Más de un millar de cordobeses se han levantado temprano hoy para estar a las 11.30 horas en el Paseo del Prado de Madrid, el lugar del que ha partido la mayor manifestación registrada hasta la fecha en España contra la violencia de género y que bajo el lema “Contra las violencias machistas” ha conseguido aunar a gran parte de los agentes sociales del país.
El movimiento feminista cordobés, con las plataformas Nosotras Decidimos y la Cordobesa Contra la Violencia a las Mujeres a la cabeza, junto a sindicatos, partidos políticos y otras organizaciones sociales se han movilizado para clamar contra lo que consideran una cuestión de estado.
Así lo explicaba ayer la portavoz de Nosotras Decidimos, Elvira Pérez, quien dijo que “es fundamental que se asuma que hay que hacer un pacto de Estado contra la violencia y que la educación es básica, que esto es un problema estructural”.
La secretaria de Mujer de CCOO, Evangelina Cabanillas, que ha participado en la protesta junto a un nutrido grupo de sindicalistas encabezados por el secretario General de CCOO de Andalucía, Francisco Carbonero, ha remarcado que la violencia machista es "la manifestación más brutal de la desigualdad entre mujeres y hombres y un grave atentado contra los derechos humanos".
Muestra de ello es que desde 1995, 1.378 mujeres han sido asesinadas por el terrorismo machista. En lo que llevamos de año se han contabilizado 70 feminicidios y otros asesinatos de mujeres cometidos por hombres: solo en el verano de 2015 han sido asesinadas 37 mujeres y 8 menores a manos de sus parejas, padres o parejas de sus madres.
La marcha, que ha reunido a más de 70 organizaciones estatales y 380 territoriales, ha partido del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en el Paseo del Prado y tras pasar por La Cibeles, ha encarado la Gran Vía hasta la Plaza de España, a la que muchos no han conseguido llegar.
La pancarta que encabezaba la manifestación, escrita en las cuatro lenguas oficiales, iba sostenida por supervivientes de la violencia de género cubiertas con máscaras blancas para mostrar el anonimato que muchas mujeres se ven obligadas a mantener impuesto por aquellos quienes las maltrataron.
