El colectivo Stop Desahucios sigue vivo en Córdoba y regresa con fuerzas renovadas, hasta el punto de que esta misma mañana han evitado el lanzamiento por parte del Banco Sabadell de una familia en el Sector Sur.
Se trata de Gema y Fran, una pareja joven con una niña de dos años y sin alternativa habitacional y que viven en la calle Lepe, número 9. Su intención es conseguir por todos los medios un alquiler social para vivir "y no quedarnos en la calle con una niña chiquita".
Quien habla es Fran, que se ha 'entubado' junto con Rafa Blázquez, activista de Stop Desahucios, a las rejas que hay en la puerta de entrada al edificio y así ha permanecido hasta que finalmente el letrado del colectivo ha informado que se había parado el lanzamiento. Entubarse en este caso es utilizar dos tubos de plástico duro uniendo sendos brazos de activista y afectado a modo de encadenamiento simbólico.
Delante del bloque, una veintena de personas lanzando consignas de "¡Sí se puede!", como antiguamente, y de nuevo hoy esas palabras mágicas han cobrado sentido y han funcionado.
Todo un aviso a navegantes para quienes creen que los desahucios ya no existen. La situación de Fran y Gema suena a jarra de agua fría para los que están muy alejados de la realidad. Y si este caso no les basta, allí estaban también María del Rosario y Eulogio, vecinos de Santuario, que siguen esperando a que se resuelva su situación personal y que están en la Plataforma desde hace ya casi una década.
"Nos avisaron hace un mes", ha explicado Fran, quien apenas ha rebasado la veintena de años, "pero gracias a la Plataforma nos hemos mentalizado y nos hemos puesto más fuertes", asegura antes de añadir que si el desahucio se acaba cumpliendo "nos dejaría literalmente en la calle, porque no tenemos alternativa".
De hecho, su entrada en la vivienda fue también "por necesidad, al tener a la niña". Ahora Fran asegura que está trabajando en la construcción de forma esporádica, "porque aquí te contratan tres días y luego hay que seguir buscando", pero al menos estaría consiguiendo dinero para pagar ese alquiler social que tanto necesitan. La comida es otro cantar. La familia, los amigos y el donde comen tres comen cuatro sigue funcionando hoy en día. O mejor dicho, cada día más.
Gema aprovecha la ocasión para dirigirse a Vimcorsa y pedir ayuda al Ayuntamiento. "Los vecinos también nos apoyan, y ahí están animando", señala a un grupo de chicas jóvenes que hay sentadas a su derecha coreando más fuerte que nadie las consignas. Toda una señal indicativa de que nos son conflictivos ni rompen la paz vecinal.
Hoy se ha logrado una victoria, pero la realidad indica a las claras que no hay que bajar la guardia.
