La delegada de Cultura de la Junta en Córdoba, Cristina Casanueva (PP), ha pedido esta mañana al Gobierno central que "ponga en valor espacios para que se conviertan en recursos culturales", como es el caso, por ejemplo, del santuario ibero del Cerro del Sastre, en el municipio de Montemayor.
Se trata de un espacio que en el año 2004 salió a la luz cuando se estaba ejecutando la autovía Córdoba-Antequera A-45 y que por su importancia llegó a desviar el trazado de esta infraestructura, pero "lleva mucho tiempo sin ponerse en valor y cubierto de jaramagos, por lo que no es visitable", ha indicado la delegada, quien apunta a la titularidad del Ejecutivo central, concretamente del Ministerio de Fomento.
"En su día, una vez que se valló con un cubierta hubo un intento de ceder ese espacio al Ayuntamiento de Montemayor, que no cuajó y sigue siendo del Gobierno central". Por eso, "le solicitamos un compromiso serio y constante por conservar y mantener el patrimonio".
Este yacimiento turdetano (que se recrea en imágenes elaboradas por el estudio Arkeotexturas) es de época íbera, aproximadamente del siglo III antes de Cristo y presenta una amplia escalinata de acceso. En su centro se encuentra un pozo, probablemente destinado a ritos religiosos. En su interior tan sólo se han encontrado pequeños fragmentos cerámicos de la época. Se baraja la posibilidad de que este santuario se configurase como un estratégico centro de poder político-religioso de la comarca. Se destaca que el santuario estaba cubierto por un montículo artificial, que se realizó en la época, seguramente para conservarlo o para purificarlo.
Según Casanueva, la zona de Montemayor ha demostrado ser un muy interesante lugar de concentración arqueológica, ya que allí también en 2019 se localizó restos de un carro íbero en el Cerro de la Horca de entre finales del siglo V primera mitad del siglo IV antes de Cristo.
A eso hay que añadir el hallazgo de restos de una batalla de la guerra civil entre cesarianos y pompeyanos en la antigua Ulia (actual Montemayor) con cientos de proyectiles de hondas, puntas de lanzas y flechas y otros restos de la contienda, si bien aún está por localizar dónde se ubicaron los campamentos de ambos ejércitos contendientes.
