Opinión

La Andalucía combativa

Recuerdo mis primeras celebraciones del 28 de febrero en el colegio público donde estudiaba 1º de EGB en La Rambla, del que mi padre era también maestro, aunque a mí no me daba clase. El compromiso político que se respiraba en mi casa era muy profundo: Mi padre y mi madre militaban en el Partido Comunista y desde pequeña me llamaron la atención estos actos para conmemorar el Día de Andalucía. Eran jornadas de celebración, pero también de lucha y reivindicación: sentir orgullo de nuestra tierra no está reñido con luchar por mejorarla.

Ésa es la identidad andaluza con la que me crié, la de Carlos Cano. "Escuelas gratis, medicinas y hospital", como cantaba en su 'Murga de los currelantes', que se ha convertido en el otro himno de Andalucía, porque nos cuenta de dónde venimos y nos invita a luchar por la tierra que queremos. Y por esa Andalucía que queremos abierta, solidaria, donde reine la prosperidad y no la desigualdad, comencé en la adolescencia a organizarme en movimientos estudiantiles por la defensa de la escuela pública.

Me eligieron consejera escolar en mi instituto, el Galileo Galilei, y así comenzamos una campaña para la apertura de la biblioteca a la gente del barrio, y de espacios del instituto como las pistas de deporte para los vecinos por las tardes. Con otros compañeros creamos un grupo ecologista en el barrio de la Fuensanta, que nos entretuvo unos años y nos acercó al conocimiento y disfrute del medio ambiente.

Comencé a formar parte de la Plataforma de Estudiantes de diferentes institutos de Córdoba para organizarnos en las Huelgas Educativas e ir generando implicación y conciencia en otros compañeros en materia social. En aquellos años, mediados de los noventa, cada 28 de febrero recorríamos con una caravana de coches y bicicletas la ciudad para reivindicar mejoras para nuestra tierra. Así hemos seguido cada uno de nosotros. Cuando alcancé la mayoría de edad comencé a militar en el Partido Comunista y en Izquierda Unida, porque entendí que era el espacio que más se acercaba a mi forma de pensar y a mis inquietudes. Aquí sigo militando y luchando por una Andalucía más libre y más justa, no sólo cada 28 de febrero, sino también el resto del año.

Ahora tenemos aún mas motivos para reivindicarla. Las dos derechas, apoyadas por la ultraderecha en su Gobierno, tienen reservado para Andalucía un papel subsidiario y sus políticas comienzan a hacer mella: paro, desguace de los servicios públicos y políticas al servicio de las grandes multinacionales. Las decisiones que toman Moreno Bonilla y su Gobierno resultan muy perjudiciales para la mayoría social porque siempre están del lado del poderoso. Gobiernan para los fondos buitre de la agricultura y se olvidan de quienes trabajan la tierra. Benefician a las grandes casas de apuestas que proliferan en los barrios obreros y arruinan a sus familias. Reducen la inversión en nuestros servicios públicos a cambio de dopar con el dinero de los andaluces y andaluzas a empresas privadas que hacen negocio con la Educación y la Sanidad.

Quieren enterrar todo rastro de la Andalucía de Carlos Cano, la misma que defendí entonces con mis compañeras y en la que sigo creyendo hoy.

Este 28 de febrero voy a sacar la verde y blanca para reivindicar el autogobierno y una autonomía plena, que sirva para poner la riqueza de nuestra tierra al servicio de nuestra gente. Nuestra tierra necesita prosperidad y esperanza. Necesita un cambio de rumbo que solo podemos conseguir unidas, de la mano de la mayoría social de Andalucía. La que labra la tierra, la que cuida a nuestros mayores, la que nos sirve el café y nos atiende con una sonrisa tras el mostrador de una tienda, la que trabaja en casa y nunca llegará a jubilarse porque los cuidados no se cotizan.

También la que nos salva en medio de la pandemia y la que educa en las aulas a quienes mañana se organizarán en escuelas e institutos, llevarán su lucha a los barrios y a los pueblos, marcharán en bici cada Día de Andalucía y contagiarán de entusiasmo a sus compañeras para seguir luchando por la tierra que queremos. Estoy convencida de que unidas, por Andalucía, podemos lograrlo.