Jamás desconecta. Tan pronto está en la Fundación Gala, como entrevistando a Modesto Lomba o a Palomo Spain. O en las fiestas de Espejo perfectamente caracterizada. O ejecutando poses imposibles en el Hotel Hospes Bailío (donde se desarrolla la entrevista) para la exposición 'Elogio a la lectura' de la Casa de Sefarad. Si no la encuentran en el backstage de Juana Martín es porque viene de camino haciendo un alto en la pasarela de la moda flamenca de Jerez junto a la Miss España transexual Ángela Ponce. ¿Estará en la sierra de la Tramontana? ¿En Estambul? ¿O junto a la Legión Española? Amalia González Aroca es una de las más conocidas influencers de Córdoba, aunque ya veremos que no está conforme exactamente con ese término. Esta profesión que se lleva a cualquier parte sin embargo, y aunque sea tópico decirlo, es la gran desconocida. La palabra influencer se repite y se repite. Pero, ¿cómo se desarrolla esa labor en la práctica y además circunscrita a la ciudad o la provincia? CÓRDOBA HOY ha querido averiguar un poco más sobre la labor a la que tanta gente aspira pero pocos consiguen hacer rentable.
Se habla mucho del término influencer, no sé si se siente cómoda con la calificación.
Hay un ecosistema digital muy amplio, con muchísimos términos. Y hay que diferenciar. Escuchamos, por ejemplo, esta persona es instagramer, es youtuber, es influencer...dentro de la gama de los influencer están los nanoinfluencer, los microinfluencer, las celebrities, los líderes de opinión [ríe].
Es como una taxonomía, una clasificación de especies.
[Ríe] Yo me defino como una creadora de contenidos digitales. ¿Qué es? Es una persona que usa sus redes sociales para aportar o agregar valor, entretenimiento y formación a su audiencia. Sin la necesidad de hacerlo directamente para una marca o producto. Puedes hacer contenido pagado o de promoción de productos, otros son sencillamente aportes para tu audiencia. Para conseguir seguidores hay que dar mucho. No es cuestión de que te regalen una camiseta, sino de contenido, contenido y más contenido, mostrarte, y tantear qué es lo que quiere la audiencia. Hago labores de apoyo a terceros con mis redes, labores de community manager, utilizo mi imagen y creo ese contenido. Por eso el término influencer no es exacto.
¿Cómo se introduce en este mundo?
Mi madre murió de un cáncer. La cuidé durante seis meses porque su situación ya era muy complicada. Estaba en cuidados paliativos. Al fallecer, para ocupar la mente, empiezo a buscar contenidos del tema que me gustaba, que era la moda.
¿Procedía de ese mundo?
No, yo tenía una empresa informática con mi padre durante 17 años. Por lo que ya tenía contacto de sobra con los ordenadores.
Pero nada tenía que ver con la moda.
No, pero el mundo de la moda me había apasionado siempre. Poco antes de cuidar a mi madre, mi padre se había jubilado, cerramos y se vendió el local. Al morir mi madre estaba sin trabajo y en ese momento típico de "qué hago con mi vida". Son una serie de circunstancias que me van llevando hasta aquí. Así que me pongo en frente del ordenador y descubro una plataforma americana de E-commerce que tiene un editor de moda para hacer conjuntos. Se llamaba Polyvore. En esta plataforma había millones de mujeres americanas. Y aprendí a hacer este tipo de composiciones [nota de la redacción: se pueden ver algunas muestras ahora en su página de Amazon]. Esto se ve muy fácil, pero... [ríe]. Empresas chinas y americanas se fijaron en esta plataforma para hacer publicidad y empezaron a pagar este tipo de contenidos. Esas empresas chinas que conocía ahí ya habían nacido exclusivamente en lo digital, llevan años de ventaja. Nunca abrieron en la calle. Con ellas aprendí muchísimo. Son muy exigentes. También aprendí mucho de usuarias rusas. Eran unas cracks.
Para los profanos en la materia. ¿Cómo funcionan exactamente estas composiciones?
