Opinión

Un final de año muy complicado

Me ha llegado una información de que un prestigioso investigador de una Universidad de Londres ha criticado las medidas que se tomaron el pasado marzo en Europa y en Espala y ha indicado que el confinamiento debió producirse mucho antes. Como he estado discutiendo muchas veces es muy fácil ser un capitán a posteriori, lo difícil es tomar la decisión correcta en el momento correcto y con la información que dispones.

Ahora ya sabemos con lo que nos enfrentamos y tenemos noticias de las decenas de brotes activos de Covid-19 que se están detectando en esta nueva normalidad en la que hemos recobrado la libertad perdida. Por lo tanto, deberíamos reflexionar sobre lo que casi con seguridad va a ocurrir en los próximos meses y tomar precauciones para que no sea tan dramático como lo que hemos sufrido. 

Yo he meditado y me voy a atrever a vaticinar un poco. Voy a explicar lo que considero casi seguro que va a ocurrir en los últimos meses del año, incluso antes. Vaticino que otoño e invierno van a ser muy complicados y que la posibilidad de que todo se bloquee de un día para otro, aunque sea tan solo parcialmente, es muy alta. El coronavirus sigue entre nosotros y en otoño-invierno se hará más fuerte por lo que el número de casos va a subir. Pero, es más, al ser meses habituales de resfriados y de gripe se va a producir algo muy lógico: todo caso de resfriado y de gripe será considerado como un caso sospechoso de cCoronavirus. Hasta que no se compruebe si los síntomas son de SARS-CoV-2 o de los rinovirus o los coronavirus humanos que nos causan los resfriados o los ortomixovirus que nos causan la gripe, no habrá seguridad de qué enfermedad sufrimos. Pero, es más, la posibilidad de que gripe y coronavirus afecten a las mismas personas a la vez, especialmente a las personas mayores, agravará mucho la situación ya que ambos virus pueden actuar independientemente agravando los síntomas. Así que el cuidado deberá ser extremo. 

Esta perspectiva va a suponer que toda persona que se levante un día con síntomas deberá obligatoriamente quedarse en su casita a la espera de que se compruebe de qué está infectado o de que se vayan los síntomas. Esto va a afectar importantemente a las empresas y los centros educativos. Pero si no se hace así, el coronavirus volverá a hacer estragos entre la población. Sólo tenemos que tener en cuenta la cantidad de brotes que ya se han producido en centros de trabajo y en reuniones familiares en estos últimos días para entender lo fácil que es contagiarse con este organismo.  

Para afrontar esta perspectiva tan preocupante y complicada, los sistemas de salud deberán estar bien, pero que muy bien, engrasados. Lamentablemente me temo que puede que no vaya a ser así, ya que considero que deberían estarlo ya pero, como todos los veranos, ya sabemos que se están cerrando camas y cerrando servicios sanitarios, pese a que un brote puede saltar en cualquier sitio en cualquier momento. Me preocupa que los sistemas de atención primaria se puedan desbordar en pocos días en cuanto llegue la época de los resfriados y de la gripe. La atención primaria, las confirmaciones por PCR y los sistemas de rastreo de casos tienen que ser potenciados sí o sí, porque los casos sospechosos se van a multiplicar y mucho. 

Si alguien considera que exagero, recuerden que todos los años hay un par de semanitas en las que los servicios de urgencia de los hospitales de este país se colapsan por culpa de la simple y conocida gripe estacional. No hace falta esforzarse mucho para recordar las imágenes de los noticiarios en televisión con los pasillos de urgencias llenos a rebosar de personas en camillas esperando atención. Eso, pese a ser conocido, ocurre todos los años, así que no creo que haya que imaginar mucho si sumamos la gran capacidad de infección que tiene el SARS-CoV-2. Por eso, una de las medidas urgentes es la de adelantar y generalizar lo más posible la campaña de vacunación contra la gripe. Cuantos menos casos de gripe haya, más fácil será controlar la situación.

Como creo que ya se puede entender, esta perspectiva también va a suponer muchos problemas para empresas, servicios públicos, colegios, institutos y universidades. En cuanto se produzcan casos sospechosos en centros de trabajo tanto públicos como privados, o en centros educativos o de entretenimiento, la norma será el cierre y el confinamiento parcial. No hay otra. Así que el horizonte es muy complicado y se va a complicar aún más en los próximos meses. Es hora de que se tomen medidas para afrontar la situación que se nos viene encima y evitar que todo se desborde. 

No confiemos mucho en que en septiembre-octubre tendremos una vacuna eficiente y producida en masa contra la Covid-19. Prometer eso es aventurarse mucho a fracasar. Pese a que nos llegan noticias de centenares de procesos de diseño, estudio y fabricación, es muy aventurado decir que en poco más de un par de meses tendremos la protección inmunológica que permite la vacuna perfectamente demostrada, con seguridad y producida en masa. No creo que haya vacunas eficientes y en cantidad contra la Covid-19 antes de primavera del 2021, y aun así, creo que soy muy optimista en mis previsiones. 

Usando la lógica y teniendo en cuenta todo lo que ocurre a lo largo del año debemos prepararnos para lo peor y tomar, tanto nosotros, como las administraciones públicas, todas las medidas pertinentes para reducir el impacto tanto sanitario como económico. Debemos saber ya que este impacto se va a producir, pero ya no podemos ser actuar como el Titanic despreciando al iceberg. Ya sabemos que debajo hay mucho más y es extremadamente peligroso. 

Pecar de excesivamente precavido es mucho mejor que pecar de temerario.

#Estodependedenosotros.