VALLE DEL GUADIATO

'Paganismo' y cristianismo miden sus fuerzas el próximo día 31 en Belmez

El Ayuntamiento ha organizado una tradicional fiesta de Halloween y en la parroquia de la Anunciación se festejará el 'Holywins', con niños y niñas disfrazados de santos, papas, obispos, ángeles y monjas
Los dos carteles de las fiestas belmezanas
photo_camera Los dos carteles de las fiestas belmezanas

El próximo 31 de noviembre, víspera de Todos los Santos, que es la traducción literal de All Hallows’ evening (contracción de Halloween) se podrá ver en el municipio de Belmez, en el Valle de Los Pedroches, la fuerza que tienen dos tradiciones religiosas que han preferido buscar la confrontación antes que los puntos de unión.

Así, mientras que en el Ayuntamiento de Belmez, presidido por el socialista José Porras, se colabora con la Asociación Acodisval en la preparación de un calendario festivo de Halloween, el Grupo Joven de la Anunciación en colaboración de la Parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación han optado por acogerse al llamamiento de la iglesia católica para contrarrestar a la anterior con la llamada Holywins, un anglicismo que literalmente señala que lo sagrado vence o si lo prefieren lo santo gana, y que consiste en hacer un llamamiento a los niños y pilas para que se disfracen de santo o santa, aunque en las imágenes que ilustran el cartel se pueden ver obispos, papas, monjas, reyes magos (insistimos en que la Navidad cada vez se adelanta más), ángeles o partorcillos y pantorrillas).

El cartel del Halloween belmezano planea una diversión a base de cine de terror, a cargo del Consistorio, para la jornada de hoy, con películas para todos los públicos y más concretamente para adultos (en ambos casos con un servicio de chucherías y palomitas a cargo de Golosinas Arcoiris) y mañana, lunes, una fiesta de Truco o Trato, durante la tarde-noche que, "como todos los años (según indica) en la tradicional noche de Halloween los niños y niñas pasarán a recoger caramelos y chocolatinas por las calles y domicilios de Belmez.

Cartel del Holywins
Cartel del Holywins

Por su parte, el Holywins promete divertirse con una santa misa, baile, premios, juegos populares, talleres y regalos, a partir de las 18.00 horas.

El alcalde ha señalado que ambas fiestas conviven sin problemas, la de Halloween desde hace ya unos seis o siete años y la de Holywins bien podría ser el segundo o tercer años que se celebra, desde que el párroco reaccionó a la anterior organizando una fiesta de corte cristiano.

Hay que recordar que la tradición del Halloween, más extendido por el mundo anglosajón que por el latino, nace en la antigua Eire (la actual y muy católica Irlanda), donde sus habitantes celebraban el fin del verano o Sahmain, o lo que es lo mismo, el final de la temporada de cosechas y el año nuevo celta. Por supuesto el cristianismo lo consideró una fiesta pagana a más no poder y la cubrió en el Siglo VI con la festividad de Todos los Santos, de la mano del papa Gregorio III, que acabó derivando en el Halloween actual. Algo que no es extraño, ya que lo cristiano acabó por fagocitar todo lo pagano a base de festividades, como fue el caso de Las Saturnales romanas (solsticio de invierno) que derivaron en la Navidad cristiana aproximadamente en el Siglo III.

¿Por qué los monstruos?

Pero, ¿por qué tanto monstruo y otros bichos terroríficos para el Halloween? ¿Qué tenían que ver con el cambio de año celta? El Sahmain implica el final de la luz primaveral y estival y el inicio de la oscuridad del otoño y del invierno representado por noches más largas y luz diurna de menor duración. Concretamente, en la noche de ese cambio existía la creencia de que las dimensiones de vivos y muertos se abrían la una a la otra y mientras que unos podían visitar a sus ancestros, éstos, igualmente, podían tratar de ver a sus descendientes para ver cómo les trataba la vida.

En concreto, en Irlanda, la cuna de lo que luego se conoció como el Halloween que llevaron a las Américas los emigrantes que huían de la Gran Hambruna irlandesa, existía la creencia de que esa noche, el pueblo de los sidhe (lo que aquí se llaman hadas) salían de su reino y hasta podían casarse con humanos y humanas, pero no eran del agrado de los seres humanos, ya que les tenían bastante miedo al pueblo mágico. En cualquier caso, por lo que pudiera pasar, más de uno y una se disfrazaba de muerto o espíritu haciéndose pasar por uno de ellos para evitar que los confundieran con vivos (quizá alguno de éstos alimentó todavía más la creencia en los difuntos vagando por la tierra), al tiempo que las familias menos temerosas, pero sí respetuosas con sus ancestros, les dejaban comida y bebida en el exterior de las viviendas, lo que ha dado pie a la búsqueda actual de chuches y chocolatinas disfrazados de fantasmas.

Cartel de Halloween
Cartel de Halloween

Con el tiempo, la imaginación humana respecto a los elementos de terror han ido desarrollándose hasta extremos insospechados incorporándose las nuevas figuras a la tradición de disfrazarse a medida que transcurrían los tiempos. Hoy es normal ver a zombies, vampiros, momias y demonios (por completo desconocidos por los celtas antiguos), además de científicos locos, experimentos nucleares y hasta políticos que dan mucho más miedo.

La simbiosis perfecta en México

Curiosamente hay un país que ha sabido combinar a la perfección y ed forma muy sabia en la misma fiesta ambos sentimientos: México. Un estado confesionalmente laico, pero de profundas raíces católicas que celebra el Día de los Muertos (1 y 2 de noviembre), pero que ya empieza la noche anterior cuando se encienden las primeras velas para poder recibir a las almas de los más pequeños. Una tradición igualmente anterior al catolicismo impuesto por los españoles cuando se honraban a los muertos y acabó perfectamente siendo asumida por la fiesta de Todos los Santos, que era extremadamente similar.

Se trata de una fiesta muy especial que explica la profunda relación de la cultura mexicana con la muerte; es una manera de aproximarse de forma natural a lo es el destino final de los y las mortales. Por eso se celebra en los cementerios y panteones levantados a los difuntos con comida y bebida y en plan festivo. En este caso, los personajes que tienen relación con esta fiesta en un principio, además de los propios difuntas, estaban los dioses y los perros que actuaban de guías al más allá. La tan famosa calavera mexicana, la Catrina, es ya del siglo XX y la introdujo el grabador José Guadalupe Posada. Aparece vestida de múltiples maneras y sirve a modo de burla satírica (siempre arropada de respeto) hacia la muerte.