En el Norte de la provincia de Córdoba hay un número interesante de municipios sin casos de coronavirus. Entre ellos está Añora, que es prácticamente el centro geográfico del Valle de Los Pedroches, con 1.527 habitantes en 2019 (tres más que el año anterior, según el padrón), y una economía basada en la ganadería, la agricultura y el turismo gracias a iniciativas como las Olimpiadas Rurales, que este año tiene todas las papeletas para no celebrarse.
Su alcalde, el popular Bartolomé Madrid, ha planteado que ha sido cuestión de "suerte, porque en esta pandemia nadie puede salir a la calle enarbolando la bandera de ser el más previsor y colgarse las medallas; eso es una falacia". Pero nadie le puede negar tampoco que su previsión también ha jugado a favor de su municipio.
Por lo pronto, como la mayoría de los municipios cordobeses, recibieron a los huidos de Madrid, "con los que hablé personalmente uno a uno, para indicarles que tenían que estar confinados como todo el resto del pueblo". Y así ha sido, porque todo el mundo ha asumido un "protocolo muy rígido, riguroso y necesario para combatir la situación".
"Hemos puesto absolutamente todos nuestros recursos del Ayuntamiento en la luchar contra la pandemia y minimizar al máximo los riesgos", una cuestión que como bien señala el regidor comenzó una semana antes de que estallara la situación cerrando todas las instalaciones municipales, como el gimnasio, el polideportivo y los parques, "a costa de ser calificado de alarmista". Eso sí, los vecinos y vecinas de a pie entendieron la medida, que ahora se ha visto, a toro pasado, que fue la correcta para evitar aglomeraciones, el gran aliado del coronavirus.
Material para años
Además de eso, comenzó a hacer acopio de material, incluidas pistolas de temperatura. Tanto que a día de hoy, si no surgiera ningún caso de infección positiva, "tendríamos para años". Sobre todo pensando en los mayores de la residencia de 42 plazas, donde la mayoría, si no todos, de sus residentes sobre pasan los 85 años.
Así, solicitaron desde el principio a empresas españolas y chinas ese material necesario y entre tanto se formaron grupos de trabajo, coordinados desde el Ayuntamiento, gracias a los cursos y talleres de confección y empleo, con más de 40 mujeres y algún que otro hombre para elaborar mascarillas, batas y buzos de calidad. Ya se han hecho más de 7.000 que se han repartido por el pueblo, "todo el mundo tiene material en sus casas", y se han repartido igualmente por otrosmunicipios de Córdoba, Andalucía y de fuera también.
El material está esterilizado y es el propio alcalde quien realiza el reparto a diario en paquetes de 15 mascarillas que aguantan entre dos y tres lavados., han sido testadas con aerosol al trasluz, y se continúan confeccionando. "Habremos usado ya unos 1.000 metros de tela que adquirimos de dos tiendas del pueblo, y que ahora se han quedado sin género pero se abastecerán esta semana". Todo ello, a pesar de la complicación de encontrar gomillas para su elaboración.
A eso se le añaden otras 300 mascarillas homologadas llegadas hace tres días de China y otras 1.000 que permanecen en la aduana a la espera de obtener luz verde para continuar su camino.
Aparte de eso. se desinfecta el municipio a diario con tractores y mangueras a base de hipoclorito comprado por el Ayuntamiento y en parte de material de la Diputación y de la cooperativa ganadera del municipio, El Cajilón, y otro material que aguanta más en el ambiente para los fines de semana., que es cuando se centran los esfuerzos en las entradas de los locales más utilizados como son los supermercados, la farmacia y la residencia.
Precisamente, es en el centro Fernando Santos donde los esfuerzos se han volcado más. Allí se ha contratado un experto en prevención desde el primer día, que asesora y ordena al personal en tareas preventivas, además de alquilar (que seguramente habrá que comprar de seguir la situación como hasta ahora) tres contenedores con ozono para la desinfección, donde hay dos personas de limpieza siempre esterilizando todo y donde el personal que entra y sale se cambia de ropa siempre.
Aparte de eso, en las mesas de comedor, que son de cuatro comensales, se han instalado mamparas de metacrilato en forma de cruz para que se puedan ver, pero no contagiarse. Eso ha dado sus frutos, porque ayer mismo, miércoles, la Junta practicó los consiguientes test a residentes y trabajadores y "todos han dado negativo", lo que no deja de ser un enorme alivio.
La gran incógnita es saber lo que va a pasar después. Por lo pronto, al ser un municipio eminentemente ganadero, "nos mantenemos algo, porque la actividad en el campo ha continuado". Otra cosa son los servicios, la hostelería y el turismo rural, que supone un duro golpe económico para Añora por la parálisis en la que está sumida. Pero , como bien dicen en multitud de películas y cuentos, eso es otra historia.
