Opinión

Carta abierta al público

Al hilo de los (insistentes) comentarios emitidos por el Grupo Socialista hacia mi persona y las referencias a posibles "irregularidades" en mi condición de concejal y otras actividades de índole privada, me veo en la oportunidad de dar mi visión al respecto. Vaya por delante que conozco dos reglas de oro que siempre recomiendo aplicar: no responder a una clara provocación y, si lo vas a hacer, no hacerlo en caliente. Pues eso hago, aplicar la segunda, al ver que, por tercera vez ya, se lanzan ataques (con más o menos suerte) a mi nombre.

Por poner en antecedentes, un concejal del Grupo Socialista, José Antonio Romero, según leo en prensa local, entre otras cosas, exige que "aclare mi situación de incompatibilidad" o que "renuncie a mi Presidencia en la fundación que represento". Me gusta siempre, antes de hablar, saber de quién me estoy refiriendo. En este caso, se trata de una persona del que no he conseguido encontrar currículum alguno y del que sólo he podido constatar dos cosas: su única carrera la ha hecho a la sombra de un partido y ha sido Gerente de una empresa municipal sin que pueda sacar pecho con una gestión previa notable que lo hiciera recomendable para el puesto.

Bien. Maticemos algunas cosas de su discurso:

No ha descubierto nada oscuro. Soy yo quien, nada más entrar en la Corporación con mi acta de Concejal, cumplimento la declaración patrimonial y de actividades privadas a que me obliga la Ley. Es más que generosa, extensa, y está al alcance de cualquiera en el mismísimo Boletín Oficial de la Provincia. Incluso, a poco que se ponga mi nombre en cualquier buscador, las referencias a mi trabajo y a la Fundación en cuestión son más que abundantes. Es más, el propio José María Bellido, al presentarme en sociedad, puso por delante esa faceta profesional y personal por las que pensó en mí. Dicho esto, transparencia, toda la del mundo.

Vamos a más. Soy yo el que interesa y activa con esa declaración cualquier procedimiento administrativo necesario, si lo fuera, para detectar o corregir alguna irregularidad. Y lo hago siendo muy consciente de los pasos y de las formas. Tengo quince años de profesión de abogado de empresa a mis espaldas, lo que me permite actuar con cierta propiedad. Además, consulto previamente al Secretario de la fundación que presido, Jesús Manuel Coca, profesor asociado de Derecho Administrativo de la Universidad de Córdoba, quien me razona, por escrito, que no hay inconveniente. Eso me da la tranquilidad suficiente para embarcarme en política.

Después viene el informe del Secretario de Ayuntamiento, Valeriano Lavela, que tampoco ve impedimento legal para hacer lo que hago, y sólo recuerda que se debe pasar por el conocimiento y consentimiento del Pleno de la Corporación. Con esto, la cuestión ya pasa de ser jurídica a serlo completamente política. De hecho, se dictamina favorablemente en la Comisión de Recursos Humanos y se dispone a discutirse por los concejales en la forma prevista.

La clave está, para que me entiendan, en que hablamos de dos planos bien distintos: el laboral y el mercantil. Se puede compaginar una actividad laboral de exclusividad como Concejal con otra actividad privada? Sí. Absolutamente, sí. Y los dos informes del Secretario no hacen sino recordar las líneas rojas de le Lay, que ya las conozco, pero no dicen que sea ilegal lo que propongo. No termino de acostumbrarme a la manipulación de la realidad en el terreno político, pero estoy seguro que el Sr. Romero me va a ayudar a hacerlo.

Tienen ciertos políticos la rara manía de andar jugando con términos como la ética y la moral sin ser conscientes de lo peligroso que es eso. Como mejor se entiende, es con ejemplos. La ética es un filtro subjetivo individual de conducta, y la de uno no tiene por qué ser mejor que la de nadie. Por eso, aunque alguien pueda reprochar al Sr. Romero que se le contrate para el puesto de Gerente de una empresa municipal, siendo destacado responsable político de un partido, seguramente la mucha o poca valía que haya aportado en su currículum sea suficiente para superar el trámite, sin más pena ni gloria. Ya les digo, la ética no sirve para entrar a valorarlo.

