Cooperación internacional

El vergel sudafricano que se gestó en Obejo

El cordobés Daniel Navazo Ostúa ha iniciado un proyecto social de huertos familiares en la región de Northern Cape, bajo el patrocinio de Abengoa y perteneciente a la Fundación Ramón Medina Arce, que acabará siendo una cooperativa y una industria de transformación agraria ecológica

Daniel Navazo
photo_camera Daniel Navazo Ostúa, con una de las beneficiarias del proyecto en Sudáfrica

Una casualidad que se inició en el municipio cordobés de Obejo está permitiendo que en Sudáfrica, concretamente en la norteña provincia de Kai-ma, en la región de Northern Cape, junto a la frontera con Namibia, se esté gestando un ambicioso proyecto de huertos familiares que en breve va a terminar siendo un floreciente negocio de transformación sobre agricultura ecológica, con cooperativa incluida.

Un proyecto que lidera un cordobés, Daniel Navazo Ostúa, quien actúa como diseñador, director y creador de la iniciativa y que va encaminado a generar una escuela agroecológica que sirva para que sus propietarios cultiven sus propios alimentos saludables, y para la que cuenta con la colaboración de un hombre de 60 años natural de Osuna, de nombre Manuel, y un italiano-húngaro, Eric Casagrande, que realiza las funciones de traductor y oficinista.

Huertos familiares en Sudafrica 6

Y fue en torno a un conejo con arroz elaborado en una taberna obejeña (a casi 12.000 kilómetros del lugar donde está cobrando forma la idea) donde todo esto vio la luz. "Un amigo de mi padre quería cultivar unas 600 viñas en un olivar de su propiedad y como yo tenía cierta idea por haber estado en la vendimia de Francia, me pidió ayuda", explica Daniel. En efecto, entre ambos lograron que por vez primera el agricultor tuviera una cosecha lo suficientemente buena como para hacer vino y en esa comida a la que se invitó también al hermano del agricultor, un misionero orionista, nació la idea.

Y es que el misionero había ya trabajado para la Fundación Ramón Medina Arce (en Osuna), que es la que está detrás del proyecto, y pensó que se trataba de una idea prácticamente hecha a la medida de Daniel Navazo. "Durante un par de horas me acribilló a preguntas en esa comida y me acabó ofreciendo lo que está siendo el proyecto de mi vida", asegura este cooperante cordobés.

Huertos familiares en Sudafrica 2

¿Y en qué consiste esta intervención andaluza en Sudáfrica sobre huertos familiares y  transformación social? Pues como el propio Daniel ha explicado a este periódico, se trata de ofrecer una parcela a cada familia, así como semillas y los materiales necesarios, "contando inicialmente con nuestra supervisión como monitores especializados" para medio centenar de huertos familiares. La idea es dar la posibilidad de acceso a la tierra amén de un aprendizaje práctico basado en el trabajo diario. Los beneficiarios del proyecto aprenderán cómo cultivar y cuidar el huerto y, al mismo tiempo, eliminar el hambre que se pasa en esa zona de África. En definitiva, se trata de "sembrar la semilla de un proyecto que cambie el devenir de un pueblo que camina hacia la soberanía alimentaria".

Contactos con el Obispado

Nada más aterrizar en Sudáfrica, en noviembre de 2016, mantuvieron reuniones con el Obispado de Keimoes, mientras que en Johannesburgo lo hicieron con un abogado encargado de poner en marcha los estatutos de la Fundación sevillana en Sudáfrica, y se acabó materializando un acuerdo para la cesión para 20 años por parte de la Iglesia de 18 hectáreas de regadío, al tiempo que la oenegé sevillana compraba cuatro hectáreas más para este proyecto en el que la firma también sevillana Abengoa funciona de patrocinador para aun proyecto en el que, por el momento se lleva invertidos unos 50.000 euros, si bien para los dos primeros años, que es cuando se afianzará, se requieren unos 150.000 euros.

