Sus 70 años no lo frenan a seguir denunciando que el hambre es la verdadera amenaza de la humanidad en el siglo XXI, por encima de las pandemias o actos terroristas y que es la "miopía" de los dirigentes y su falta de voluntad política lo que permite que sigan muriendo al día 40.000 personas por carencia alimentaria. José Esquinas (Ciudad Real, 1945) es doctor en Ingeniería Agrónoma y en Genética y ha trabajado en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) durante 30 años en cargos de máxima responsabilidad internacional sobre recursos genéticos, biodiversidad agrícola, cooperación internacional y ética para la agricultura y la alimentación.
El también responsable del Tratado Internacional sobre Recursos Filogenéticos para la Alimentación y la Agricultura redactado por la FAO de 2001 vive en Córdoba con su pareja y su pequeña de 10 años y, aunque se ha jubilado de sus responsabilidad docentes académicas, en su agenda para los próximos meses figuran Holanda, Italia y Ginebra como destinos de foros internacionales que lo requieren.
Sin embargo, ha hecho un hueco para una entrevista con nuestro medio que al final resultó una clase magistral de justicia alimentaria, derechos humanos, ecología y agricultura en su sentido más originario de sus términos, a caballo entre la filosofía y el humanismo, pero con el pragmatismo de quien viene del campo, de familia agricultora.
Treinta años en la FAO, por sus siglas en inglés y aún tiene una apretada de foros internacionales, ¿no se piensa jubilar nunca?
Yo estoy jubilado de muchas cosas pero no me he jubilado ni me pienso jubilar de la vida y para mí la vida es contribuir al bienestar de todos.
En todo este tiempo, ¿ha perdido el contacto con el campo?
Para nada. Toda mi familia es agricultora. De hecho, mi padre, como condición para ir a la Universidad, me dijo que había que trabajar en el campo durante los veranos y mantengo el concepto de que descansar no es no hacer nada, sino cambiar de actividad. Yo he aprendido mucho más de mi padre, mi mejor maestro, y el campo ha sido mi mejor Universidad. No quiere decir que la academia no sea útil. En la Universidad aprendes la manera científica de por qué los agricultores actúan de una determinada forma. Cuando hay un conflicto entre lo que dicen los libros y lo que dice el agricultor, atentos porque a lo mejor lo equivocado está en los libros. La agricultura es una actividad milenaria. El propio Cicerón dijo que 'la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre', porque el agricultor tiene que conocer un poquito de todo, de meteorología, de botánica, de biología...
"Con sólo el 2,5% del dinero usado para salvar a la Banca en la última década se acabaría el hambre en el mundo"
¿En España se ha reducido el peso del sector agrícola?
Cuando yo era niño trabajaba un 60 por ciento de la población española en el campo. Hoy solamente un 2,5 por ciento, y la mayoría no se dedica a la cultura del campo, sino a la agroindustria o el 'agrobusiness', porque se ha ido perdiendo la cultura entendida como acumulación de conocimientos que implica una filosofía de la vida en armonía con el medioambiente que te da de comer cada día, como nuestra casa y no como algo que nos pertenece y que podemos destruir.
Pero algo está cambiando: hoy España lidera la agricultura ecológica en Europa por extensión en cultivo dedicado a ello.
Los recursos naturales son perecederos.
El agua, el aire, la diversidad biológica, la tierra no son nuestros, somos nosotros quienes pertenecemos a la tierra. Los africanos dicen que los recursos no nos pertenecen, los tenemos en préstamo de nuestros hijos. Cuando sobreexplotamos o destruimos esos recursos estamos robando a nuestros hijos. Algo legal, pero inmoral.
"En plena crisis en España se desperdician 169 kilos de alimentos por persona al año; es ilógico"
Incluso explotando al máximo los recursos, un 20 por ciento de la población mundial pasa hambre mientras, por otra parte, producimos el 60 por ciento más de lo que el mundo necesita para alimentarse.
Un total de 17 millones de personas mueren al año por hambre y malnutrición. Tenemos que sublevarnos contra esto. El hambre no es solo una tragedia, es una vergüenza y una amenaza.
En un día mueren 40.000 personas de hambre mientras gastamos en armamento 4.000 millones de dólares al día, cantidad con la que podríamos alimentar a esas 40.000 personas durante 100 años, es decir, más de lo que van a vivir. El hambre en el mundo se atajaría con el gasto en armamento. Por otro lado, si hubiésemos utilizado el 2,5 por ciento del gasto usado para salvar la Banca en los 12 últimos años en el mundo esa cantidad hubiera servido para erradicar el hambre en el mundo.
Por otra parte, un tercio de la producción mundial se desperdicia, es decir 1.300 millones de toneladas métricas de los alimentos que se producen en el mundo y para producirlas usamos 1.400 millones de hectáreas de tierras fértiles. Todo esto para producir lo que no se va a comer nadie. En España, en época de crisis se desperdician 169 kilos de alimentos por habitante al año. Es absolutamente ilógico.