Cada producto te lo bajas de tiendas on line. La empresa escogía a gente que tiene mucho volumen y te indicaba el producto a promocionar. Esa red social tenía unos enlaces que te llevaban hasta la ropa. Estuve mucho tiempo haciendo este tipo de composiciones. Llegué a tener un volumen de unas 36 millones de visitas. Hacerlas te supone estar al día de las tendencias de moda, de lo que está pasando. Y yo bebía mucho del extranjero. Entonces una empresa de Málaga se fijó en mi trabajo y me llamaron para la inauguración de la tienda. Y conocí a bloggers y a hacer más contactos, como periodistas o responsables de departamentos de márketing. Percibí también que todo era muy parecido en el trabajo de algunas personas: ir a un evento y hacer la misma foto en grupo. Y me di cuenta de que quería hacer algo distinto. Como además me pilló más mayor también tenía más experiencia, y no me daba reparo tratar con la gente.
¿Y cómo siguió?
Aproveché todo ese volumen de Polyvore para presentar mi trabajo en un desfile de Juana Martín, solicitando que me permitiese estar en el backstage. Pensé que no me iba a contestar, pero lo hizo, y fue la primera persona que me abrió la puerta de un backstage. Ese contenido no lo hacía casi nadie en Córdoba salvo fotógrafos.
¿En qué redes sociales fundamenta su trabajo?
Mi estrategia la tengo en tres redes indispensables. Twitter, Facebook e Instagram. Ahí está mi infraestructura. Hacer contenidos a diario para ellas es un trabajo duro y muy tedioso. Te debes a una audiencia, no es lo que quieras poner, es lo que la gente quiere. Antes se miraba mucho el número de seguidores. Eso hoy no cuenta para nada. Hay que observar el engagement, donde se ve la confianza que generas, la afinidad con tu público. Pero la máxima tendencia que están demandando es el ROI, es decir: que vendas. Y lleva mucho tiempo. Son muchas horas de trabajo y debe hacerlo un profesional.
¿Cómo consigue exactamente en esta ciudad el rendimiento económico una influencer o experta en crear contenidos digitales como usted?
Lo importante es aprender a monetizar tus redes. Cuando yo empecé a moverme por Córdoba normalmente eran eventos de empresas. Te invitaban y creabas contenido como gratitud. Era un intercambio. Me gustaba volcarme bastante creando contenido. Recuerdo que debido a ello hubo un evento de ostras donde no tuve tiempo de comer ninguna [ríe]. Por otra parte está Social Publi, que conecta influencers con marcas mediante algoritmos, se hacen campañas, tú te apuntas, escribes el texto y si le gusta a la empresa te lo pagan. Es otra forma de monetizar. También está por supuesto la relación directa con una empresa. En estos casos me parece esencial aportar un informe de métricas para ver qué alcance has tenido, qué visibilidad etc. Para mí la transparencia de los datos es hacia donde está yendo el márketing de influencer. Tú puedes decir "pues a mí me ve mucha gente". Pues enseña tus estadísticas [ríe]. Un ejemplo de relación directa con empresas puede ser que cubras con tus redes un evento, imaginemos una feria de moda, llegando a un acuerdo entre las partes, acompañado de un artículo en '30 días' [nota de la redacción: Amalia González es responsable de moda en '30 días' y escribe también en la revista cultural 'Blanco sobre negro']
Desde que estoy trabajando con redes no he descansado ni un día
¿Con este trabajo dedicado a las redes se llega a descansar?
Desde que estoy trabajando con redes no he descansado ni un día. Como mucho me he tomado algún descanso un día en concreto de alguna de las tres redes sociales. Pero siempre he publicado algo. Incluso si me he ido de vacaciones, al considerar que había contenido interesante y se puede conseguir audiencia.
No desconecta entonces del trabajo.
Del móvil y del ordenador no. [Ríe]
¿Cómo lleva tanta exposición pública?
Todos nos exponemos. El mundo es ya absolutamente digital. Las redes sociales muestran una visión de nosotros, de quiénes somos y nuestros valores.
Me refiero más a ese tipo de exposición ante desconocidos, que en algunos casos pueden dejar determinado tipo de comentarios.
Sí, le puede pasar a algunas celebrities. En mi caso tengo mi audiencia, me muevo por Córdoba, conozco a mucha gente, pero soy y tengo una vida super normal. En ese aspecto que comentas creo que tengo suerte.
¿Existen en su caso las redes sociales al margen del trabajo, por gusto?
Para mí es todo profesional. Aunque ponga una foto de la Mezquita lo es, porque estoy intentando aportar valor.
Por cierto, ¿con qué red social se quedaría como más idónea para la labor que hace en su caso concreto?
