Distrito Norte-Sierra

De videoclub a 'templo frikie' en tan sólo un año

Rafa Verde asegura que es el último de los 100 videoclubes que había en el año 2000 en la capital, pero que fueron cerrando por la irrupción de Internet, primero, y de las plataformas digitales, luego
Rafael Verde, del videoclub Mary 2
photo_camera Rafael Verde, del videoclub Mary, posa con la princesa Leia al fondo

Entrar hoy por hoy en el Videoclub Mary es como adentrarse en un paraíso Frikie (en el más noble sentido de la palabra, si es que eso existe). En este caso es 'frikie' de coleccionista; 'frikie' de cazador de rarezas de ésas que sólo se encuentran en tiendas donde se esconden en los cajones los mogwais entre extrañas flores de loto a los que no hay que dar de comer después de la medianoche.

Lo dice el propio Rafa Verde, que 'heredó' la tienda hace dos décadas cuando su padre se jubiló, aunque lleva 30 años correteando entre cintas y DVDs de películas, hasta el punto de que con sólo ocho años ya asesoraba a los clientes sobre qué llevarse a casa dependiendo del gusta de cada cual. "Es ya una tienda de cultura, quizá Pop, porque llegas y lo mismo te encuentras un cómic, que un CD o un vinilo o un libro; ya no es un videoclub al uso con sólo películas".

Lo que ocurre es Mary es una tienda emblemática. No sólo en el barrio de Santa Rosa, sino mucho más allá: En la ciudad, donde es más que probable que sea la única que quede en su género. "Lleva 38 años abierta y si la mantengo es porque me encanta el cine y el negocio del videoclub; es algo que se lleva en la sangre".

Rafael Verde, del videoclub Mary

Pero una cosa es el amor irracional y otra bien diferente es llegar a final de mes. Por este motivo, Rafa Verde se reintentó a sí mismo, buscó una fórmula para diversificarse y ahora vende desde libros, hasta cómics, muñecos, pasando por discos de vinilo, CDs y hasta hay un pequeño rincón donde aún se pueden encontrar películas en formato VHS a sólo un euro.

En fin que gracias a esos nuevos productos de toda la vida, el negocio se mantiene, hasta el punto de que suponen el 50% del negocio en la actualidad, y eso que empezó con esta iniciativa de venta directa y por Internet de productos de coleccionismo el pasado año. "Cubre prácticamente lo que ha bajado en alquiler de películas en los últimos tiempos", señala.

Y es que si no puedes con el enemigo, hay que aliarse con él. Y es lo que este hombre acabó haciendo. A su memoria llegan los mejores años del negocio de alquiler de películas. Era el año 2000, un terrorífico cambio de siglo que dio mucho de qué hablar, y por entonces había en la capital cordobesa unos 100 videoclubes. De hecho su familia tenía varios locales repartidos por distintos barrios. "Ocurrió cuando el DVD y los sistemas Dolby arrasaron con el VHS y esto estaba en su apogeo y ganábamos bastante dinero". Parecía que iba a ocurrir una segunda oleada tecnológica con el Blue-Ray, que comenzó muy fuerte y y lo vendieron como el siguiente paso en la evolución audiovisual, "pero murió prácticamente antes de nacer".

Rafael Verde, del videoclub Mary 1

Primero fue la popularización de Internet, cuando su instalación se abarató y la accesibilidad llegó a prácticamente todos los hogares. Por entonces "todo el mundo se descargaba películas y fueron cerrando negocios, hasta incluso cayeron las grandes cadenas que había como el Blockbuster y acabó con la mayoría". Después de esa irrupción de novedades, "nos quedamos vivos unos seis videoclubes y más o menos nos mantengamos e íbamos bien", recuerda Rafael.

Pero el último palo tecnológico fue fulminante y llegó en forma de plataformas digitales. "Eso ha sido la muerte con Netflix y demás, y cerraron todos hasta que me he quedado solo". En la actualidad, aunque todavía hay gente que entra y pregunta si 'La Capitana Marvel' ha salido ya en DVD, porque en efecto la evolución llega por fases y de forma escalonada a las casas, la inmensa mayoría entra para llevarse revistas de terror, una cabeza de Darth Maul, aquel ejemplar perdido de Vértice de Puño de Hierro salido en los 70' del siglo pasado, el histórico 'Made in Japan' de los Purple en formato de CD o una selección de temas de Flamenco en cinta cassette.

Para todos los gustos... Por cierto, los posters, por desgracia no se venden, así que ahórrense preguntar por ellos.