Efemérides cordobesas

Tal día como hoy, de 1988, se amplió el cementerio nuclear de El Cabril para acoger más vertidos

En sólo 12 meses aumentaron un 8,1 por ciento la cifra de bidones almacenados hasta sumar los 7.111
Cementerio radiactivo de El Cabril, en Hornachuelos
photo_camera Cementerio nuclear de El Cabril, en Hornachuelos

Cuando en 1961 el régimen franquista se quitó de encima unos cuantos bidones de 220 litros cada uno con carga radiactiva en una antigua mina de uranio de Hornachuelos sin comunicárselo a nadie, comenzó lo que sería la polémica historia del único cementerio nuclear de elementos radiactivos de media y baja intensidad que existe en España.

Según indica Wikipedia, comenzó de forma algo más 'oficial' con una planta piloto de tratamiento de residuos sólidos y líquidos, con capacidad de almacenamiento seguro de unos 900 bidones. En seguida se quedó pequeño y se llevaron a cabo tres módulos para almacenamiento temporal en superficie, con una capacidad de 5.000 bidones cada uno, que no entraron en funcionamiento hasta febrero de 1985. La autorización real para llevar a cabo allí esa actividad llegó en 1987 y para 1988 ya contenía en su seno un total de 6.535 bidones.

Pero la generación de ese tipo de material, procedente sobre todo de centros de investigación, industrias y hospitales con uso de isótopos, llevó a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, S.A. (Enresa), que tomó el relevo de la ya inoperante Junta de Energía Nuclear (JEN), tal día como hoy de hace 32 años (según Cordobapedia), a ampliar este cementerio hasta el punto de que al año siguiente ya contenía 7.111 bidones, es decir un incremento de 576 unidades más, o si se prefiere en porcentaje un 8,1% más en doce meses.

Y una vez que el conocimiento de este sitio, hasta entonces velado, si no oculto, a la opinión pública, se iniciaron las movilizaciones por parte de ecologistas y partidos del espectro político de la izquierda. De hecho, ya en 1987, cuando se empezaron a llevar los residuos de centrales nucleares y decidirse desde el Gobierno que todos sesteos residuos generados en el país fueran a parar allí hasta el año 2000, con lo que se volvía a ampliar el recinto, hubo movilizaciones de protesta en Hornachuelos con una huelga general convocada por el Ayuntamiento el 21 de diciembre, a escasos días de las fiestas navideñas.

Si en noviembre de 2009 esta ya al 61,57%, se estima que estará lleno rondando el año 2030, es decir en una década.

Según el informe sobre los residuos radioactivos de Greenpeace de 2010, la dosis de superficie emitida por un bidón como los enviados a El Cabril superaría varias veces el límite anual admisible para un ser humano. Al menos, ese mismo año una orden ministerial fijó la asignación económica que reciben anualmente cuatro localidades por su proximidad a El Cabril.​ Y es que en 2009 les correspondieron 1.900.000 euros, de los que el 50% para Hornachuelos, cerca del 26% para Fuente Obejuna y el 24% restante a repartir entre Las Navas de la Concepción y Alanís. Pero los vecinos, al menos, siguen reclamando su parte real de lo que se prometió en su momento.

Por cierto que todavía sigue sin resolverse el futuro de lo que se supone será el Almacenamiento de Residuos Radiactivos de Alta para traer todos estos elementos generados en Europa a España y que a finales del siglo pasado desde el Gobierno se consideraba que el Valle de Los Pedroches, por su capa granítica natural, sería un buen sitio para ello. Ahí queda eso.