Aunque para moda lo mejor en Instagram, para mi caso concreto la red que me ofrece mayor veracidad e información es Twitter, además de una fluidez y una comunidad muy sólida en la que nos retroalimentamos. Para mí es la mejor red a la hora de amplificar contactos por ejemplo para una empresa para la que trabajas. Además es muy importante a nivel periodístico.
Recientemente ha ofrecido una charla sobre márketing y redes sociales en la Fundación Cajasol, también el año pasado en la universidad. Con respecto a ella me comentaba antes de empezar la entrevista que le sorprendió que los jóvenes alumnos, teóricos nativos digitales, no fueran tan hábiles como se espera en el manejo de las redes.
Estuve en la universidad dando una charla el año pasado sobre los últimos estudios sobre redes sociales presentados por IAB. Me sorprendió en efecto que no tuviesen ninguna orientación de las redes hacia lo laboral y que no las cuidasen. Observé que subían cualquier tipo de contenido que pasado el tiempo podía perjudicarles. Lo que primero miran las empresas son las redes sociales. Me chocó también el asunto de las conversaciones, es decir, si saludaban a los demás, si contestaban...y no, no tenían ese tipo de interacciones. Son mucho de Instagram, en Facebook no están, porque están los padres [ríe]. En cuanto a la charla en la Fundación Cajasol, donde estuve junto con Rafalcor y el cocinero Daniel del Toro, son habituales en Sevilla, por ejemplo, y aquí yo creo que ha sido la primera en este sentido.
negocios potentes no valoran las redes sociales
¿Está retrasada Córdoba con respecto al márketing de este tipo?
Sí. Me quedo sorprendida, porque negocios potentes no valoran las redes sociales. Sólo se preguntan, "¿me va a vender?". No han entendido que las redes sociales son un punto de conexión, información y transparencia para los clientes y no quieren invertir o dejan las manos de las redes en alguien que no es un profesional. A veces sucede lo contrario, que dejan en manos las redes de empresas especializadas, pero que tienen muchos clientes y a lo mejor meten un contenido cada tres días. Ahora con el coronavirus se ha dado un salto obligado a lo digital. Y le ha pillado con el paso cambiado a todas esas empresas que no hicieron un trabajo previo. Se encuentran sin redes sociales trabajadas, sin posicionamiento y con una enorme competencia por la situación de la crisis sanitaria. Si no has hecho SEO y no has hecho SEM durante todo este tiempo...ahora eres invisible.
Indudablemente se percibe en su trabajo un interés por los viajes, los eventos gastronómicos o la cultura, pero fundamentalmente por la moda, un campo que igualmente en Córdoba parece moverse poco.
Sin ir más lejos en Sevilla tiene un enorme interés, pero por el apoyo institucional. Allí le dan un gran apoyo a muchos diseñadores. Aquí todavía no ven que es una industria y son puestos de trabajo: la moda no es una frivolidad. Sin embargo en Córdoba hay una cantidad enorme de diseñadores con talento. Hacen verdaderas maravillas y son más conocidos y valorados fuera de Córdoba que en su propia ciudad. Aquí están, e intentaré no dejarme a ninguno: Francisco Tamaral, Florencio Pérez, Rafael Valverde, Andrew Pocrid, Antonio Mancini, Hugo Clavelina, Sergy Garrido, Pedro Pires, Trinidad Revuelto en cuanto a complementos de moda flamenca o PECA, que son Pedro Serrano y Carlos Rey.
Los creadores de contenidos e influencers cordobeses se topan con la crisis sanitaria con el mismo problema que otros sectores: no hay eventos gastronómicos, de moda, culturales...cómo se desempeña ahora un trabajo así?
Todo está en lo digital y en un ambiente lleno de incertidumbre. Ahora por ejemplo llega la campaña de Navidad. No puedes estar con tu imagen presente en eventos pero sí apoyar a marcas con las redes sociales. Hemos de concienciarnos sobre algo: hay un entorno laboral que no va a volver, ahora es un entorno, insisto, de incertidumbre total.
Hay algo que llama la atención en sus redes. La mayor parte de las veces hay poses que se pueden calificar como de modelo. Pero de pronto otras con posturas más o menos humorísticas rompen el conjunto inesperadamente, como si dijese "eh, no hay que tomarme tan en serio".
Claro, el humor también atrae a la audiencia. Y desde luego en estos tiempos cada vez va a ser más importante.
