El sector del vino andaluz está viviendo esta pandemia mundial con especial preocupación. Y es que los meses de marzo, abril y mayo, es decir los de mayor venta de todo el año con diferencia, se han perdido por completo.
La ausencia de las principales ferias, como la de Sevilla, Córdoba o Jerez, las romerías, como la del Rocío, o las fiestas municipales de primavera, que se nutrían de este producto natural, han dejado un inmenso vacío en las cuentas de las bodegas, que ahora miran a la nueva cosecha con esperanza para afrontar una nueva temporada de transición en lo que parece ser una crisis continua del sector, pero que en esta ocasión bien podría ser un golpe de gracia.
"Las vides están empezando a despuntar", ha señalado Juan Manuel Centella, presidente de la sectorial de la Vila de Asaja Córdoba,, y si bien es muy pronto para vaticinar la cosecha que está por venir, en principio, y si todo va bien, será "aceptable". Los últimos días se ha producido en la zona de Montilla-Moriles algunas tormentas de lluvia que en algunos casos fue en forma de granizo, como ocurrió en Aguilar de la Frontera, y "si bien se perdió algo del viñedo tampoco ha sido mucho".
"El aspecto de los racimos que han brotado es fantástico, pero tienen todavía un tamaño pequeño y hasta la floración no podremos avanzar nada de cara a la vendimia", que será entre agosto y septiembre, si bien, según ha señalado, por su parte, Enrique Garrido, director -gerente del Consejo Regulador de la Denominación del Origen Montilla-Moriles, "este año se ha adelantado con respecto a la anterior campaña".
Tratamientos contra el mildiu
En la actualidad se están llevando a cabo, "con toda la prevención del mundo", los tratamientos pertinentes contra el mildiu, que dio la cara en la zona de producción cordobesa hace apenas una semana, y contra el oidio, "y si el tiempo acompaña, parece que todo irá bien, pero eso es pura ciencia ficción, porque nunca se sabe cómo va a ir la evolución", advierte Centella. Algo de lluvia es beneficioso, porque el año ha venido corto de agua; un exceso, por contra, sería muy malo.
Pero tanto Juan Manuel Centella como Enrique Garrido han destacado el desastre de la actual campaña en cuanto a ventas del vino. El freno brusco y generalizado del sector de la restauración ha sido una puntilla mortal para las bodegas.
Tras las encuentas realizadas por el Consejo Regulador cordobés, cuyos resultados se sabrán el próximo miércoles, ya hay dos cosas muy claras: "El 80% de las bodegas han dejado su actividad a cero", y como entre un 73 y un 75% de la producción cordobesa depende de la hostelería, que se ha frenado por completo, las ventas se han visto muy afectadas en ese porcentaje.
"Sólo ocho o diez bodegas venden fuera, pero el resto dependen en ese porcentaje de distribuirlo a la hostelería y la restauración, y eso es lo que hemos reflejado en un primer informe que se presentó a mediados de esta semana a la Junta de Andalucía por parte de Montilla-Moriles, Málaga y Condado de Huelva", ha indicado Enrique Garrido.
Hay zonas que están peor aún que Córdoba, como es el caso de Málaga, ya que su producción en un 96% depende directamente de las ventas a la hostelería. Jerez, por su parte, ha elaborado su propio informa al margen de estas tres marcas de calidad, que "nosotros compartimos sólo en parte", ha adelantado.
La idea que se ha tenido de celebrar determinadas ferias después de julio o va a tener una excesiva repercusión en las ventas. La razón es que una vez se salga de esta crisis, las cosas no serán como antes y las aglomeraciones no van a estar permitidas, del mismo modo que la propia clientela se mostrará cauta durante bastante tiempo hasta que la sensación de seguridad vuelva de nuevo.
Algo que, por ejemplo, ya se nota con la Cata del Vino de Córdoba, organizada por la denominación de Origen Montilla-Moriles y que cada año servía de pistoletazo de salida a la primavera cordobesa. "Preferimos no dar siquiera una posible fecha de celebración, porque es muy avanzado saber lo que va a pasar en los próximos meses ni la evolución de la pandemia", explica Garrido. Y es que se habían planteado varias fechas como junio o incluso octubre, pero "nuestra idea siempre ha sido que fuera un evento de muchísima gente, y con el coronavirus va a ser complicado mantener las distancias en un recinto delimitado".
El tiempo dirá si eventos que se prevén trasladar a después de verano, como son las ferias sevillana y cordobesa, o la Feria Agroalimentaria que pasaría al otoño, se seguirán celebrando o no. "Vamos a ser cautos", determina el gerente de la Denominación de Origen de Córdoba.
