CAMPIÑA SUR

La Cata de Moriles cierra esta 25 edición con unos 5.000 visitantes en su vuelta al formato original

La tierra, especialmente buena para el viñedo; el microclima, seco y de pocas lluvias, y su lentitud en crianza hacen de este vino un producto singular, dentro de la singularidad que ya es la Denominación de Origen
Aspecto de la Cata de Moriles 2023 FOTO JESÚS BARRANCO GUERRERO
photo_camera Aspecto de la Cata de Moriles 2023 FOTO JESÚS BARRANCO GUERRERO

La Cata de Moriles ha vuelto a ser un éxito de visitas este año, según han señalado los responsables de algunas bodegas de la zona, con una presencia este fin de semana de entre 4.000 y 5.000 personas en manos de 72 horas en un municipio de 3.673 almas. Algo que no deja de ser positivo para las aspiraciones del pueblo, especialmente en materia turística y en consumo de vino, pero que deja en el aire una cierta preocupación de poder morir de éxito.

Este año se ha vuelto al modelo de la gran carpa bajo la que acoger la cita, después de dos años en los que se optó por una fórmula más restringida debido a la pandemia, con visitas cerradas a las bodegas y que ya el año pasado dejó sólo el sábado unas 2.500 visitas, aunque las propias limitaciones físicas de esos espacios impedía ir más allá. También en esta 25 edición se ha comprobado por momentos que el modelo de Cata con el recinto cerrado se ha quedado pequeño, por lo que de cara a próximas ediciones habrá que empezar a pensar en fórmulas para que algo tan genuinamente positivo, como es este evento, no acabe transformándose en un problema.

Al parecer, con la fórmula de visitas a bodegas se atraía a personal de otros rincones del país, mientras que la carpa es un modelo al que se acogen sobre todo los visitantes de zonas más próximas, especialmente de la capital, otras comarcas y provincias limítrofes.

"Un éxito total"

No obstante, la vuelta al modelo original ha dejado visitas procedentes de de Madrid, Barcelona, Bilbao, Salamanca, Sevilla, Málaga, Granada, Almería, Cádiz, Córdoba y de todos los pueblos de la comarca. Lo dice Antonio Doblas, gerente de Bodegas Doblas, quien considera que las redes sociales y el boca a boca funcionan como excelentes voceros para este evento gastronómico. "La Cata es un éxito total", en palabras suyas, "y hemos "doblado la población en estos días, con visitas guiadas por las bodegas desde las 10.30 hasta las 13.30 horas".

Cata en Bodegas El Monte, de Moriles
Cata en Bodegas El Monte, de Moriles

Antonio López, gerente de Bodegas El Monte, mira con un poco más de preocupación a esta masificación de la Cata. " Es un evento con un renombre y una consolidación importante, que no deja de ser un cómputo global de un cuarto de siglo manteniendo un formato convencional, menos los dos últimos años que por la pandemia sacamos la Cata de su pabellón habitual y la hicimos en las propias bodegas".

En su opinión, de cara a próximas ediciones se trataría de hacer un seguimiento previo mirando a ese "visitante/usuario en Internet" para que mantenga el vínculo con la Cata y saber antes de que se celebre "cuántos vienen y de qué manera". Eso se conseguiría, quizá, mediante fórmulas con las que esos usuarios tuvieran vinculación con Moriles a lo largo del año, bien con otros eventos o a base de promociones.

Visitantes en busca de los paisajes y vinos de Moriles
Visitantes en busca de los paisajes y vinos de Moriles

Sin ir más lejos, este año en su bodega han rebajado la visita estándar de 20 a 15 euros, por deferencia a la Cata: "Pero, al mismo tiempo, hemos sacado una visita de alta gama con un precio mucho mayor y se completaron todas", lo que implica que el público del vino sabe muy bien lo que quiere y a lo que viene. El pabellón cerrado y la vuelta a los inicios, "es el punto de inflexión para aguantar otros 25 años más, y, a partir de aquí, reconvertirnos", ha estimado López.

Y, en efecto, la gente acude a esta tierra por saben muy bien lo que se van a encontrar: Un vino que ya de por sí es una singularidad, dentro de la singularidad que ya es al completo la Denominación de Origen Montilla-Moriles.

¿Pero por qué es así?

Ambos expertos coinciden plenamente en este punto. "Son las tierras albarizas, el color verdoso del vino, su carga aromática, los suelos, las viñas, la situación geográfica, el microclima de Moriles, que es seco y con poca agua, porque en años de sequía la calidad es excelente, aunque hay menos cantidad". Todo eso, en palabras de Doblas, hace que el producto morilense sea verdaderamente especial.

Según eso, este año de sequía promete una añada buena, y, además, la falta de lluvias ha evitado el uso excesivo de fitosanitarios contra las plagas y enfermedades que traen la humedad, por lo que por ende van a ser más ecológicos.

