El pasado 2019 ha roto la tendencia descendente en materia de ejecuciones hipotecarias iniciadas en los registros de la propiedad, que pueden acabar en desahucios, de los últimos seis años, al pasar de las 508 inscripciones de certificaciones en 2018 a las 522 en la provincia de Córdoba. Lo que supone un incremento interanual del 2,7%, según los datos que tiene en su web el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Evidentemente, de 2014 hasta 2019 las ejecuciones hipotecarias descendieron, y mucho, puesto que si hace seis anualidad se registraron 2.022, en comparación con las del pasado año son casi un 300% más. Desde entonces, ha ido en claro descenso, con 1.574 en 2015; para 2016 fueron 1.378, y se quedaron en 832 en el año 2017.
En cuanto a viviendas urbanas, las ejecuciones hipotecarias de 2019 se quedaron en 193, es decir siete menos que el año anterior y 674 por debajo que en 2014, lo que supone una caída cercana al 250%. De igual modo, estas operaciones han ido en descenso desde ese año, pero el salto más brusco se produjo entre 2016 y 2017, con 379 menos de golpe, al pasar de las 739 a las 360 en tan sólo 12 meses.
Igualmente han descendido las operaciones sobre fincas rústicas, que el pasado año sumaron 32, frente a las 168 del año 2014, al igual que ha ocurrido con los solares urbanos, que si hace seis años se registraron 115 ejecuciones en 2019 fueron 21.
¿Dónde esta el incremento, pues? En el capítulo de otras fincas urbanas que no son solares. En esta ocasión han sido 276 ejecuciones hipotecarias, cuando en 2014 fueron 872, pero en 2018 sumaron 249.
