EFECTOS DE LA COVID EN LA RESTAURACIÓN

La hostelería apoya la idea de Benamejí para que se amplíe el horario de reparto a medianoche

Insisten en que no son los culpables del repunte de infectados, pero "alguien tiene que pagar el pato y como siempre somos nosotros"
Trabajadores de El Globo
photo_camera Trabajadores de El Globo

La restauración está pasando por un momento crítico agravado por las restricciones y con la mirada puesta en el próximo domingo, cuando se reunirá la comisión de expertos para decidir si se abre la mano o se cierra aún más el puño desde la Junta de Andalucía en las medidas para frenar el avance de la pandemia mundial.

Un posible cierre de la hostelería sería desastroso para estos negocios que están tratando de reciclarse ahora que todavía se está con cierta libertad de movilidad y que han optado por sacarse la licencia para repartir comida a domicilio o venderla preparada para llevar desde el propio local.

Es el caso de El Globo, donde tras el primer confinamiento optaron por realizar entregas de comida en casas de particulares como fórmula para diversificar la actividad, según uno de sus propietarios, Fran Moya. "No es la panacea ni nos resuelve el apuro, pero nos permite no ahogarnos antes", señala , para añadir que de seguir así "vamos a tener que trabajar para pagar las deudas y eso no es sostenible".

Por el momento y a la espera de que lo peor tarde lo más posible, el Ayuntamiento de Benamejí ha optado por trasladado un escrito a la Junta de Andalucía para que se tome en consideración la flexibilización horaria para el reparto a domicilio, enviando, así, un balón de oxigeno a sus hosteleros, que son uno de los grandes perjudicados de esta pandemia.

El objetivo de la petición es que los hosteleros de "nuestro municipio puedan ofrecer servicio de reparto de comida y bebida a domicilio hasta las 12.00 de la noche, siempre y cuando se cumplan las medidas de seguridad en el reparto, así intentamos minimizar el impacto que acarrea el cierre de los establecimientos a las 22.30 horas".

Rafael Conde, propietario de Arhua

Una medida que, evidentemente, suscriben los hosteleros en la capital. "Claro que estamos a favor de ampliar ese horario", asegura Moya, porque "toda medida o flexibilidad es poca para nosotros". En su negocio, la venta a domicilio prácticamente se limita a los fines de semana, con entre cinco y seis solicitudes los sábados y hasta una docena los domingos y como curiosidad la mayoría de sus clientes 'lejanos' son de Levante y Fátima, aunque los hay de Miralbaida, Carlos III o la nueva zona en torno al Hipercor.

Rafael Conde es el propietario de Arhua. Un local que abrió sus puertas hace apenas dos meses en la zona del Vial Norte, con la opción desde el principio de repartir comida a domicilio. "Evidentemente que ampliaría el servicio a domicilio hasta las 00.00, porque nos vendría a todos muy bien, a nosotros los hosteleros y a los clientes". En su opinión, "no es lo mejor ni la solución, pero algo es algo".

A la espera de lo que ocurra el día 8, Conde es de la opinión de que se está poniendo muy complicada la situación y explica que si abrieron en plena crisis sanitaria es porque "era una buena oportunidad que me salió y, además, nunca pensé que fuera a caer lo que nos está cayendo ahora". En este sentido culpa de la situación tanto a la gente como al Gobierno "porque lo estamos haciendo mal".

No obstante, ha lanzado el mensaje de que la hostelería "no es la culpable de lo que está pasando, pero alguien tiene que pagar el pato y nos ha tocado a nosotros, como siempre".

"Que sepamos no se ha producido aquí ningún contagio ni del personal ni de los clientes", asegura también Fran Moya, quien declara tener todo tipo de medidas en marcha para ellos, desde la purificación del aire con ozono cuando cierran a las 18.00 horas, hasta mantener las puertas todo el tiempo abiertas y los toldos sin cerrar en la terraza. "El miedo que tengo es por la plantilla, porque al fin y al cabo yo puedo seguir manteniéndome trabajando con mis ocio, pero ellos si no hay trabajo se tendrán que ir a la calle", ha especificado.

Por el momento, una muy mala señal es que a estas alturas del año, no se ha producido ninguna reserva para las cenas y comidas de empresa por Navidad. Solemos tener unas 170 en época normal y comienzan a pedírnoslas en la última semana de septiembre y a lo largo de octubre, pero este año mucho me temo que nos vamos a olvidar de ellas.