Efemérides cordobesas

Tal día como hoy del año 65 muere el poeta cordobés Lucano en Roma

Nerón lo condenó por participar activamente en la conspiración de Pisón que se estaba fraguando contra el emperador
Calle Lucano
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Lucano murió un día como hoy en Roma en el año 65 hace la friolera de 1.955 años. El que fuera sobrino del filósofo cordobés Lucio Anneo Seneca se trasladó siendo muy pequeño, con apenas ocho meses, a Roma con toda su familia y donde su tío tenía ya una notable fama. Sin embargo, el filósofo tuvo que sufrir el exilio en Córcega durante ocho años por orden del emperador Claudio y no fue hasta el año 49 cuando pudo volver y ocuparse de la instrucción de su sobrino Lucano. 

Sea como sea Lucano, que murió a los 26 años, mostró una gran precocidad por lo que fue un poeta laureado a una edad muy temprana. De hecho, Córdoba cuenta con una calle dedicada a su figura en el Barrio de San Francisco. 

Su considerable obra está compuesta, entre otros títulos, por Ilíaca, Saturnalia, Catachtho-mony y Silvas; una tragedia, Medea; 14 libretos de pantomimas concebidas para el baile; un escrito dirigido a su joven esposa, Pola Argentaria, aunque sin embargo, su obra principal que nos ha llegado fue su epopeya en 10 cantos sobre la guerra civil entre César y Pompeyo, que lleva el título de Farsalia.

Sin embargo, su corta vida no estuvo exenta de épocas más oscuras. Si a los 17 años Lucano era ya autor de tres composiciones y podía declamar en latín y griego y contaba con el apoyo del propio Nerón, que le incluyó en su 'cohors amicorum' es decir, su círculo de amigos, recibiendo a los 21 años la dignidad de poeta laureado, la situación no duró eternamente.

De hecho, el propio Nerón le honró nombrándolo augur e incluso dándole el cargo de cuestor de forma honorífica antes de haber cumplido la edad reglamentaria para poco tiempo después caer en desgracia debido a la vesánica conducta del emperador, que era también poeta y le tenía envidia.

Le prohibieron, incluso, realizar lecturas públicas. Los últimos cuatro años de su vida, Lucano no sólo alternó sus escritos con composiciones satíricas y acusadoras contra el emperador y sus colaboradores, sino que llegó a participar activamente en la conjura de Pisón que se estaba fraguando contra el emperador.

Cuando la conspiración fue descubierta a causa de la imprudencia de alguno de los implicados, Lucano hubo de sufrir crueles interrogatorios, a lo largo de los cuales negó, admitió y se retractó alternativamente de sus culpas. Aunque estos testimonios no son demasiado dignos de crédito, al parecer llegó incluso a acusar a su propia madre para disminuir sus responsabilidades.

Sobre este punto, cabe pensar que fue parte de la campaña de desprestigio de Nerón, ya que nunca se llegó a abrir un proceso contra la mujer. Lo cierto es que, tras recibir su condena a muerte, cuya forma de ejecución fue dejada a su elección, asumió una actitud digna y, en el mejor ejemplo de estoicismo posible, se cortó las venas el 30 de abril del año 65, y expiró recitando unos versos en los que había descrito el fin de un soldado que sufría su misma muerte, versos éstos que, por cierto, no han llegado hasta nosotros.