El cine a la antigua usanza, con sala y pantalla grande, se debate en estos momentos en una etapa de indefinición. Tan pronto desaparecen multitud de salas como se ponen en marcha otras con más prestaciones y tecnología. De hecho ayer mismo se publicaba la noticia acerca de que vuelven los multicines al centro comercial Arcángel. El cambio de usos precipitado por Internet hace ya muchos años sumado a las baratísimas plataformas digitales hacen que las ciudades de provincias en general vean que lo que fue una forma de ocio predominante esté ahora en peligro de extinción. Generaciones tienen sin embargo en aquellos recintos gran parte de su historia sentimental y familiar, de su infancia, de paso del tiempo en suma.
Uno de los cines míticos de Córdoba fue el Isabel la Católica. Pero justo en ese lugar hubo otro antes, que seguro recuerdan los mayores del lugar. Se trataba de El Rinconcito. Ocupaba ese mismo solar, pero tenía la particularidad de que era un cine de verano, puesto que el edificio en el que se ubicó más tarde el Isabel la Católica no se había construido. Antes de ambos estuvo allí ubicado el Hospital de los Desamparados.
Este cine, como recoge Cordobapedia, tenía una entrada que daba a la Puerta del Rincón y otras dos a la calle Adarve. Precisamente en esta enciclopedia aparece un testimonio de un usuario que participa en la redacción de sus entradas, con el seudónimo de Femarcan, que fue cliente de El Rinconcito y explica algunas curiosidades:
"Con respecto al Rinconcito, sobre su solar se levantó, nada más y nada menos que el Cine Isabel la Católica, que me figuro seguirá en activo. Tenía el Rinconcito una peculiaridad, de la que nos solíamos reír los nenes que íbamos por 2,50 Ptas. a las sesiones de cine. Era que el diseño del patio, suelo naturalmente de arena, tenía una exacta forma de "caja de muerto" y así lo denominábamos a veces. La entrada a la cuesta que baja para Isabel Losa, y tenía dos puertas de salida al callejón de Adarve. En la parte de atrás, en la esquina, mirando a la pantalla, tenía una parra. Este cine lo gestionaba Don Antonio Cabrera, celebre empresario de cines y que posteriormente edificó el Isabel la Católica. Era curioso ver como este hombre, con unas llamativas y elegantes melenas blancas, se sentaba a última hora de la primera función, un rato, para calcular, a ojo, los clientes que había tenido. Posteriormente, se marchaba en su coche negro, con su chófer y recorría los demás cines de invierno."
Antonio Cabrera puso en marcha no sólo el Rinconcito, sino el Coliseo San Andrés, el Cabrera Vistarama, el Palacio del Cine, el Cinema España o el Cine Salón de San Lorenzo, todos desaparecidos salvo el de San Andrés. Por su parte el Salón de San Lorenzo fue el primer cine de verano de barrio en la ciudad, inaugurado en 1923.
