EFEMÉRIDES

Tal día como hoy en 1947 se inaugura la escuela de aprendices de Electromecánicas

Los alumnos admitidos en la escuela recibían formación para incorporarse con el tiempo a la plantilla de la fábrica 
Fray Albino en un acto en Electromecánicas
photo_camera Fray Albino en un acto en Electromecánicas

Un 1 de octubre pero de 1947 la Sociedad Española de Construcciones Electomecánicas, S.E.C.E.M., inaugura de forma oficial la que sería la escuela de aprendices de la Electromecánicas. 

El centro, inaugurado y bendecido por el obispo Fray Albino, estaba concebido para formar a los hijos de los obreros de la SECEM con el objetivo de que, cuando se hicieran mayores, pudieran incorporarse a la plantilla de la conocida fábrica cordobesa, que en esos años estaba dirigida por Benito Arana. 

Así, esta actividad se desarrolló durante muchos años. De cualquier modo, la mayoría de los alumnos admitidos al finalizar sus cuatro años de formación, ocupaba diferentes puestos en la factoría como torneros, fresadores o caldereros. 

Una forma de actuar que tiene mucho sentido si se tiene en cuenta que durante muchos años la consecución de un puesto de trabajo en la conocida popularmente como 'la Electromecánicas' fue la meta para muchos cordobeses. En ese momento, se consideraba un trabajo seguro y relativamente bien remunerado a lo que había que añadir el beneficio que la fábrica proporcionaba a los trabajadores con las viviendas que SECEM construyó para alojar a parte de sus empleados.

De hecho, el barrio era en un principio una agrupación de casas a la entrada de la fábrica dotado con iglesia, colegio, economato y un barrio anexo separado por la carretera de entrada a la fábrica que era el denominado "barrio de los ingenieros". Posteriormente se creó otro barrio en la margen derecha de la carretera de Palma del Río (Electromecánicas II) y un tercero en la misma margen de la carretera pero unos 700 metros más adelante (Electromecánicas III). Entre el 2 y el 3 se creó un 'centro comercial' donde se construyó otra escuela, un estadio de fútbol, tiendas, barbería y otros servicios.

El mantenimiento dependía de la propia SECEM, así como su vigilancia que era llevada a cabo por guardas en nómina de la empresa que recorrían los barrios en bicicleta y entre sus cometidos se encontraba incluso el apagado-encendido del alumbrado de sus calles. Con el tiempo la empresa se desligó de las casas y las vendió a bajo precio a sus inquilinos.