Por otra parte, la moral, viene a ser lo mismo pero en sentido colectivo. En esa línea, que el Grupo Socialista critique la retribución de las dietas de los consejos de administración de las empresas municipales, y los cobren, o que cobren algunos de ellos como 'imndemnización' por asistencia a Plenos Extraordinarios unos 400 y pico euros, puede ser moralmente discutible. Recordemos, por ejemplo que el Pleno para sortear las mesas electorales no nos duró ni diez minutos. Calculen ustedes a cuánto cobrarían esos concejales la hora de trabajo por no abrir la boca siquiera.

Pero, insisto, las varas de medir subjetivas, sencillamente no nos sirven. Para eso esta el sometimiento a la Ley, que es la única referencia objetiva con que contamos. La Ley, nos ayudan a aplicarla los técnicos de las Administraciones, pero sólo compete interpretarlas a los Jueces. Ni al Sr. Romero, ni a mí.

Dicho esto, mi intención, legítima, lícita y legal, a mi entender, era no perder el vinculo con la actividad profesional que siempre me ha dado de comer, sin deber favores a nadie. La que confiaba que estuviera ahí, esperándome, cuando pasen cuatro años, u ocho, o los que sean. Porque sé lo que cuesta venderse uno mismo con el currículum por delante, y porque, recuerdo, no pertenezco a ningún partido, lo que no me asegura permanencia alguna más allá de este mandato. Eso le queda muy lejos a cualquiera que no se haya 'destetado' aún de un partido político, y no pretendo que lo llegue a entender el Sr. Romero. Sobre todo porque sé que le da igual la verdad. Sólo necesita un titular cada dos semanas para justificar su trabajo. Y me parece bien. Pero me parecería mejor si intentara aportar algo más, que sé que puede.

Por otra parte, en cuanto la Fundación, no hay incompatibilidad alguna, y así se lo dijo igualmente el Secretario del Ayuntamiento en su informe. Puedo llegar a comprender el miedo que le entra a un miembro de la bancada socialista al hablar de fundaciones, porque las experiencias recientes que tienen, no ayudan mucho a pensar en positivo. Pero que no se preocupe, que no estamos ante una Faffe o una Guadalquivir. La que yo presido, entre otras cosas, es de ámbito nacional, no cobra un céntimo público, se controla externamente desde un Protectorado en Madrid, una Asociación de Fundaciones en Sevilla y un auditor (voluntario) en Córdoba. Lo que llevamos conseguido en cuatro años, modestamente, a pulmón, sólo con trabajo gratuito de voluntarios, es tan grande que no tendrá vidas suficientes el Sr. Romero para vivirlo. Informamos, orientamos y costeamos terapias para niños de toda España. No pienso dejarlo. No veo por qué. El día que traspase alguna línea roja, sólo tiene que denunciarlo. Eso dice la Ley.

En fin. Me preocupa el perfil tan bajito de algunos capitulares, pero no me sorprende. Se compensa con el trabajo de otros, y aprovecho para decirlo públicamente. Tengo mis favoritos en los asientos de enfrente. Pedrajas, Alcántara, Pernichi, Rojas o Badanelli, me demuestran, con creces, que hay una forma seria de hacer oposición. Me gustará más o menos, pero vienen con vocación a esta casa, y pienso aprender tanto de ellos como de mis compañeros de Gobierno.

Termino agradeciendo al Sr. Romero que se preocupe tanto por mí y mi tiempo libre, pero que deje de hacerlo. No es necesario, de verdad, y empieza a resultar ya cansino. Con la de cosas que tengo que hacer..!

Córdoba, a 8 de enero de 2020

Bernardo Jordano de la Torre