Si en los foros internacionales se tiene tan claro, ¿por qué dejamos que pase?
El hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino consecuencia de la falta de voluntad política. Ya lo dijo el presidente de EEUU en 1963 en el Primer Congreso Mundial de Alimentos, el presidente John F. Kennedy en Naciones Unidas; 'tenemos los medios y la capacidad de eliminar el hambre en nuestra generación, sólo necesitamos la voluntad política de hacerlo'. Un ejemplo claro: La inversión de los gobiernos, de todos los gobiernos, en medicamentos contra las pandemias como la gripe A es millonaria cuando, por ejemplo de Gripe A han muerto 17.000 personas, menos de la mitad de lo que al día mueren de hambre. Aquí sí hay voluntad política.
Claro, pero la gripe A afecta a los países ricos.
Bueno, las pandemias tienen una relación con la falta de alimentos. ¿No es más lógico invertir en evitar las enfermedades que en curarlas? Pero claro, los intereses de las farmacéuticas pesan. Además, como decía un colega de forma cínica: 'es que el hambre no es contagiosa', por eso no hay necesidad de invertir en ella.
Sin embargo, se trata de una miopía política no ver el hambre como la mayor amenaza mundial del siglo XXI, porque es el caldo de cultivo donde crecen las grandes pandemias de la humanidad, pero también el caldo de cultivo de la emigración, de los refugiados y la violencia internacional. En un mundo interdependiente y globalizado, si en la barca Tierra se hace un agujero, hunde, no importa dónde se haya producido, nos hundimos todos. Hay que darse cuenta de que hay que mirar más allá de nuestras fronteras.
"Cuando menos vale la vida, y donde la gente muere de hambre no vale nada, más fácil es la radicalización"
¿El terrorismo también se erradicaría con la solución del hambre?
Cuando menos vale la vida, y en un país donde la gente muere de hambre la vida no vale nada, más fácil es la radicalización. El hambre es un caldo de cultivo en el origen de los movientos terroristas. ¿Por qué se inmola un hombre pobre? Porque su familia va a recibir dinero con el que va a poder comer y va a apelar a su Dios porque su vida es miserable. ¿Alguien va a jugarse la vida en una patera si él o su familia no fuera pobre o no se muriese de hambre? Nadie deja su país, su familia, su entorno por gusto. Nunca va a haber paz mundial si no hay seguridad alimentaria. Es una condición sine qua non.
¿Para qué está entonces Naciones Unidas y todas sus agencias donde forman parte los gobiernos de todo el mundo? La FAO sí que presta ayuda técnica a proyectos de desarrollo dirigidos a paliar la falta de alimentos.
En Naciones Unidas no puede tomar una decisión que no sea de consenso. Son foros de negociación y de discusión. Ni el Consejo de Seguridad tiene carácter vinculante, y además es un órgano donde están más representados los países que financian Naciones Unidas.
La FAO es un centro de excelencia de conocimiento, de ayuda al Desarrollo mediante proyectos para evitar las hambrunas y reducir el hambre. Sin embargo, para atajar sus causas, se necesitan decisiones políticas: hace falta negociar un tratado internacional para eliminar el hambre y que después pueda ser ratificado por los parlamentos nacionales para poder ser vinculante. Es imprescindible que los países desarrollen las normativas jurídicas, por medio de acuerdos internacionales, para que verdaderamente se lleven a cabo acciones para que no quede en papel mojado. El presupuesto ordinario bianual de la FAO es el equivalente al dinero que dos países desarrollados utilizan en comida para perros en una semana, y el de diez años, es equivale al gasto mundial en armamento en un solo día.
Entonces, si en la "alta política" no se puede, a nivel individual por mucha concienciación, es complicado contribuir.
Quien piensa que es pequeño y no puede hacer nada es que no ha dormido nunca con un mosquito y no es consciente de la fuerza que puede tener algo tan pequeño. Además, para poder ser mosquito o mosca cojonera mediante el uso del carro de la compra como carro de combate. Todo el mundo puede hacer cambiar el mundo mediante el consumo responsable, sin comprar más de lo que verdaderamente necesita.
Así las cosas, considero que no vas a poder llevar nada a cabo si no sueñas, si no ves que es posible. Y para eso hay que soñar y ser utópico. Lo que era una utopía en el siglo pasado, como es la abolición de la esclavitud, hoy es una realidad, al menos formalmente, y las utopías de hoy van a ser el mañana. Unamuno dice que 'una cosa deja de ser una utopía cuando cinco personas lo creen, entonces pasa a ser una posibilidad'.
"Estamos llevando el Defensor de las Generaciones Futuras con mociones en los plenos de ayuntamientos"
En su lucha para erradicar el hambre, está impulsando también la necesidad de tener la figura de un Defensor de las Generaciones Futuras.
Sí, pero al revés, de abajo hacia arriba. A través de la Fundación Savia de Francisco Casero estamos llevando esa figura a través de mociones en los plenos de los ayuntamientos. Tenemos que hacerlo, aunque solo sea por egoísmo inteligente.