Huertos familiares en Sudafrica

Abengoa tiene en esa zona de Sudáfrica una de las plantas solares mayores del mundo y en ese país una ley obliga a todas las empresas que quieran invertir allí a destinar un 10% de su facturación en materias sociales siempre en un radio no más allá de 50 kilómetros en torno a su actividad comercial. Y en este caso fue la firma sevillana la que localizó la zona donde actuar.

A lo largo de estos primeros seis meses, la labor ha consistido en adecuar un espacio lo suficientemente grande como para poner en marcha las parcelas donde empezar a cultivar. "Era una preciosa selva de monos junto al río Orange donde se metió maquinaria pesada para limpiarlo y hacer una acequia de agua desde el río hasta las parcelas".

Pero antes había que resolver otro problema más acucian. "Al llegar nos encontramos con que había numerosos niños que estaban pasando hambre de verdad y que no estaba siendo atendidos por los adultos", explica Daniel. En Sudáfrica, durante el apartheid, la mano de obra negra (de mayoría católica) que trabajaba para los blancos bóers (protestantes) recibía un sueldo miserable y se les pagaba sobre todo en vino barato, lo que provocó una elevada tasa de alcoholemia en el país. "Si los mayores se quieren gastar su dinero en beber, es problema de ellos, pero los niños no tienen por qué pagar los platos rotos", explica el cordobés.

Huertos familiares en Sudafrica 1

Así que se puso manos a la obra para iniciar un plan de emergencia consistente en la elaboración de un huerto escolar y un gallinero escolar con riego por goteo, que aportara alimento directo. Son 1.000 metros cuadrados para vegetales, unos 500 para zona de picnic y árboles frutales (mangos, bananas, melocotones) para que den sombra y otros 600 metros de gallineros para unas 200 gallinas. "El huerto ha empezado, el gallinero está montando y esperamos a que en los próximos tres meses metamos las gallinas".

Además, la idea es conectar este huerto con un proyecto nacional de huertos escolares del Ministerio de Educación que paga a un monitor para que se haga cargo, y aporta, igualmente, las semillas. "De este modo, se hará autosuficiente y habrá comida para los niños", asegura.

En cuanto a los huertos familiares, por el momento hay ya unas 30 familias, con una media de seis personas por familia, trabajando en ellos, aunque hay capacidad por ahora para 40 familias. La idea es aumentarlos hasta que haya 80 familias trabajando a los que se les ofrece conocimientos "siempre que se comprometan como mínimo a ir a regar a diario".

Huertos familiares en Sudáfrica

Se trata de una tierra extremadamente fértil en la que crece cualquier cosa con combinaciones tan extrañas como olivos y mangos. "Nuestra idea es combinar árboles frutales con huerto; es decir aplicar la idea del vergel árabe usando técnicas de agrosilvicultura, que se aplica en Francia (trigo con acacias madereras) y en la Campiña cordobesa (olivo con viña), que suponen toda una innovación en agricultura ecológica".

El trabajo acaba de empezar y a lo largo del verano se quiere rematar la faena hablando con el Ministerio de Educación sudafricano, creando los sistemas de evaluación en las huertas familiares, que actualmente están a medias, y preparándolo todo para cubrir por completo el cupo de familias, para el que ya hay una lista de espera de entre 40 y 50 unidades familiares. "Eso significa que en dos años lo vamos a tener todo copado", afirma el cordobés.

Pero el proyecto no se quiere quedar en eso, sino que quiere ser el inicio de "algo muy gordo", que incluye la puesta en marcha de una cooperativa de agricultura ecológica, con una empresa de transformación de alimentos, para la que ya se han iniciado contactos con agricultores blancos de los que todavía trabajan en la región.

Otra posibilidad es generar turismo con los huertos familiares, pero eso es otra idea que tendrán que madurar un poco más.

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