Cata dirigida en Moriles
Cata dirigida en Moriles

Hay que tener en cuenta que la variedad más común y predominante en la zona amparada es la uva Pedro Ximénez. Pero en Moriles adquiere algo que lo diferencia. Por lo pronto están los pagos de Moriles Altos. Una tierra de excelente calidad (como también lo es la de Sierra de Montilla). "Es una tierra especialmente buena para la uva, porque son tierras muy frescas, no se agrietan como otras, con la tierra blanca y el microclima propio que permiten que la viña aguante muy bien, y soporte las sequías y las temperaturas que tenemos", indica Antonio Doblas.

De hecho, la tierra propiamente dicha es "de color blanca como la harina; marga blanca", cargada de carbonato cálcico en un 60 o 70%, mientras que el resto se reparte entre arena, arcilla y sílice, "que no es otra cosa que un plancton marino de hace millones de años, que le aporta ese carácter mineral y esa salinidad es la que luego intentamos transferir a los vinos", explica, por su parte Antonio López.

"La costa la tenemos a 100 kilómetros, somos zona de interior, no estamos a mucha altitud, pero tenemos un horizonte muy plano y hay una pequeña meseta". Frente a eso en Montilla hay más sierra y tienen más acidez, frescura y fragilidad.

El gerente de El Monte es muy moderado a la hora de comparar con otros vinos de la DO. "Ni mejores ni peores; son, eso sí, de características distintas por ubicación geográfica". Y es que si en Montilla hay una altitud de 625 metros, en Moriles baja unos 200 metros y las orientaciones sin igualmente distintas. "Eso hace que el comportamiento del fruto, como es el caso de la levadura en la piel, se igualmente distinto".

¿Y cómo es un Moriles que se precie?

Por lo pronto es algo menos frágil que el vino de Montilla, que no deja de tener a cambio cierta finura y delicadeza. Pero esa característica, precisamente, es su debilidad y se acaba rompiendo antes, por lo que tiende al amontillado antes. Los de Moriles aguantan más por ser más lentos en la crianza y mas estables. A modo de ejemplo, "los de Moriles serían un motor de cuatro tiempos y los de Montilla de dos". De este modo, un fino de Montilla con tres años respondería a las características de uno de cinco años en Moriles.

Cata de Moriles 2023
Cata de Moriles 2023

¿Y de sabor, que, al fin y al cabo, es lo que a la gente hace que le guste o no? López se mete en tecnicismos al señalar que "la almendra, el avellanado, en Moriles es un poquito más intensa, no tan fino, pero con algo más de volumen". De ese modo, aporta un "sabor en boca más salino, mientras que en los de Montilla son más minerales y tienden hacia un origen más oceánico o más mediterráneo que los nuestros". Igualmente, los de Moriles tienen "una caída en el centro de la lengua más vertical, son más incisivos".

En su caso, cuentan en la Bodega El Monte un fino denominado 'Cebolla', que no deja de ser "el único vino fino de toda Montilla-Moriles con medalla en los cinco certámenes más importantes, y por algo será". Eso al margen e premios logrados en Reino Unido, Estados Unidos, China o Madrid. Lo dicho, distintos y especiales.

¿Con qué maridan a la hora de comer?

Algo muy importante para mucha gente es saber con qué platos se pueden beber estos fantásticos vinos. Por lo pronto, hay que señalar que mientras que una uva tinta da para hacer tintos y como mucho un rosado, la variedad PX abre esa gama hasta extremos insospechados. Lo dice Doblas: "Con la PX puedes hacer un blanco joven, un vino de tinaja, un fino, un solera, un amontillado, un Pedro Ximenez, un cream, un pale cream, un palo cortado, todos eso con la misma variedad de uva". Hasta tal punto que una comida completa, incluido el postre, puede abrirse y cerrarse sólo con vinos de esta variedad.

Vino de Moriles
Vino de Moriles

Precisamente, en su bodega hay un vino de tinaja elaborado en tinaja tradicional con control de temperatura, "impensable antiguamente".

"Tenemos vinos blancos tranquilos, vinos jóvenes, que tienen una buena salida en alta restauración, con una salinidad y una frescura que permite trabajar con el atún en todas sus versiones, y los pescados casan de maravilla con nuestros vinos, al igual que los entremeses y los cócteles", detalla López. Hay que tener en cuenta que son finos que necesitan conversación; no son vinos de a copa parada. Están pensados para un encuentro con amigos o para ir de Feria.

Y si es de tanta calidad, ¿eso se nota en el precio? "Evidentemente, poco a poco vamos subiendo", añade Doblas, quien recuerda que este año la uva está bastante más cara que el año pasado, entre un 30 y un 40%. Pasa como la generalidad de la DO, donde los precios siguen estando por debajo de la excelencia en la calidad e su producto. Pero "hemos tocado fondo y ahora vamos yendo para arriba".