de investigación se arriesga a dedicar su tiempo en desarrollar un proyecto tiene que comenzar a pensar en dónde se está metiendo. El primer paso es la redacción del proyecto en un formato diferente dependiendo de qué Ministerio o agencia realiza la convocatoria de subvenciones a proyectos. La homogeneidad en este aspecto brilla por su ausencia. Lo normal era que un currículo, denominado 'normalizado' desde que comencé en este mundo, no sirviese para dos ministerios o dos agencias del mismo gobierno. Tenías que tener el CV en diferentes versiones dependiendo de la agencia. Con el tiempo la cosa ha cambiado, pero no a mejor. Ahora se usa lo que llaman CV abreviado (CVA) que no puede pasar de cuatro páginas y donde debes hacer un ejercicio de síntesis de los últimos años de trabajo para reseñar tu capacidad en un mínimo espacio incluyendo resúmenes de lo bueno que eres, índices de referencia, listado de publicaciones y de tesis doctorales y cosas por el estilo. Pero, cuidado, ya que si no sigues el formulario establecido, usas el tipo de letra reglamentario y te pasas de las cuatro páginas, rechazarán tu solicitud y no podrás enmendar la afrenta. Eso es lo que lleva ocurriendo desde hace unos cuantos años, aunque parece que la prensa se ha dado cuenta ahora. Es decir, la posible renovación de un proyecto puede depender de que tu currículo tenga cuatro páginas o cuatro y dos líneas, si es el segundo caso, será rechazado por el sistema burocrático sin conmiseración.

Supongamos que lo has hecho bien y el grupo de investigación consigue la ansiada subvención para realizar una investigación durante tres o cuatro años. Antes el mayor problema que existía era que, por lo general, el ministerio o la agencia que fuese solía exigir que comenzaras el proyecto en una fecha determinada pero no soltaba el dinero hasta meses después, a veces incluso nueve o diez meses después. La verdad es que eso era fastidioso ya que la investigación no se podía detener por la minucia de no tener dinero pero los suministradores no podían estar esperando a cobrar durante meses. Normalmente las Universidades o el CSIC como centros de gestión solían cubrir ese problema de trasvase de fondos. Pero ahora la cosa es bastante peor con una gestión atroz de los fondos. La ley 9/2017 de 8 de Noviembre regula el gasto de fondos públicos de acuerdo con una serie de directivas del Parlamento y Consejo Europeos. Para no aburrir con la historia de este tema, la última instrucción, la 1/2019 de 28 de febrero viene a decir que si quieres comprar unas cajas de guantes de látex para protegerte mientras trabajas has de pedir tres presupuestos a tres casas diferentes para luego enviarlos al órgano gestor de la Universidad con un documento acompañante explicando para qué quieres los dichosos guantes para que se dé el visto bueno y los puedas comprar. Si no has sido previsor puede que pasen semanas sin que puedas trabajar porque los papeles se han quedado en algún recoveco de la gestión administrativa y los guantes no llegan. No hablo ya de que quieras comprar un anticuerpo específico del que sabes que solo funciona el de una casa determinada ya que tendrás que convencer a los administrativos de que ese es el que servirá para tu investigación. Y todo eso con una administración 'adelgazada' según el gusto de nuestros políticos.

Cuando uno planea un proyecto de investigación suele bucear en los conocimientos previos, proponer pasos, soluciones al problema e hipótesis sobre el devenir del proyecto. Pero la ciencia no es un reloj de precisión y, en muchas ocasiones, un resultado de un experimento te lleva a caminos algo más sinuosos e imprevistos que pueden hacer que un proyecto se sepa cómo comienza pero no cómo va a acabar. De hecho, así se han conseguido muchos avances imprevistos que han llevado a grandes descubrimientos. Pero eso no parece importar al sistema burocrático que se ha adueñado de la gestión de la ciencia en este país. Si el grupo ha conseguido echar a andar con su proyecto se encontrará con que no puede salirse del camino fijado so pena de tener problemas futuros. La gestión económica se hará hasta el último céntimo y si el grupo ha tenido que comprar algunos compuestos químicos, medios de ensayo, enzimas o anticuerpos o reactivos de biología molecular no previstos en el proyecto, tendrá que sudar tinta para poder justificar ante el órgano burocrático porqué ha tenido que hacerlo. Es decir, tendrá que justificarle a alguien que posiblemente no sepa lo que es un ELISA o un anticuerpo anti-NQO1, que has tenido que comprar esos reactivos para poder acabar publicando el artículo donde enseñas a la sociedad lo que has descubierto. La verdad es que pienso que lo que hayas descubierto importa bien poco al sistema burocrático, solo si el dinero está justificado hasta el último céntimo. Como si de los pocos euros que se dedican a investigación en este país nos fuésemos a hacer ricos.

No me malinterpreten, No me parece mal que en este país se regule cómo se gastan los fondos que son de todos, pero supongo que hay que poner el foco donde verdaderamente se malversa el dinero público y no donde se usa para mejorar la vida de los demás. Mientras en otros países del entorno se solicitan proyectos de más de un millón de euros para tres años, en España nos tenemos que conformar con pedir un par de cientos de miles de euros sin que se te ocurra pasarte mucho ya que suelen recortar y bastante el presupuesto. Aunque, como se ha demostrado en años previos, la inversión en investigación científica ni siquiera se cumple. Y, además, si pides un estudiante joven, implicado, con ánimos y fuerza para trabajar en el proyecto, reza para que le abonen la beca en condiciones y a tiempo. Y si no, que se lo digan a los doctorandos que llevan meses sin cobrar su beca de investigación, ya que nuestros políticos no se pusieron de acuerdo en qué presupuesto era mejor para esta España nuestra.

Comienzo a pensar que todo esto es producto de una especie de virus que ha infectado el Mundo. En el país más poderoso se prefiere aumentar la inversión en armas y en muros a la vez que se disminuyen los fondos en ciencia, educación y sanidad. Otros están pensando en seguirlo. Otros, en un alarde de descreimiento confundido con progresismo contra el sistema ponen en peligro de muerte a otros muchos por no defenderse de los microorganismos usando uno de los mayores avances de la ciencia. El conocimiento parece un objeto demodé. Tal vez sea porque no conviene que sepamos mucho ya que eso nos convierte en críticos y podemos fastidiar el negocio a más de uno. Si se consigue que hacer ciencia sea cada vez más engorroso y con más trabajo valdío y menos personal, lo mismo se acaba consiguiendo.