DISTRITO CENTRO

Los comerciantes lamentan que el Casco Histórico "huele a muerto"

El 95 por ciento ha cerrado en estas semanas de restricciones, pero un buen puñado lo ha hecho ya de forma definitiva
Cierre de establecimientos en el Casco Histórico
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Pasearse esta mañana por las proximidades de la Mezquita-Catedral, donde se ubican la inmensa mayoría de los comercios 'destinado a turistas', resultaba cuanto menos llamativo. A media mañana únicamente había cinco establecimientos abiertos y un sexto se atrevió a abrir bastante más tarde. Lo demás estaba cerrado, como si el toque de queda se hubiera adelantado en exceso.

"Se me cae la casa encima y prefiero venir aquí un rato; mantengo las luces apagadas y si viniera alguien las encendería, pero ya que tengo a mi gente en un ERTE y yo, como no tengo otra cosa que hacer, paso por aquí", señala una mujer cuyo negocio está en la calle Deanes.

Cierre de establecimientos en el Casco Histórico

La calle, normalmente rebosante de visitantes que caminan arriba o abajo, está prácticamente vacía. Los pocos paseantes son, en su mayoría, estudiantes de los centros que hay por la zona, repartidores, gente ya mayor que pasea y trabajadores que se trasladan de un punto a otro por trabajo. Por cierto, todos cordobeses. No hay ni gente de otros municipios ni mucho menos de otros puntos de Andalucía, por los cierres perimetrales.

"Llevo ya 12 días seguidos sin vender absolutamente nada", señala un hombre cuyo negocio mira directamente a la Mezquita. "Y cuando digo nada no es una exageración, es absolutamente nada". ¿Y por qué abre entonces? "Porque tengo que hacerlo, es mi trabajo, me mantengo algo activo y luego a las 13.30 horas cierro y me voy", reconoce.

Cierre de establecimientos en el Casco Histórico

Algo más adelante, en Cardenal Herrero, un hombre explica que en estos días abre para realizar mantenimiento y limpieza a fondo "que no puedo hacer cuando hay bullicio de visitantes", y eso implica no sólo fregar, sino también reparar y repasar con pintura.

Todos ellos estiman que han cerrado durante estas dos semanas de restricciones el 95% de los establecimientos, pero cerrados definitivamente son también demasiados. "Casi todos los que están de alquiler", señala el hombre de la Cardenal Herrero, que es propietario, "porque son altísimos aquí".

Cierre de establecimientos en el Casco Histórico

"Es una auténtica escabechina la que se ha producido", explica Lourdes Martínez, que tiene un negocios de pollos asados y es también la presidenta de la Asociación Vecinal La Medina y suele actuar y hablar como representante del comercio de la zona. "El Casco Histórico huele a muerto y lo peor es que entre todos los gobiernos que han pasado por aquí lo han dejado morir".

El cálculo realizado es el correcto. Entre el 90 y el 95% cerrado. Para siempre ya van cinco de souvenirs que no van a volver a abrir las persianas, "otros se lo están pensando, el Caballo Rojo ha cerrado y otro establecimiento de hostelería, Entre olivos, también ha cerrado, y tenemos otros dos o tres bares que han dicho que hasta marzo próximo no vuelven a abrir y dependerá de cómo esté la situación".

Cierre de establecimientos en el Casco Histórico

De este modo, la actividad en el Casco se ha visto totalmente mermada y es la pescadilla que se muerde la cola. "Los alquileres echan para atrás a cualquiera". Hablamos de entre 4.000 y 5.000 euros por un local pequeño. "Los hay que han podido negociar cierta flexibilidad con sus arrendadores, pero otros son inflexibles, porque saben que si se va uno al poco hay otro que ocupa su lugar".

De hecho, en Deanes "en uno que ha cerrado van a abrir un bazar chino, y hay muchas quejas al respecto, porque esto es el Casco Histórico, no cualquier calle de la ciudad, y se trata de una zona donde no pega un chino, como tampoco lo hacía en su día una hamburguesería".

Cierre de establecimientos en el Casco Histórico

Lo que más le consuela, porque siempre ha luchado contra eso, es que "también hay apartamentos turísticos que han tenido que cerrar y que han vuelto a dedicarse a vivienda, y me hace mucha ilusión tener vecinos nuevos". Entre otras cuestiones porque parte de su lucha constante es la repoblación de la zona, a fin de evitar que "sea un parque temático; me repito, pero es la única manera de que el mensaje cale", dice.

A día de hoy "es tremendamente triste que negocios de toda la vida tengan que cerrar por la nula implicación de los políticos, cuando en sus manos está que puedan mantenerse", indica.

Por el momento, algunos, los menos, siguen abriendo, pero los vecinos y vecinas apoyan su mantenimiento, porque un barrio sin establecimientos ni bares "es un espacio sin vida, ni siquiera para los turistas cuando regresen".

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