Efemérides cordobesas

Tal día como hoy, de 1948, el doctor Fleming revolucionó la ciudad de Córdoba con su visita

Los cordobeses y cordobesas se agolparon en masa en torno a la Puerta del Puente para agradecerle con sinceridad y muchísimo cariño su descubrimiento de la penicilina que salvó muchas vidas y le hizo meritorio del Premio Nobel
El doctor Fléming y su esposa, con el doctor Rafael Blanco León
photo_camera El doctor Fléming y su esposa, con el doctor Rafael Blanco León

"¡Olé, torero!", "¡Viva la madre que te parió!". Fueron algunos de los mensajes cariñosos lanzados por el pueblo cordobés a un sorprendido Alexander Fleming, que tal día como hoy de 1948 visitó Córdoba procedente de Sevilla rompiendo la monotonía de una ciudad típica de provincias en la que apenas sí se daban sucesos emocionantes. Y el e la presencia de quien descubrió la penicilina salvando con ello a más de un cordobés y cordobesa con tuberculosis corrió como la pólvora aquella feliz jornada de hace 72 años.

El médico, científico e investigador escocés llegó al mediodía a la ciudad de los Omeyas, pero ya el pueblo sabía de su llegada y en masa acudieron miles de persona al entorno del Puente Romano, ya que la Puerta del Puente había sido como escenario para su recepción en la que iba a jugar un papel muy importante como anfitrión el doctor Rafael Blanco León, toda una eminencia en la ciudad (y también a nivel nacional) que había mantenido una intensa relación epistolar con Fleming, y el alcalde de entonces, Rafael Salinas.

¿La idea? Algo tan sencillo como emotivo. Su descubrimiento cambió la vida de quienes estaba ya desahuciados y éstos sólo querían demostrarle su agradecimiento y su respeto de forma natural. Precisamente una de las anécdotas del día que tuvo que llegarle al alma al descubridor de la penicilina fue cuando, según narra con detalle Cordobapedia (merece la pena leerse el capítulo al completo por la profusión de detalles sabrosos del día), "un modesto trabajador, consiguió llegar hasta el profesor Fleming exteriorizando su intensa emoción, diciéndole: -Maestro, gracias a su invento ha salvado la vida de mi hija. ¡Vale usted más que Manolete!. En un gesto de agradecimiento le beso las manos dejándolas bañadas de lágrimas. Posteriormente una mujer volvió a reproducir la conmovedora escena.

El doctor Alexander Fleming en Córdoba

Eso para alguien con el suficiente sentido del humor como para calarse con gracia un sombrero cordobés con el que posó para los asistentes tuvo que hacerle sentir que realmente había hecho algo grande por la humanidad. Además, según narra, el aspecto físico del Premio Nobel irradiaba vigor, inteligencia y algo de picardía en su mirada de ojos azules, lo que provocaba si cabe aún mayor admiración hacia su persona, quizá porque era, a la vez, alguien muy cercano, de carne y hueso, a quien hablar y tocar con devoción.

Evidentemente, visitó la Mezquita-Catedral en un recorrido prolongado no por la distancia, sino por la imposibilidad de desplazarse a una velocidad normal ante la ingente masa de personas que se había concentrado en aquel punto, con calles engalanadas como si fuera el paso del Corpus Christi. Visitó también el Museo Julio Romero de Torres y comió en el Círculo de la Amistad junto con unos 200 comensales más, en plan boda. No en balde se le regaló a su esposa  "con una magnífica bandeja de filigrana en plata típica de la artesanía cordobesa". Por la tarde fueron a Medina Azahara y el Monasterio de San Jerónimo, anticipándose a la intención actual de realizar paquetes turísticos conjuntos a ambas maravillas de la Sierra cordobesa.

Fleming que tan impresionado por el recibimiento que quiso despedirse del pueblo e Córdoba con una carta publicada en el Diario Córdoba en la que decía: "Deseo expresar mis más sinceras gracias al pueblo de Córdoba por la forma y entusiasmo con que nos han recibido. La ciudad alegre con colgaduras y en el pueblo con su alegría y entusiasmo. Especialmente he notado los niños cuyos vítores alegraron mi corazón. Deseo a todos buena suerte y espero que nunca necesiten Penicilina".

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